• La producción media de una superproducción con un presupuesto de más de 70 millones de dólares genera 2,840 toneladas de dióxido de carbono, según el British Film Institute.
  • Películas como The Whale demuestran que el cine de calidad no tiene por qué hacerse a costa del planeta.
  • Pero esto no lo hacen solos sino con ayuda de una agencia de sostenibilidad que ayuda proponiendo un modelo de conciencia climática para el resto de la industria.
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La industria cinematográfica tiene un problema de sostenibilidad, y es enorme: según el Instituto Cinematográfico Británico. La producción promedio de una película con un presupuesto superior a 70 millones de dólares (mdd) genera 2,840 toneladas de dióxido de carbono.

Esto se podría traducir en aproximadamente 3,709 hectáreas de bosque absorben esa cantidad de CO2 en un año. 

En 2015, Mad Max: Fury Road causó daños irreparables a los «frágiles desiertos» de Namibia; durante el 2000 la cinta de Leonardo DiCaprio, The Beach, provocó que los turistas dañaran el lugar que fue escenario de la película en Tailandia. 

El uso de botellas de agua de plástico en los stes, los vuelos para rodar en exteriores y los generadores de gasolina para alimentar luces y cámaras han llevado a los investigadores a calificar todo el negocio del cine como uno de los principales responsables de la crisis climática.  

Pero en el rodaje de películas como la ganadora del Óscar La ballena (The Whale), las prioridades están empezando a cambiar. 

The Whale demostró que la industria cinematográfica puede ser diferente

Los creadores de The Whale recurrieron a expertos de Earth Angel. Esta es una agencia de sostenibilidad que ayuda a reducir el impacto ambiental negativo de las producciones de entretenimiento.

Con su ayuda, redujeron los residuos plásticos, reutilizaron alimentos y elementos del decorado y contribuyeron a proyectos sociales locales. 

Hay equipos de producción que se esfuerzan muy poco por informar sobre su consumo de recursos o por adaptarse a las necesidades del clima. Esto, a pesar de que el volumen de gases de efecto invernadero que genera la industria cinematográfica es mayor que el de otros grandes contaminantes. Por ejemplo, los sectores manufacturero, textil y hotelero.

Películas como The Whale pueden demostrar que el cine de calidad no tiene por qué hacerse a costa del planeta; incluso podrían ofrecer un modelo de conciencia climática para la industria. 

Avances en los escenarios

Earth Angel proporciona trabajadores que gestionan el agua y los residuos, controlan el consumo de energía, recogen donaciones de alimentos y reutilizan los residuos materiales. Ya lo hizo a películas como Black PantherThe Underground Railroad y series como Severance, de Apple TV+.

También trabajan con los equipos de producción para intentar limitar las emisiones totales de una producción. 

The Whale se grabó en un estudio, lo que redujo el consumo de energía y el transporte. Esta decisión brindó a Earth Angel la oportunidad de ayudar a crear una película con un impacto medioambiental mínimo.

En una producción promedio, el transporte representa alrededor de 51% de las emisiones de carbono de una película.Por su parte, el consumo de electricidad y gas supone aproximadamente 34%.  

«Hicimos todo lo posible para que los materiales no acabaran en los basureros», explica a Business Insider Tamsin Hollo. Ella es una coordinadora ecológica que trabajó en el rodaje de The Whale.

La mayor parte de los días en el escenario, Hollo se quedaba junto a una Estación de Basura Cero. Según explica, son «como las estaciones de basura normales pero con composta y reciclaje».

Hollo se pasaba el día revisando las mesas del reparto y el equipo en busca de restos compostables. Se aseguraba así de que la vajilla vegetal y plástica fuera a parar a los contenedores adecuados. Así mismo, se encargaba de educar a los actores, técnicos de sonido y demás personal sobre las ventajas del reciclaje y compostaje de materiales. 

Esos cambios aún son mínimos para lo que realmente se necesita hacer

Hollo describe su papel como de «cuidadora» y dice que al principio se encontró con la resistencia de los miembros del reparto y del equipo. Sin embargo, a medida que avanzaba el rodaje notó un claro cambio de comportamiento.

«Llega un punto en que es normal que alguien se vaya a casa y piense: ‘¿Por qué no tengo un bote de reciclaje?». 

Earth Angel desvió 5.4 toneladas de material de los botes de basura durante el rodaje de The Whale, según un portavoz de la agencia. Además, reutilizó 2.1 toneladas de material como donaciones.

También donaron más de 1,800 comidas a bancos de alimentos y organizaciones comunitarias durante el rodaje.

En el pasado los escenarios tiraban la comida sobrante, Earth Angel trabaja con socios locales para ayudar a entregarla a quien necesite. Como los alimentos que se producen suelen ser perecederos, no pueden donarse a los bancos de alimentos tradicionales. Se necesita coordinación local para enviarlos a los lugares adecuados.

Después de terminar un espectáculo reciente en Atlanta, Quinn Yawger, un eco-supervisor de Earth Angel entregó restos de madera, tubos de PVC, tubos de metal, madera y otros objetos de valor al espacio local sin fines de lucro Freeside Atlanta. 

Yawger vio cómo las materias primas procedentes de los residuos de la industria se transformaban en objetos como mesas, muebles de exterior, cuencos y bancos.

«Fue especial ver esa segunda vida y el impacto positivo que tuvo en la gente, así como lo entusiasmado que estaba el equipo», confiesa.

Aunque estas soluciones suponen un cambio positivo a nivel de producción, son pequeñas en comparación con la huella de carbono global de la industria. Según Yawger, con los enormes beneficios que se obtienen y la falta de responsabilidad sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, los estudios y los productores tienen pocos incentivos para cambiar. 

«Se trata de que más gente valore la Tierra y comprenda el impacto que tenemos en el mundo», afirma. «Dentro de cincuenta años, no importará cuál es la última superproducción, porque todos estaremos en un lugar en el que no disfrutaremos como antes». 

Un cambio de mentalidad 

La industria del cine y el espectáculo es consciente de su problema de residuos al menos desde 2006. Esto, cuando un estudio histórico de la Universidad de California en Los Ángeles puso al sector en la mira y descubrió que la industria del entretenimiento californiana era responsable de 8.4 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.

«Reveló que la industria cinematográfica era la segunda más contaminante, por detrás de la aeroespacial», explica a Business Insider Jennifer Sandoval, directora de desarrollo de servicios de Earth Angel. «Estaba por delante de los hoteles, del comercio minorista». 

Sandoval explica que en esa época empezaron a aumentar las peticiones de servicios de producción sostenible.

Aunque solo algunas películas cuentan con trabajadores responsables de la sostenibilidad en sus equipos, las productoras y los estudios empiezan a darse cuenta de su impacto, afirma Sandoval. 

Los pesos pesados del mundo del espectáculo están adaptando sus objetivos de sostenibilidad para satisfacer las expectativas de los consumidores. El gigante del sector Netflix, que en 2021 informó de que había acumulado una huella de carbono de aproximadamente 1.5 millones de toneladas métricas, anunció que reducirá sus emisiones a la mitad para 2030. NBCUniversal se comprometió a ser neutra en carbono para 2035.

Y en 2018, se estrenó en México la primera película «climáticamente neutra» del mundo, Bosque de Niebla; en lugar de aspirar a cero emisiones, compró compensaciones de carbono a través de un plan de las Naciones Unidas que permite a las empresas financiar proyectos de reducción de emisiones.

No siempre es fácil convencer a todos

La opción sostenible suele implicar pasos adicionales, como depositar la basura en el contenedor correcto o acabarse una botella de agua antes de agarrar otra, o mejor aún, reutilizarla. Por eso, el equipo de Sandoval se enfrentó resistencias constantes en el rodaje, que ella atribuye a las agotadoras jornadas de 12 horas que suelen trabajar los actores y el equipo.

«La realidad es que, incluso con personas comprometidas con la sostenibilidad, en el set se necesita la participación de todo el equipo, porque todo el mundo tiene algún tipo de impacto, todo el mundo genera residuos, todo el mundo utiliza combustible, todo el mundo utiliza energía», afirma. 

Normalmente, la energía representa uno de los mayores retos a la hora de frenar el futuro daño medioambiental de las películas.

«El plástico y la basura son muy visibles en la industria cinematográfica, y la gente puede entender por qué tenemos que cambiar las cosas», explica Yawger. «Pero la energía es una forma oculta de residuos».

Por eso puede resultar difícil convencer a las productoras de que opten por soluciones sostenibles, como los generadores de energía renovable, que pueden tener unos costes iniciales de puesta en marcha más elevados. «La inversión no se amortiza enseguida», reconoce Sandoval.

Un futuro más sostenible 

Para que la industria reduzca su huella de carbono, debe incorporar la sostenibilidad al principio de la producción, afirman Sandoval y Yawger. «Todo empieza para nosotros en la preproducción, y evaluando dónde podemos ayudar», recalca Yawger.

El desarrollo de estrategias energéticas eficaces, la construcción de una economía circular —sostenible desde el inicio de la producción hasta que el público ve la película en los cines— en el cine, y la eliminación de todos los plásticos de un solo uso en las películas es lo que puede tener el mayor impacto, subraya Sandoval.

Pero tiene que empezar en la sala de guionistas, donde los miembros del equipo comprometidos con la sostenibilidad pueden revisar un guión y buscar oportunidades para insertar nuevos diálogos y hacer ajustes.

Estos cambios pueden ayudar a impulsar una narrativa más consciente del clima o simplemente permitir que Earth Angel cambie la botella de agua de plástico de un personaje por una reutilizable. 

«Desde el principio, antes de que empiecen a construir o a comprar sus materiales, ¿hay alguna manera de que podamos diseñarlo para que sea más sostenible?», reflexiona Sandoval. 

Esto, y la divulgación de historias sobre el clima —películas y programas que se centran en la propia crisis climática— tienen también su papel. 

«Lo que hace único al cine es su capacidad de influencia», explica Sandoval. «Normalizar el comportamiento sostenible en la pantalla puede influir enormemente en el público en general».

«Al final, vamos camino de la crisis y esta industria, como todas, tiene que hacer todo lo posible».

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