• Insider habló con cinco viajeros sobre por qué decidieron quedarse en el extranjero en lugar de viajar de regreso a casa.
  • Como el coronavirus detuvo la mayoría de los viajes aéreos, muchas personas que estaban de vacaciones tuvieron que tomar rápidas decisiones que tendrían impactos duraderos.
  • El mayor riesgo que vio la mayoría de los viajeros fue estar en un aeropuerto y en un avión durante largos períodos de tiempo. Ese riesgo, para muchos de ellos, no valía la pena volver a casa.

Los viajeros de todo el mundo se han apresurado a regresar a sus casas. Varios países cerraron sus fronteras y las aerolíneas han reducido los vuelos en un intento por detener la propagación del coronavirus.

Mientras que muchos viajeros abarrotaron los vuelos restantes en un intento rápido de regresar a sus países, otros decidieron quedarse en donde estaban. Se refugiaron en países extranjeros por un futuro indefinido.

Insider habló con cinco viajeros sobre cómo tomaron la decisión de quedarse en el extranjero en lugar de volver a sus hogares.

Casi todos los viajeros con los que hablamos señalaron que la situación estaba cambiando tan rápido que era difícil determinar cuál sería la mejor decisión.

Sin compromisos en casa, Samantha Tropper sabía que estaba más segura quedándose en donde estaba

samantha Trooper decide quedarse en Ecuador en lugar de volver a Estados Unidos por el coronavirus
Cortesía: Samantha Tropper

Samantha Tropper, una joven de 28 años que vive en Carolina del Norte, se fue de mochilera por Sudamérica y Centroamérica el pasado 2 de enero.

Tropper había planeado estar en el extranjero durante unos tres meses. Mientras estuvo en Ecuador, el país cerró sus fronteras el 12 de marzo, inicialmente durante 15 días.

No podía ir a su próximo destino, Perú, y todo se redujo a la decisión de quedarse en Ecuador o intentar regresar a casa.

En el hotel en donde se alojaba Tropper, observó a los invitados luchar por irse.

Ecuador había detenido el transporte público, lo que hacía casi imposible el viaje en autobús de tres horas desde Baños al aeropuerto. Tropper también había escuchado rumores acerca de la cancelación de vuelos y de que los viajeros se quedaban atrapados en el aeropuerto. Si se cancelaba su vuelo, no tendría un lugar donde quedarse, ya que habían aprobado reglas que no permitían que los albergues u hoteles aceptaran nuevos huéspedes.

“El aeropuerto parece un gran lugar para contraer el coronavirus”, dijo a Insider.

“Estaba mirando a las otras personas aquí tratando de volver a Francia. Vi todos sus problemas y jalones de pelo”, dijo. “Luego miré hacia el río y al hermoso lugar donde me alojo, y dije: ‘Espera, ¿por qué tengo prisa por llegar a casa?’”

Entonces Tropper decidió quedarse. Rápidamente se hizo evidente que la cuarentena duraría más de 15 días, pero ella no tenía ningún compromiso en su hogar, dijo.

Tropper trabaja en un bar, que actualmente está cerrado por la pandemia de Covid-19. Su único compromiso es cursar su posgrado, que comienza en agosto.

Tropper platicó que se siente afortunada. Ella tiene un excelente lugar para quedarse. Además, llegó a un acuerdo con sus anfitriones. Ella está ayudando con proyectos, lo que le ayuda a pagar su estadía.

“Me siento cómoda aquí. Sé que la embajada y el embajador de Estados Unidos decían: ‘Tomen estos vuelos o prepárense para estar allí por un tiempo indefinido’”, comentó. “Pero aunque no es fácil lidiar con eso sin saber lo que va a pasar, todavía siento que es una mejor opción quedarme aquí”.

Ahora, como la única invitada del hotel, pasa las tardes en la hamaca leyendo y construyendo una amistad con sus anfitriones.

Tropper dijo que “se siente increíblemente segura”. En la provincia de Ecuador donde se encuentra, Tungurahua, han habido 22 casos de coronavirus.

Hasta donde Tropper sabe, ninguno de esos casos ha sido en Baños y todos se lo están tomando muy en serio. La mayor parte de la cobertura del Covid-19 de Ecuador se ha centrado en la ciudad occidental de Guayaquil, donde el virus ha golpeado con mayor fuerza.

“La gente no tiene miedo, quiero decir, están lo suficientemente asustados como para ser cautelosos, pero no están lo suficientemente aterrorizados como para estar acaparando provisiones”, dijo.

Esa es una tendencia que ha notado: la comunidad que vive en Ecuador se ha unido tranquilamente en un esfuerzo por mantenerse a salvo.

“Tienen peligros reales aquí que nosotros no tenemos en Estados Unidos”, dijo. “Están por aquí como, ‘Esta no es mi primera batalla’”.

Leslie Aimone sintió que corría un mayor riesgo de contraer el virus en California que en Costa Rica

Leslie Aimone no regresa a Estados Unidos por la pandemia de Covid-19 se queda en Costa Rica
Cortesía: Leslie Aimone

Cuando Leslie Aimone viaja, generalmente no lo hace solo por una semana o dos, sino por un mes o más.

Entonces, cuando planeó su viaje a Costa Rica, originalmente iba a pasar dos meses en el país centroamericano. Ahora parece que podría ser mucho más tiempo.

Aimone salió el 31 de enero y tenía programado un vuelo a su casa en California para el 3 de abril.

A mediados de marzo, las cosas comenzaron a cambiar rápidamente, dijo.

“La gravedad de la situación cambiaba diariamente”, comentó a Insider. “Pasó de pueden haber algunas restricciones de viaje, a ningún turista está permitido en Costa Rica”.

El país declaró el estado de emergencia y cerró sus fronteras a extranjeros y no residentes el pasado 18 de marzo.

Sus amigos ya no podían visitarla, pero ella dijo que no sentía que la situación fuera lo suficientemente grave como para volver a casa todavía.

Cuando consideró regresar a California, no pareció que valiera la pena el riesgo.

Aimone está en Playa Zancudo, un área remota de Costa Rica. Para regresar a San Diego, California, tendría que pasar horas en un autobús a San José y volar al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles para llegar a su hogar.

“Incluso en los buenos tiempos, es muy fácil enfermarse en los aviones”, dijo. “Son pozos negros de gérmenes”.

Aimone también sabía que estar de vuelta en casa la pondría en mayor riesgo de contraer el virus. El condado de San Diego tiene actualmente 1,530 casos en comparación con los 502 confirmados en Costa Rica.

Aimone notó que cuando tomó la decisión, parecía más alegre y se sentía como si fuera algo que solo duraría unas pocas semanas.

Pronto se dio cuenta de que podría tener que quedarse en Costa Rica durante meses. El último vuelo del que Aimone estaba al tanto salió el 31 de marzo. Muchas aerolíneas no planean reanudar los vuelos hasta principios de mayo, de acuerdo con The Tico Times.

“Creo que es la decisión correcta”, dijo. “No creo que ninguna decisión sea perfecta”.

En Playa Zancudo, la gente se lo toma en serio, añadió. Ella se queda sola en una pequeña cabaña a un precio fuera de temporada.

Pero incluso en su poco tiempo allí, ha visto a la comunidad unirse. Una mujer se ha ofrecido a hacer compras, mientras que otro local imprime mascarillas en 3D.

Aimone ayudó a crear un grupo de Facebook para que todos en la ciudad pudieran mantenerse conectados.

“Fue realmente emocionante y conmovedor, incluso cuánto me han acogido”, dijo. “Es algo bueno que sale de todo esto”.

El sistema de salud de Colombia tuvo una mejor clasificación que la de Estados Unidos, lo que jugó un factor en la decisión de Leigh Lagrosa

Leigh Lagrosa pasa la pandemia del coronavirus en Colombia no se arriesga a volver a Estados Unidos
Cortesía: Leigh Lagrosa

Cuando Leigh Lagrosa se fue a Colombia el pasado 8 de febrero, el coronavirus no estaba en su radar.

Ella sabía sobre el virus, pero “no era lo suficientemente grave como para que reconsiderara este viaje”, dijo a Insider.

Originalmente, solo pasaría tres semanas ahí. Conoció a su padre en Cartagena y luego exploró el Amazonas.

En su último día en este lugar, encontró un gatito enfermo y decidió extender su viaje para rehabilitar al animal.

“Ahora estoy entre varios trabajos. Tengo mucha flexibilidad, dinero ahorrado y un corazón realmente grande. No puedo dejar que este gatito muera”, platicó.

Entonces trajo al gato con ella a Bogotá, dónde canceló sus vuelos a Florida y a Nueva York.

Lagrosa dijo que siempre quiso pasar tiempo en un país de habla hispana para mejorar sus habilidades lingüísticas. Además, el gatito fue el factor convincente.

Lagrosa decidió quedarse. Luego, el presidente Donald Trump hizo el anuncio sobre el cierre de la frontera de Estados Unidos. Ahí fue cuando se dio cuenta de que las cosas se estaban poniendo más serias.

Se acercó a amigos y familiares para pedirle consejo, y todos le dijeron que se quedara en Colombia.

“Simplemente decidí que no me sentía con ganas de viajar por los aeropuertos más grandes de Estados Unidos en este momento, especialmente el de Nueva York”, platicó.

En Nueva York, Lagrosa vive con su madre y su padrastro, ambos de 60 años. Su mamá tiene una enfermedad autoinmune.

“Tenía que considerar más cosas que solo mi bienestar”, agregó.

Entonces ella tomó la decisión de quedarse en Colombia. Ella conoció a otro estadounidense en Bogotá que tenía una habitación libre en su departamento.

Hasta ahora, todo está bien en el área en donde se encuentra. No se habían producido brotes importantes en Bogotá, al momento de redactarse esta nota. Colombia, en conjunto, tiene cerca de 1,500 casos confirmados.

El país sudamericano ha tomado precauciones tempranas para evitar la propagación del coronavirus; mientras que su capital ha estado en cuarentena desde el 20 de marzo.

“Me siento más segura aquí ahora”, dijo la joven.

Lagrosa también se consuela por el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos todavía tiene vuelos humanitarios semanales.

“Tomé la decisión de que, si las cosas son malas en los Estados Unidos y están bien aquí, es mejor estar aquí”, dijo. “Si las cosas son malas en Colombia, prefiero estar en una mala versión de los Estados Unidos que en una mala versión de Colombia. Pero en este momento no lo están”.

Es por ello que Lagrosa planea quedarse.

“Cuando estaba tratando de tomar la decisión, busqué información sobre el sistema de salud en Colombia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasifica más alto que la de Estados Unidos”, comentó.

Como los hospitales no han alcanzado su capacidad total y Lagrosa se encuentra en una zona relativamente rica de la ciudad, cree que tendría acceso a la atención médica si se enfermara.

Pero por ahora, ella se acurruca junto con su gato Rio y toma la situación como viene.

“Todo lo que puedo hacer — todo lo que cualquiera puede hacer realmente — es tomar un día a la vez, o semana a semana”.

Ani Lacy y su familia nómada sintieron una cuarentena más segura

Ani Lacy se queda en Playa del Carmen México porque se siente más segura para enfrentar al coronavirus
Cortesía: Ani Lacy

Ani Lacy y su hijo de 13 años viajaron a México el 1 de febrero para una conferencia mundial sobre educación.

Lacy y su hijo son worldschoolers (colegiales en español), lo que significa que ésta lo educa en casa, pero al mismo tiempo viajando alrededor del mundo.

Cuando llegaron a la conferencia en Playa del Carmen, el plan era asistir a la conferencia y viajar por todo México hasta abril. Eso cambió rápidamente cuando el coronavirus llegó al país.

Lacy tuvo que tomar la decisión de quedarse en Playa del Carmen o regresar con su familia y amigos en Michigan.

Los turistas en Playa del Carmen se fueron rápidamente. “Diría que alrededor del 80% de las personas que estuvieron aquí hace dos semanas se han ido. Es como un pueblo fantasma”, dijo a Insider.

Lo primero que Lacy consideró cuando la situación empeoró fue fue cómo volvería a la casa de su familia extendida en Michigan.

El 30 de marzo, México entró en estado de emergencia sanitaria por el Covid-19, por lo que todas las actividades públicas y privadas no esenciales fueron canceladas.

Esto también restringió la cantidad de vuelos dentro del país. La única opción que Lacy tenía era volar desde Cancún, pero los únicos vuelos que salieron de allí tenían escalas en Dallas, Texas, de donde venían los viajeros europeos.

“Así que en ese momento, decidí que simplemente no nos íbamos a exponer a estar en un aeropuerto en este momento”, platicó. Lacy encontró un departamento y lo rentó hasta junio.

Para ella y su hijo, la vida siempre ha implicado viajar. La estadounidense es una artista especializada en cerámica y su hijo toma clases en casa.

Lacy no tenía a qué regresar a su país. Si lo hubiera hecho, tendría que quedarse con un familiar o un amigo y, posiblemente, infectarlos con coronavirus.

“Estamos a salvo aquí. Estamos saludables. Recibimos nuestra comida con ayuda de entregas a domicilio”, platicó. “Pienso evitar los aeropuertos hasta que las cosas estén bajo control”.

Lacy dijo que también escuchó rumores de aeropuertos que cancelaron vuelos en el último minuto, lo que dejó a los viajeros atrapados. En México, la estadounidense no se siente atrapada, porque los vuelos no se han detenido por completo y hay una frontera compartida.

Además, en la comunidad en la que se encuentra todos son muy amigables. En ningún momento ha experimentado xenofobia, como han informado otros viajeros.

Al contrario, su comunidad de expatriados se ha fortalecido aún más. El grupo ha formado un sistema de amigos que verifican cómo están los unos con los otros. También comparten toda la información sobre contactos de emergencia.

“Definitivamente siento que mirando hacia atrás, esto es algo por lo que nuestro grupo de personas está pasando y nadie más puede entender”, comentó. “Creo que es un trauma compartido. En la forma en que éste puede unirte, definitivamente creo que me ha acercado con algunas de las personas que conocí durante la conferencia mundial de educación”.

Lacy ha comenzado una rutina para hacer frente al confinamiento. Cada mañana prepara el desayuno con productos locales y se asegura de hacer ejercicio. Hasta ahora, no se arrepiente de su elección de quedarse.

“Creo absolutamente que tomé la decisión correcta”, dijo. “Hablé con mi familia y amigos en los Estados Unidos y todos están de acuerdo en que he lo he hecho”.

Las vacaciones de trabajo de Shani Kotecha fueron un sueño de toda una vida

Shani Kotecha decide mudarse a Canadá y no regresa a Inglaterra por la pandemia del coronavirus
Cortesía: Shani Kotecha

Shani Kotecha llegó a Canadá en enero con una visa de vacaciones de trabajo.

Viajando desde su casa en el noroeste de Londres, había planeado recorrer un poco el país, establecerse y encontrar un trabajo.

Kotecha se hizo amiga de uno de los vecinos de su anfitrión, así que cuando se enteró del virus, se acercó a él para ver si podía darle alojamiento indefinidamente.

Kotecha ha estado con esa familia durante, aproximadamente, dos semanas, pero después de tres o cuatro días, “comencé a cuestionarlo”, dijo a Insider. “Creo que fue cuando los vuelos comenzaron a desaparecer».

Kotecha se enfrentó a la decisión de regresar a casa y abandonar sus planes de mudarse a Canadá, o quedarse y tratar de encontrar trabajo y vivienda.

“En términos del proceso de decisión, diría que fueron solo 10 días de llorar y hablar por teléfono con todas las personas que se me ocurrieron”, platicó.

“Hay tantos aspectos. Hay familiares involucrados, trabajo, seguridad, salud mental en general”, agregó.

Al final, todo se redujo al hecho de que estaba lista para construir una vida en Canadá. Si regresaba a casa, con cada vez menos vuelos internacionales, no estaba segura de cuándo podría regresar.

Además, ella sabía que irse también significaba potencialmente contraer el coronavirus.

“Pensé que aguantaría, mientras que si volvía a mi hogar podría a mi familia y a mí en riesgo”, añadió.

Kotecha, que trabaja en el sector del marketing, dijo que las bolsas de trabajo todavía están llenas de puestos vacantes, y una vez que tenga un trabajo asegurado, podrá permitirse un hogar permanente.

Hasta entonces, “he decidido quedarme, pero tengo un pie fuera de aquí”, comentó. Ella todavía tiene acceso a vuelos a su país, lo que le proporciona una sensación de tranquilidad.

“Estoy tratando de aguantar, al menos hasta que las cosas se calmen un poco más porque es un momento peligroso para volar”, dijo.

Kotecha ha estado siguiendo las reglas del confinamiento y solo ha salido a caminar. El amigo con el que se queda va de compras y todos cumplen con las reglas de cuarentena.

Si bien la confianza de Kotecha en su decisión cambia diariamente, a veces cada hora, dijo que está usando los consejos de amigos, familiares y el gobierno para quedarse por ahora.

“No hay una decisión correcta, lo que apesta; o podría haber una decisión correcta, pero solo me daré cuenta en un par de meses”, finalizó.

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