• Cuando parecía que el código QR iba a desaparecer, la pandemia le dio una segunda vida de la mano del turismo y la hostelería.
  • Ahora esencial en menús de los restaurantes, tarjetas de embarque y entradas a eventos, entre otros muchos usos, incluido el Certificado Covid.
  • Sin embargo, el QR podría tener los días contados si aparecen otras más atractivas y sencillas de usar.

Pese a su sencillo uso el código QR (Quick Response), una tecnología desarrollada en 1994 por el japonés Masahiro Tanaka, si hace unos años alguien veía por la calle o en un establecimiento uno de estos códigos, pocos le daban uso. 

Para poder leerlo y descodificarlo debía haber una aplicación en el smartphone que lo hiciera. 

Teniendo en cuenta que estamos descargando apps constantemente, esto no tendría porqué suponer un gran problema, pero sí que contradecía la inmediatez que predicaba. 

El código QR recibe una segunda oportunidad

Tuvo que llegar una pandemia para conseguir que su uso fuese masivo y práctico. El invento de Tanaka resucitó.

Ahora esencial en menús de los restaurantes, tarjetas de embarque y entradas a eventos, entre otros muchos usos, incluido el Certificado Covid.

Y es que una vez desarrollados pueden tener cambios en la información sin la necesidad de generar otros.

La necesidad de la falta de contacto provocó la adopción general de esta solución que ahora vemos como fácil, rápida y práctica. 

A esto se suma que el avance de la tecnología permitió lectores en la aplicación de las cámaras, sin necesidad de otras apps.

La tecnología NFC, posible sustituto del código QR

Al igual que otras tantas tecnologías, el QR podría tener los días contados si aparecen otras más atractivas y sencillas de usar.

La alternativa al QR de la que más se habla es el NFC (Near Field Communication), un sistema de comunicación entre pares (P2P) que permite a varios dispositivos conectarse entre sí.

Esta tecnología de comunicación se basa en emisiones de alta frecuencia que se pueden transmitir a corta distancia, de alrededor de 10 centímetros como mucho.

El NFC está muy presente en la actualidad, y la tendencia es ascendente, ya que esta tecnología «invisible» es capaz de ahorrar tiempo.

Entre los múltiples usos del NFC está el identificarte para pasar al metro, sincronizar un smartphone, identificación personal o pagos sin contacto.

¿Podía ser entonces el código QR un nexo de unión entre los medios impresos tradicionales y la tecnología NFC? 

«El NFC tiene más sentido desde el punto de vista de operaciones y logística para gestionar el retail, pero yo creo que son 2 caminos en paralelo», afirma Carrillo.

El experto opina que el NFC tiene sentido en el sector turístico para casos como la identificación personal para entrar a recintos mediante pulseras inteligentes, por ejemplo.

«Para casos donde es necesaria la identificación personal u otras acciones que requieran de mayor seguridad, como los pagos, sí que puede ser conveniente el uso de NFC», aseguran fuentes de Segittur.

En esa misma línea, Buzzi considera que, en su faceta de identificador personal, el QR se extenderá en aquellas aplicaciones que requieran de una menor seguridad o que puedan complementarse con la presentación de un documento adicional para verificar la identidad. 

Hasta que la próxima tecnología sea igual de accesible

«De momento, los códigos QR no necesitan un reemplazo inmediato, ya que dan respuesta a unas necesidades concretas», apuntan desde Segittur. 

Sin embargo, siempre es bueno mirar hacia adelante y anticiparse a lo que podría ser masivo en el futuro, como la mencionada NFC o las franjas geolocalizadas.

Pese a ello, desde Segittur no creen que vayan a desaparecer a corto plazo, ya que tanto oferta como demanda han visto su utilidad y, lo más importante, sus beneficios.

«La pandemia ha dado un gran impulso al uso del QR, pero su futuro es limitado en el medio plazo», asegura, sin embargo, Esther González Arnedo, directora del Master de RRHH de EAE Business School.

«No olvidemos que es una versión más sofisticada del lector de código de barras que ya existía en los 70, un resumen de datos que las máquinas puede leer y transformar en texto comprensible», añade.

Sin embargo, señala, la tendencia es que los dispositivos y ordenadores del futuro puedan leer e interpretar directamente los textos, sin necesidad de comprimirlos en QRs. 

Por ello, y aunque nos estén facilitando la vida en esta crisis, González tiene claro que están llamados a la extinción en un futuro próximo.

Sin duda, el QR llegó para quedarse una larga temporada, pero quién sabe si será hasta que la próxima tecnología se vuelva igual de accesible.

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