• Chris Litster (@cmlitster) es el CEO de Buildium, una plataforma para ayudar a managers de propiedades inmobiliarias a ser más eficientes y rentables. Cuando la compañía para la que trabajó fue vendida, le dijo adiós al negocio y decidió tomarse 11 meses de vacaciones. Para él, los beneficios fueron inmensos.
  • Se dio cuenta de que no hay un momento perfecto para tomarte un descanso pero sí necesitas replantear tus prioridades.
  • Un descanso de este tipo también te da la oportunidad de incursionar en todo tipo de actividades y no necesitas tomarte un año sabático para obtener los beneficios.

Chris Litster

Perderse cenas familiares. Perderse cumpleaños. Dormir en la oficina. Estos sacrificios no son nada fuera de lo ordinario para muchos profesionales, y fueron parte de mis hábitos laborales por años.

Mi hijo más joven nació cuando estaba en medio de una presentación de software para todo el programa de marketing europeo de IBM. Por supuesto, estuve al lado de mi esposa en el hospital ese día, pero regresé a trabajar al día siguiente. Este fue el primer ejemplo de que no me sentía bien con el balance que tenía entre el trabajo y mi vida, y definitivamente no fue el último.

Me tomó otra década, pero finalmente decidí descansar. Después de 25 años de trabajo, decidí tomarme un año sabático. La compañía para la que trabajaba fue vendida y luego de 10 años de laborar en dicho lugar, junté a mi equipo y les dije adiós.

Fui lo suficientemente afortunado como para tomarme 11 meses de descanso, y me quedo corto si les digo que los beneficios fueron enormes. Sé muy bien que no todos pueden tomarse un tiempo tan prolongado sin trabajar (lo cual es una pena, ya que los años sabáticos de los empleados realmente pueden mejorar la productividad y las ganancias de las compañías), pero me gustaría compartir mis experiencias con la esperanza de que otros puedan “tomarse” un sabático.

Entre las lecciones más poderosas están: no necesitas unos meses de descanso, e incluso unas semanas, para obtener estos beneficios. Una mente en estado sabático puede darte los mismos beneficios sin necesidad de un descanso.

Lección 1: Nunca hay un momento perfecto

Muchos de mis colegas me apoyaron cuando decidí tomarme un año sabático, aunque no necesariamente tenía un plan para retirarme. Pero cuando mis hijos se enteraron, una de las primeras cosas que me preguntaron fue, “¿Vas a poder encontrar otro trabajo?”. Esa pregunta fue una versión más sutil de lo que me dijo una firma de búsqueda de empleo: “Eres un estúpido. Estás en la plenitud de tu carrera. Tomarte un año sabático te hará irrelevante”.

Estas preocupaciones son válidas, pero creo que hay una voz interna que te hace saber que estás oficialmente agotado. Sabía desde hacía tiempo que no estaba trabajando a toda mi capacidad. Y cuando tu trabajo sufre, cuando tu familia sufre, cuando ya no eres el conductor de tu vida, simplemente tienes que ponerle pausa y recalibrarte, o te dirigirás a un problema.

Tenía un plan vago para mi descanso. Los primeros seis meses serían puramente para descansar y recuperarme. El resto de los meses lo dedicaría a replantear mis planes profesionales y los pasos a seguir. Por supuesto, fue más difícil decirlo que hacerlo.

Lección 2: Adopta una lista de objetivos distinta

Mientras manejaba a casa en mi último día de trabajo, prácticamente comencé a tener un ataque de pánico. “¿Qué acabo de hacer?”, repetía en mi cabeza. Pasé los primeros días de mi año sabático pensando qué estaría pasando en la oficina y revisando compulsivamente el calendario en mi celular. Después de pasar tanto tiempo en una compañía, no era precisamente fácil el tomarme un descanso.

Pero después de una semana, dejé de revisar el correo de mi trabajo. Una vez que me distancié de la vida laboral, quedé sorprendido con la manera en la que mi energía regresó. Y fui capaz de comenzar a llenar mis días con cosas que quería hacer desde hace años.

Si bien tuve un viaje familiar durante mi tiempo de descanso, mi año sabático se trató de cumplir con varios objetivos ordinarios. Me despertaba sin saber qué pasaría durante el día… y así era como me gustaba despertar. Desayunaba con mi familia casi todas las mañanas. Llevaba a mis hijos a la escuela. Hacía el súper y jugaba tenis e incluso probé el yoga, ya que no podía poner la excusa de que estaba en el trabajo. Más que cualquier otro gran plan o aventuras que te cambian la vida, la oportunidad de verdaderamente vivir el momento y disfrutar a las personas que amo es lo que restauró mi energía y entusiasmo.

Lección 3: Dominar el arte de chapotear.

Decir que no trabajaba para nada durante mi año sabático sería una mentira. Estaba “trabajando”, pero era a un ritmo dramáticamente distinto y con una especie de enfoque muy diferente a la de antes.

Me hice un propósito de conocer casualmente a los colegas e individuos en mi red de trabajo, el tipo de gente que conocí a través de años y que realmente me gustaron y en los que confiaba, pero con los que casi nunca tuve mucho tiempo de conectar fuera de la oficina. No tenía una agenda que no fuera saludarlos y usarlos como un parámetro mientras trazaba la siguiente fase de mi vida. Era una oportunidad para trabajar en lo que realmente era y lo que no estaba buscando con el fin de volver a estar al volante de mi vida. Sin ninguna meta que seguir, mis ideas tuvieron tiempo para incubarse y evolucionar.

Sin saberlo, estaba maquinando serendipia. Las oportunidades comenzaron a aparecerse a través de conversaciones, y mi nueva agenda me permitía explorar algunas colaboraciones interesantes, como una residencia de entrepreneur en la nueva firma de inversiones de Michael Skok. Sí, había planeado no trabajar por un año, pero me di cuenta que era una gran manera de exponerme a todo tipo de compañías en diferentes fases y roles. Me permitió explorar mis opciones para el futuro en ambientes de baja presión y de cualquier manera me permitía tener tiempo para estar en casa a la hora de la cena.

Lección 4: El año sabático tal vez se acabe, pero no los beneficios

Las pláticas de relaciones públicas con café eventualmente me llevaron a donde estoy ahora – CEO de Buildium, una compañía de software con sede en Boston. Claro, tuve otras ofertas en mi camino, pero durante este tiempo para reflexionar durante mi año sabático, supe que no eran las correctas. Mi trabajo actual me permite cumplir con las cosas que realmente me interesan: un ambiente de trabajo que amo, una misión en la que creo y tiempo para estar con mi familia.

Este fue el beneficio más grande de mi año sabático – no solamente podía dormir durante la semana –: tuve la oportunidad para reorientar y clarificar mis prioridades. Había estado tan enfocado en convertirme en CEO que me había olvidado de lo que realmente importaba. El haber estado sin trabajo me permitió encontrar una manera más sana para trabajar y ahora priorizo estar en casa a las 6:30 de la tarde para cenar cada noche. Claro, no siempre son perfectas, y en ocasiones me encuentro contestando correos electrónicos luego de que mi familia se fue a dormir. Pero no volvería a ceder mi tiempo de calidad por nada en el mundo.

Lección 5: Puedes encontrar la misma perspectiva sin tener que tomarte un año sabático

Estoy completamente consciente de lo afortunado que fui de haberme tomado un año de descanso. Más y más gente están tomándose años sabáticos como yo, pero sé de mucha gente en mi vida que simplemente no se pueden dar el lujo de tomarse un descanso extendido – incluso unas cuantas semanas libres son un privilegio que muchos no pueden darse –. Mi compañía ofrece a sus empleados un año sabático si llegas a lograr ciertos objetivos, pero es raro en otros ambientes corporativos.

Ahora bien, siento que varios de los beneficios de un año sabático no necesariamente requieren tomarte uno. Con un poco de reflexión, las lecciones de un descanso extendido pueden ser logradas en un periodo más corto de tiempo.

Identifica tus no negociables y apégate a ellos. Ya sea llegar a casa para la cena cada noche o ir al gimnasio todos los días, si algo te provoca alegría o claridad, conviértelo en tu prioridad como parte de tu agenda regular. Si continúas dejando estas cosas fuera “hasta que tengas tiempo”, tal vez no lo vayas a tener.

Cuando estás descasando, descansa realmente. Apaga el correo, aléjate de la computadora, y hazte presente en lo que estás haciendo. Cuando estaba completamente alejado del trabajo, la velocidad con la que mi creatividad y mi energía regresaron fue asombrosa – literalmente, en cuestión de días -.

Haz tiempo para hablar con las personas a las que respetas y en las que confías. La plática de café casual es lo primero que descartas en una semana ocupada, pero tener la oportunidad de contar con esta caja de resonancia es invaluable para clarificar tus metas y superar los obstáculos y exponerte a nuevas oportunidades. Es una fuente de inspiración que ofrece valor más allá de las ofertas de trabajo.

Es muy fácil sentir que somos un pasajero más en nuestro viaje profesional. Tomarse un momento – ya sea en un descanso sabático o incluso en una tarde tranquila de domingo – para preguntarte si lo que realmente priorizas es lo mejor para que vuelvas al asiento del conductor.

¿Tu posición actual te está llevando hacia donde quieres ir? ¿Tu ambiente laboral está ayudándote a que tu vida sea más rica? Nadie quiere una carrera en la que acumules lamentos igual de rápido que los bonos y promociones. Ponle pausa de cualquier manera posible, y tal vez puedas acelerar tu vida en el proceso.

Tomada de Business Insider.