• Desde 2003, el gobierno de México designó a septiembre como el mes del testamento en un intento de impulsar este trámite.
  • Sin embargo, menos de 6% de los mexicanos en edad de realizar el trámite han hecho su testamento.
  • Los beneficios de elaborar un testamento superan la incomodidad de realizar el trámite, ya que permiten dar claridad y seguridad a los herederos.
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Pensar en un testamento puede desatar una variedad de emociones. 

Hay quienes se entusiasman —en medida de lo posible— con el tema de las herencias. Otros que prefieren mantenerse neutros sobre el proceso y la repartición en pro de evitar conflictos. Pero, para la mayoría de la población en México, los testamentos aún tienen una connotación negativa. 

Prueba de ello es que es que solo 6% de los mexicanos con edad de testar han realizado el trámite. Ni siquiera el “Mes del Testamento”, instaurado hace 20 años y con incentivos como 50% de descuento en su elaboración, han logrado elevar este porcentaje.

Como toda tarea, elaborar un testamento tiene cosas buenas, malas y feas. Sin embargo, el hecho es que las malas son las más conocidas y eclipsan los beneficios de dejar en orden papeles en un trámite que hoy puede parecer molesto, pero que en un futuro ayudarán a que la familia tenga claridad y seguridad.

Guillermo Monroy, especialista en sucesiones patrimoniales y legados, y autor de “Cómo hacer que su herencia trascienda”, nos compartió los puntos clave de tener un testamento, lo bueno y lo no tan bueno.

Lo bueno de tener un testamento

La parte positiva de este trámite —que en realidad es más grande que lo malo y feo de elaborarlo— es que es una expresión de amor y cuidado a nuestros seres queridos. 

El testamento tiene la virtud de velar por el cuidado que se busca para los seres queridos una vez que el testador muera. Esto incluye desde la repartición de bienes y la asignación de tutores para menores de edad, hasta las bases sucesoras del negocio familiar.

Es importante verlo como el apoyo jurídico para forjar y preservar un legado así como para evitar problemas.

Asimismo, aunque suene enredado el trámite, solo requiere de dos horas para realizarse frente a un notario—siempre que los papeles de terrenos y cuentas bancarias estén en orden— y tener claridad sobre:

  1. Los datos personales completos
  2. Quiénes serán los legatarios
  3. Quiénes serán los herederos
  4. Quién desempeñará la función de al albacea
  5. Quiénes serán los tutores (en caso de haber menores de edad)

Lo malo de hacer el testamento

Los testamentos son caros. En promedio su costo se sitúan en 5,355 pesos, pero puede llegar a más de 17,000 pesos. Incluso en fechas especiales, como septiembre, los costos pueden situarse alrededor de los 3,000 pesos, considerando pagos adicionales como el IVA y las copias.

Además, no importa si ya designaste cómo se separarán tus bienes si el testamento no está notariado. Si un notario no avala el documento, existe la posibilidad de que los familiares insistan que la última voluntad es distinta a lo asentado en testamento e inicien procesos jurídicos para revocarlo. 

El tema de las notarías es que están concentradas en las capitales. Esto obliga a que las personas de zonas rurales deban viajar para legalizar el testamento, lo que hace que muchos opten por no realizarlo.

Otro detalle tortuoso con los notarios es la solicitud de dos testigos —que no pueden ser familiares— para quien hará su testamento y tiene 60 años o más.

Incluso hay entidades, como Zacatecas, que solicitan dos certificados médicos —de un médico particular y de un centro de salud— cuando el testador tiene 75 años o más para demostrar que se encuentra dentro de sus facultades mentales y es apto para firmar documentos legales.

Lo feo de los testamentos

La connotación negativa de hacer un testamento viene de los cientos de mitos que rodean a este documento. Tal vez los más interiorizados son que el trámite es la antesala de la muerte y que las herencias (y deudas) se basan en un “derecho de nacimiento”.

Por ello, muchos prefieran postergar el trámite aunque los patrimonios terminen intestados, situación que puede terminar en peleas por los bienes y activos a costa del beneficio familiar.

Al ser tratado como un trámite para “morir en paz”, muchos testadores no vuelven a tocar el tema frente a sus familiares. Esto ocasiona que los involucrados en el testamento se enteren de su participación en el último momento, cuando es imposible cambiar o aclarar los puntos del documento.

Este tipo de situaciones pueden resultar particularmente desagradables para los que desempeñan el papel de albacea. En los casos donde hay descontento, son quienes reciben los reclamos, las dudas sobre el manejo del dinero y las presiones de quienes creen ser tratados injustamente.

A fin de evitar las situaciones malas y feas de los testamento, es imperante que los testadores no solo planeen la repartición de su bienes; también deben asegurarse de que cada propiedad y activo estén en orden, así como comunicar sus planes con el fin de evitar malentendidos con su propia familia.


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