• En México, los boletos para The Eras Tour de Taylor Swift rondaron entre los 1,656 y los 16,350 pesos. Algunos incluso incluyeron un paquete VIP. 
  • Además de la música, los Swifties disfrutan de los avances tecnológicos que la cantante usa en su espectáculo. 
  • Por otro lado, Swift logra una conexión con cada uno de los presentes, lo que los hace sentir especiales. 
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La lucha por los boletos para última gira de Taylor Swift ha causado tal furor que incluso el economista ganador del premio Nobel Paul Krugman ha intervenido.

Los boletos para los conciertos de The Eras Tour –que durará hasta noviembre de 2024– son, sin duda, caros. Además, su venta ha sido caótica.

El día que las entradas salieron a la venta en Estados Unidos, el sitio web de Ticketmaster colapsó. La compañía se había preparado para 1.5 millones de fans, solo para descubrir que fueron 15 millones los que iniciaron sesión.

Sin embargo, los “Swifties” —como se hacen llamar los aficionados de la cantante— estuvieron dispuestos a soportar un proceso, cuanto menos, complicado

Los precios para los boletos pueden depender de qué tan cerca del escenario quieran estar los fanáticos y qué complementos VIP acepten. Por ejemplo, para los cuatro shows que la cantante dará en el Foro Sol de la CDMX, los boletos oscilaron entre los 1,656 a los 16,350 pesos.

Krugman argumentó que, en términos comparativos, los shows tenían un buen valor. Por el dinero, los fans tienen acceso no solo a la presentación en vivo de Taylor Swift, sino también los efectos tecnológicos que son una parte integral de los conciertos de estadio en el siglo XXI.

Uno puede imaginar a los Swifties, algunos de los cuales invirtieron varios días en línea (y una buena cantidad de dinero) tratando de conseguir boletos, recibiendo su argumento con un suspiro de exasperación. Sin embargo, él tiene un punto. 

Cualquier entrada para The Eras Tour da acceso a su portador, no solo a su artista favorito, sino a un espectáculo que es uno de los más avanzados tecnológicamente de los últimos tiempos.

Las actuaciones a gran escala como The Eras Tour no suelen aparecer en los debates académicos sobre música popular. Afortunadamente, esto está cambiando. Académicos como yo hemos investigado el desarrollo de la música en vivo en Gran Bretaña y Estados Unidos.

Los estudios han examinado tipos particulares de actuación (en estadios y festivales); analizó géneros particulares (metal, glam rock y K-pop, etc.); y exploró el trabajo de artistas individuales (como Lady Gaga y Prince). 

No obstante, hasta el momento, no hemos tratado estas representaciones como teatro, como eventos diseñados para conectar al artista y al público, incluso en los lugares más grandes.

Espectáculos de gran éxito en estadios

Desde la década de 1970, bandas y artistas exitosos han encontrado varias formas ingeniosas de construir espectáculos que pueden llenar las arenas más amplias. 

The Eras Tour es parte de un linaje estelar que incluye el conjunto de lotos en desarrollo de The Rolling Stones (1975-1976), The Wall de Pink Floyd (1980); los variados escenarios de la década de 1980 influenciados por MTV diseñados para PrinceMadonna y Michael JacksonZoo TV de U2; y conjuntos contemporáneos de gran espectáculo como la gira After Hours Til Dawn de The Weeknd a partir de 2022.

La tecnología utilizada en estos conciertos tiene dos propósitos. Primero, asegura que el artista pueda ser escuchado y visto, incluso en los lugares más amplios. 

En segundo lugar, transforma el espacio en un escenario que refleja la percepción que tiene el público del artista: su música, su personalidad pública, su historia. La audiencia utiliza toda esta materia prima para alimentar su afición.

En el caso de Taylor Swift, esa transformación se señala en el nombre de la gira. La tecnología utilizada en el programa Eras permite al artista y a su público viajar en el tiempo de manera efectiva.

El show está organizado en torno a cada uno de los 10 álbumes de la artista. A medida que se mueve de uno a otro, el escenario se transforma: marcos blancos y colores primarios para las canciones de la era Lover, serpientes para las pistas de Reputation, vestuario rojo e iluminación escénica para Red, un telón de fondo de cabaña para Folklore.

La audiencia es parte del espectáculo. Las pulseras LED, guiadas por señales de radio, iluminan a la multitud en torrentes de color secuenciados dramáticamente. 

Las pantallas IMAG (ampliación de imagen) cuidadosamente colocadas muestran la imagen de Taylor Swift y las imágenes asociadas con su música. 

La pasarela y los dos escenarios secundarios (comúnmente denominados escenarios B) son en sí mismos pantallas digitales. En un momento, la artista parece sumergirse en el escenario Su imagen digital nada a lo largo de la pasarela y reaparece en la parte principal cuando comienza la canción Lavender Haze.

La tecnología ofrece todo el show necesario para mantener la atención de la audiencia mientras recorre la carrera de Taylor Swift durante tres hora.

Sin embargo, también ofrece algo más. Algo bastante inesperado.

Taylor Swift
Zuma Press / Alamy

Cuando Taylor Swift comienza el segundo verso de «Anti-Hero», una imagen de ella vestida con la camiseta desaliñada y los jeans que usa en el video musical crece hasta alcanzar proporciones gigantescas en la pantalla gigante en la parte trasera del escenario principal. 

Pasa con cautela por encima de diminutos edificios, aparta a los helicópteros intrusivos y mira directamente al público, con su rostro en un gran primer plano.

La canción documenta las inseguridades de la cantante. Su rostro, magnificado, tiene una expresión atrapada y parece insegura mientras sus ojos recorren la multitud. Este momento de vulnerabilidad e intimidad se hace eco de otros momentos, donde los focos aíslan a la cantante, la cámara la captura en un aparente abandono alegre o interactua con la multitud.

En conciertos como este, la tecnología recupera su costo, llenando el espacio y comprimiéndolo, creando una experiencia espectacular y personal. Las arenas y los estadios están diseñados para la función, más que para la estética. No son en sí mismos espacios íntimos.

Para Taylor Swift, los boletos por los que se pelean sus fans ayudan a pagar las tecnologías que transforman los lugares más sencillos en sitios donde ella y los Swifties pueden reunirse, conectarse y celebrar la historia que comparten juntos.

Este artículo se publicó originalmente en inglés.

* The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

* David Pattie Profesor Asociado de Drama, Universidad de Birmingham Profesor Asociado de Drama, Universidad de Birmingham


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