• La curva de aprendizaje es la relación entre el desempeño o progreso de una persona que está aprendiendo una actividad o tarea nueva, y el número de tiempo o intentos para realizar esa tarea.
  • Es necesario que tus jefes o las personas a cargo de ti te enseñen paso a paso los detalles del trabajo que debes desarrollar, dándote cargas pequeñas de trabajo antes de pasar a los grandes proyectos.
  • Si quieres comparar tu progreso, hazlo contigo mismo. Si quieres competir, hazlo contigo mismo. Si quieres destacar, desafíate a ti mismo.
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“Algunos quieren destacar, otros quieren perfección, pero yo solo quiero aprender”, es lo que me dije mientras me miraba al espejo un domingo por la noche, cuando estaba preparando mi ropa para el trabajo. 

Aprender. Una palabra desafiante. Si alguien desea aprender, no solo en el área profesional, sino en cualquier área de la vida, inevitablemente tendrá que estamparse una o mil veces contra el error. La realidad es que, en la vida, no todo es idóneo, pero siempre hay lecciones en el camino que nos impulsan para crecer.

En el momento en que decidimos aprender, es necesario saber que habrá retos y desafíos; el proceso puede sacarnos de nuestra zona de confort e incomodarnos. Es natural que duela unas veces, y otras más, que disfrutemos de los frutos que generan nuestros esfuerzos; es el ciclo del aprendizaje, y está bien. 

En mi primera chamba he triunfado y me he resbalado, he salido de mi zona de confort y me he desanimado, he tenido días de alegría y sol, otros han sido días de estrés y confusión. Estoy segura que esto es normal, y que no soy la primera a la que le pasa, ni seré la última.

Hoy estoy aquí y tengo la oportunidad de escribir hacia mi generación, la Generación Z y sí, estamos juntos en esto. Te entiendo.

Que nadie te diga que no puedes lograrlo

“Todos tenemos una curva de aprendizaje diferente”, las personas suspiraban y me decían esta frase cuando les contaba mis dificultades para aprender de negocios, tecnología y finanzas cuando estudié literatura. Usaba mi creatividad para contar historias con objetivos diferentes.

La frase era como una palmadita de ánimo, pero me hacía sentir como si no tuviera la capacidad para aprender. Así que me puse a investigar de qué se trataba en realidad.

La curva de aprendizaje es la relación entre el desempeño o progreso de una persona que está aprendiendo una actividad o tarea nueva, y el número de tiempo o intentos para realizar esa tarea. Se mide mientras la persona aprende la habilidad y mejora a lo largo del tiempo, cuanto más practique y se dedique a desarrollar estas tareas.

La curva de aprendizaje puede lucir distinta para cualquiera de nosotros, ya que depende de nuestras habilidades y experiencias pasadas —y sí, nuestros errores tienen un protagonismo especial en esta curva. 

Por ejemplo:

  • Si acabas de entrar al trabajo, y las actividades que tienes que completar son sencillas al inicio y demuestras que tienes el potencial; pero meses después, o un año después alcanzas la competencia y el límite de tu capacidad, estás en una curva de rendimiento decreciente. Tiempo después de haber adquirido todas las habilidades, sentirás que necesitas crecimiento.
  • Cuando estás en una curva de aprendizaje exponencial, aunque el proceso es lento al inicio, mientras más se practica y pasa el tiempo, la persona se vuelve experta en la labor y el aprendizaje es estable.
  • La curva más habitual es la S, que es cuando una persona se enfrenta por primera vez a un conocimiento o tarea. Al principio, el ritmo tiende a ser lento y puede estar lleno de errores, debido a que se está atravesando por experiencias nuevas. Cuando se adquiere la experiencia y el aprendizaje, el progreso se facilita hasta que la curva se estabiliza y sigue una línea recta.

En mi caso, la curva en la que estoy navegando, a veces con dificultad, otras con alivio, es la curva en S. Entiendo que estoy aprendiendo algo completamente nuevo para mí, y que hacerlo me tomará un tiempo. 

“Fallo, luego existo”: sin miedo al error, es tu mejor maestro

Nos han hecho creer que el error es una parte negativa del aprendizaje y la experiencia. A veces me siento atemorizada de fallar, pero estoy aprendiendo que es el error lo que me regala la habilidad para defender mi trabajo, levantar el rostro y entender por qué y para qué escribo. Es el error, y volver a intentarlo una vez más, lo que en un futuro le dará una identidad más definida a mi labor.

Antes de que Descartes mencionara su famoso: “Pienso, luego existo”, San Agustín, el filósofo, ya había dicho: “fallor ergo sum” que significa “fallo; luego existo”. Y es que equivocarse, aún más que acertar, ejerce un impulso en nosotros para desarrollar nuestras habilidades, carácter y mejorar nuestros hábitos. 

Ahora que estás en la primera chamba te enfrentarás a que no lo sabes todo y eso es mejor de lo que imaginas. El mundo laboral es tan distinto a la universidad, pero no te dejes engañar, la perfección no es, en todos los contextos, una curva ascendente. 

El progreso puede verse también como un error tras otro, que en el futuro se convertirá en muchos aciertos. Tu potencial no está gastado, estás aprendiendo a exprimirlo.

Confía en ti: sí vas a superar la curva

Puede tomarte unos meses, sobre todo si es tu primera chamba, y va requerir dedicación y práctica, pero el entorno laboral y el apoyo de tus jefes y compañeros puede hacerlo más sencillo. Según la página de empleo de workbeat y también mi experiencia, estos son algunas estrategias que te ayudarán:

  • Tener un feedback correcto:

Es necesario que tus jefes o las personas a cargo de ti te enseñen paso a paso los detalles del trabajo que debes desarrollar, dándote cargas pequeñas de trabajo antes de pasar a los grandes proyectos, así como estar en constante capacitación y retroalimentación. Tus esfuerzos y resultados no son insignificantes, no permitas que los minimicen o anulen tu esfuerzo. 

  • Integración al equipo:

Una buena integración al equipo puede ayudar a que te adaptes más rápidamente al ritmo de trabajo y cruces la curva. Es más sencillo crecer profesionalmente cuando te sientes cómodo y cuando tus esfuerzos son validados. 

  • Metas claras:

Es necesario ponerte metas realistas e ir cumpliéndolas en plazos realistas también; para eso, debes entender cuáles son las principales responsabilidades en tu puesto. Además, pregunta a tus jefes qué es lo que esperan de ti en los meses siguientes. Realiza un seguimiento de lo que has aprendido, tus áreas de oportunidad y tus habilidades en cada una de tus tareas. Y por favor, ¡celebra tu trabajo! Que tus pequeñas o grandes victorias te impulsen para seguir adelante.

  • Permite que te enseñen:

Gen Z, aprender de personas de otras generaciones es mejor de lo que piensas; es tiempo de terminar con esta pelea innecesaria entre generaciones. Todas las generaciones afrontaron dificultades, se adaptaron a su tiempo y cometieron errores, igual que la nuestra. Nosotros, como generación Z, tenemos una apertura al cambio, al libre pensamiento y a la creatividad; nos gusta innovar, pero para eso, necesitamos ser enseñados.

Preguntar a tus compañeros de otras generaciones, o a tus jefes, sobre su experiencia en el ámbito laboral, sobre los temas que no comprendes o qué estrategias aplicar para mejorar tus habilidades es una victoria segura para crecer profesionalmente y progresar en tu curva de aprendizaje.

Permite que te enseñen, sin resistirte y con una actitud positiva para recibir críticas constructivas. Escucha sus experiencias, estrategias y consejos y adáptalos a tu estilo de trabajo, aprendizaje y organización. 

Compara tu progreso solo contigo mismo

“Con la única que puedes compararte es contigo y no eres la misma persona ahora, que cuando llegaste aquí; reconócete lo que has crecido”, me dijo uno de mis compañeros.

Esta frase resonó en mi interior y me animó cuando me sentía presionada, porque al final, mi percepción sobre mi progreso importa. Soy quien conoce mejor mis áreas de oportunidad y mis victorias. 

Si quieres comparar tu progreso, hazlo contigo mismo. Si quieres competir, hazlo contigo mismo. Si quieres destacar, desafíate a ti mismo. 

Practica y practica y practica hasta que encestes el balón. La práctica no te lleva a un estado de perfección, pero te hace ir más allá de lo que lograste. La práctica crea el progreso.

Tú y yo tenemos una ventaja: este es solo el principio de lo que resta de nuestras vidas.


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