• Estas empresarias peruanas empoderan a mujeres indígenas enseñándoles a fabricar pelucas "de calidad" con su propio cabello.
  • Las mujeres utilizan su pelo como materia prima renovable y su habilidad histórica de tejer para ser económicamente independientes.
  • Ahora, por medio de una exposición fotográfica en Londres, se busca visibilizar el trabajo de estas mujeres y promover su emprendimiento.
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En la aldea andina de Huayronccoyoc Pampa, una joven empresaria peruana empodera a mujeres indígenas enseñándoles a fabricar pelucas «de calidad» con su propio cabello.

En su pequeño taller al pie de la montaña Pinkuylluna, Maritza, Luzmarina, Claudia, Juanabel, Francisca, Isabel y Flor encabezan el proyecto. Esto, en una aldea de apenas 20 casas cerca de Ollaytantambo.

La mayoría no terminó la escuela; muchas no fueron nunca ni a Cusco, a pesar de que está a hora y media en coche.

Al tener maridos ausentes o desempleados sobrevivían con la venta de sus escasos productos agrícolas en los mercados locales. Esto lo explica Kiara Kulisic, empresaria limeña de 29 años que creó el proyecto en mayo de 2022.

«Estas mujeres lamentablemente sufren una intersección de varios factores de opresión —la discriminación, el machismo, el racismo, el clasismo— al ser mujeres andinas son de lo último que toma en cuenta el Estado», afirma.

Ahora «utilizan su pelo como materia prima renovable; su habilidad histórica de tejer, y su voluntad de salir adelante para darle a sus hijos un futuro mejor», agrega la fotógrafa peruana Leslie Osterling.

Dicha fotógrafa se dedicó a retratar la vida de estas mujeres durante semana y media.

Fabricando pelucas de manera ética

La alopecia le hizo perder a Kulisic 70% de su pelo. Por eso, decidió combinar su maestría en emprendimiento y su conocimiento sobre el cabello para lanzar este emprendimiento.

«El pelo de estas mujeres es superabundante, largo y vírgen», afirma. Explicó que conocía además su habilidad como tejedoras por haber colaborado con ellas en 2018 en un proyecto textil de una ONG que desapareció con la pandemia.

La estadounidense Gretchen Evans, quien según Kulisic colaboró en películas de Marvel y la serie de Netflix Stranger Things, les enseñó a confeccionar prótesis capilares «de calidad» como las que vende a Hollywood.

«Las pelucas hoy en día se hacen en la China, en la India, en Bangladés, pero hay mucha explotación de por medio; otro objetivo de este proyecto es demostrarle al mundo que se puede hacer de manera ética», afirma Osterling.

Fabricar una de estas pelucas tarda aproximadamente un mes

Desde hace un año, las mujeres practican con su propio cabello, que la mayoría accedió a cortarse.

«Las mujeres en la sierra se dejan el pelo largo toda la vida, o sea que tener ese coraje de cortárselo cuando es parte de su identidad fue algo que les costó», recuerda la fotógrafa, mostrando imágenes de larguísimos mechones color negro azabache.

Kulisic los tiñe una vez cortados para ofrecer variedad de colores.

Después, con la ayuda de un pequeño gancho, las mujeres anudan los cabellos, uno a uno, en unas finísimas mallas, reproduciendo las diferentes direcciones en que crece el pelo en cada zona del cráneo, para dar naturalidad y la posibilidad de peinarlo igual que una cabellera biológica.

Hacer una peluca completa les lleva de tres a cuatro semanas.

Uno de los objetivos de este proyecto es enseñarle a las mujeres indígenas a ser económicamente independientes

Por fin están listas para iniciar la comercialización, afirma la empresaria, que ya acepta pedidos de prótesis capilares a medida pero aún no lanzó su página web.

Cuando empiecen a llegar los beneficios, Kulisic quiere «abrir más centros alrededor del país, en lugares donde las mujeres sufren pobreza o abuso». Esto para «ayudarles a ser económicamente independientes».

De acuerdo con Osterling, hay «aprovechados ofreciendo plata por el pelo y algunas, por necesidad, lo malbarataban»; sin embargo en Huayronccoyoc Pampa, las mujeres ya «han aprendido el valor» de su excepcional cabello, afirma. «Y también el valor agregado de su manufactura», subraya la fotógrafa, que tras estrenarla en Londres querría llevar la exposición a Cusco.

La iniciativa se da ahora a conocer al mundo mediante una exposición fotográfica en Londres. Esto, con la esperanza de que el emprendimiento de estas mujeres crezca.

«Gracias al poder que tiene el arte se podría visibilizar el trabajo de estas mujeres; y así que eventualmente logremos que su emprendimiento despegue», explica a AFP, Osterling.

*Con información de AFP.

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