• El deporte sigue siendo uno de los pilares más acentuados de la dominación heteronormativa, con hostilidad hacia los atletas homosexuales en sus espacios de práctica.
  • En el futbol, los jugadores que han salido del clóset recientemente han recibido comprensión y aceptación.
  • Torneos como el Mundial de Qatar 2022 también ha abierto el diálogo sobre la importancia de la diversidad sexual en el deporte.
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El deporte ha sido históricamente un lugar de dominación masculina, reservado a los hombres que cumplen con los requisitos de lo que se denomina masculinidad hegemónica: heterosexualidad, desarrollo físico, estoicismo y poca afectividad.

Dicha dominación explica el rechazo a otras formas de masculinidad, entre ellas la del hombre homosexual, en la práctica deportiva, especialmente el futbol.

A pesar del cambio social experimentado en las sociedades avanzadas, el deporte sigue siendo uno de los pilares más acentuados de la dominación androcéntrica y heteronormativa, con hostilidad hacia la presencia de gays y lesbianas en sus espacios de práctica.

Esta semana sorprendió la noticia de que Jakub Jankto, futbolista del Getafe —actualmente en préstamo con el Sparta de Praga—, se declaró públicamente homosexual, utilizando sus redes sociales.

En el futbol, el jugador homosexual que sale del clóset ha recibido comprensión y aceptación

Lo que está viviendo el futbolista del Getafe es algo parecido a lo que vivió años atrás el jugador de waterpolo Víctor Gutiérrez: comprensión y aceptación.

No cabe duda de que es una buena noticia que un futbolista tenga la valentía de expresar libremente cuál es su orientación sexual sin temor a ser repudiado, amenazado de muerte o acosado, por una razón tan básica como es aceptar su naturaleza y su derecho individual.

Algo que no es nada normal en el seno de este deporte, que aún sigue representando un anacronismo del pasado en cuestión de valores de género y orientación sexual.

No en vano, la historia reciente del futbol nos ha dejado el recuerdo de auténticos dramas tras la exposición pública de muchos de estos deportistas.

Un ejemplo muy conocido es el de Justin Fashanu, que tras revelar su orientación sexual acabó suicidándose ante falsas acusaciones y la presión de entrenadores, deportistas y medios de comunicación.

Otro caso es el del árbitro de futbol Jesús Tomillero, quien tras ser insultado y agredido físicamente en varias ocasiones y recibir continuas amenazas de muerte al hacer pública que es homosexual, comenzó a ser escoltado por agentes policiales a los campos para garantizar su seguridad e integridad persona. Desafortunadamente, se vio orillado a tomar la decisión definitiva de dejar de arbitrar.

Cuando las instituciones públicas son el enemigo

En algunas ocasiones, este clima de rechazo y persecución está promovido, o al menos consentido, por las instituciones públicas. Ese es el ejemplo de lo que ocurrió en los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi 2014.

En 2021, la UEFA prohibió iluminar un estadio con la bandera LGBTQ+ durante un partido entre Alemania y Hungría. Ni hablar del Mundial de Qatar 2022, país en donde está prohibida la homosexualidad.

Pese a todo, algo parece que está ocurriendo en el seno del futbol. Joshua Cavallo, centrocampista australiano del Adelaide United, salió del clóset públicamente en 2021, al igual que Jake Daniels del futbol inglés.

homosexual futbol
Twitter/Blackpool FC (@BlackpoolFC)

El Mundial de Qatar 2022 abrió un debate en la historia del futbol sobre la homofobia en el terreno deportivo, con numerosas muestras de denuncia pública por parte de equipos europeos, deportistas y responsables públicos.

Todo apunta a que el futbol está abocado a reconocer la diversidad sexual en el terreno de juego como pauta de normalidad del siglo en el que nos encontramos.

¿No hay jugadores homosexuales en el futbol?

No es normal que “no exista ningún futbolista gay”, como se suele argumentar.

Uno de los últimos estudios sobre población LGBTQ+ Europa concluyó que al menos 6% de la población europea se considera gay o lesbiana. Los países que ocupan los tres primeros lugares son: Alemania (7.4%), España (6.95%) y el Reino Unido (6.5%).

Por probabilidad, al menos un porcentaje aproximado debiera representar el promedio de frecuencia de personas LGBTQ+ en el ámbito del deporte.

Por desgracia, la presión y el clima que estas minorías experimentan en el deporte suelen ser poco amigables. No es de extrañar que estos porcentajes puedan ser más reducidos en el futbol varonil.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

*David Moscoso Sánchez es profesor acreditado catedrático de Sociología en la Universidad de Córdoba. Joaquín Piedra de la Cuadra es profesor titular del Departamento de Educación Física y Deporte en la Universidad de Sevilla.

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