- El partido entre los Gallos Blancos del Querétaro y el Atlas de Guadalajara se suspendió por actos violentos de las porras (también conocidas como barras bravas) de ambos equipos.
- Una barra brava es un grupo organizado que “monopoliza ciertos espacios y momentos en el aliento y apoyo de un equipo (generalmente, pero no únicamente) en el futbol profesional”.
- La información presentada en esta nota toma como referencia la tesis “Del estadio a las calles: la violencia de las barras bravas en el futbol mexicano” de Andrea Saint Martin Parada, que le permitió obtener el grado de Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas del CIDE.
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El partido de futbol entre los Gallos Blancos de Querétaro y el Atlas de Guadalajara, Jalisco fue suspendido el pasado sábado 5 de marzo por incidentes de violencia entre los grupos de animación de ambos equipos.
Durante el encuentro en el estadio La Corregidora —correspondiente a la jornada nueve de la Liga MX, primera división de futbol en México— Atlas llevaba una ventaja de un gol sobre el Querétaro.
Ante los hechos, que dejaron 22 personas lesionadas, Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, anunció este 16 de marzo que se avecina el fin de las barras bravas, pues se busca implementar el Fan ID y restringir el acceso de estos grupos a los estadios.
“Es el principio del fin de las barras, porque precisamente lo que estamos haciendo es ya no dejar barras de visita y segundo, lo que estamos haciendo es quitarles el escudo con el cual operaban los miembros criminales de los grupos de animación, que utilizaban los grupos de animación como precisamente un disfraz”, dijo a los medios de comunicación.
Pero, ¿qué son “grupos de animación”, “porras” o “barras bravas”? A continuación, te explicamos lo que debes saber para entender qué son, cómo se estructura, dónde se originaron y cómo llegaron a México.
NOTA DEL EDITOR: La información presentada en esta nota toma como referencia la tesis “Del estadio a las calles: la violencia de las barras bravas en el futbol mexicano” de Andrea Saint Martin Parada, que le permitió obtener el grado de Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas del Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE).
¿Qué son las barras bravas?
Una barra brava es un grupo organizado que “monopoliza ciertos espacios y momentos en el aliento y apoyo de un equipo (generalmente, pero no únicamente) en el futbol profesional”, explicó Fernando Segura, experto en políticas públicas y deportes, en la investigación “Ritualización y mercantilización de la violencia en el futbol. Elementos comunes y diferencias entre las barras de Argentina y México”.
A diferencia de otros grupos de animación, las barras bravas generan disputas internas y externas por el control de una serie de remuneraciones legadas a su vinculación con el espectáculo del futbol.
Las barras bravas practican la cultura del “aguante”
Esta se caracteriza por la exaltación de la masculinidad a través de plantarse y hacer frente a sus adversarios en momentos peligrosos, explicó Segura.
Los barristas siguen a su equipo en las buenas y en las malas. Defienden su honor y el prestigio del grupo sin importar que eso los lleve a cometer actos violentos.
Luis Stella Cañón y Barbará Yadira García afirmaron en el artículo “Estudio de Caso sobre el Fenómeno de Barras Bravas: una Mirada desde la Escuela” que los grupos barristas “van al campo de batalla” para alzarse con el trofeo del enemigo —que pueden ser desde camisetas, banderas, trapos, etc.— para mostrar que son superiores.
En este punto, lo único que les importa es cumplir con los intereses de su grupo y serles leales por encima de cualquier cosa.
Las barras bravas se estructuran jerárquicamente
Segura dijo que en la cima de las barras bravas siempre hay un líder que es seguido por un núcleo duro de personas centrales a la barra.
Luego se ubica un círculo mayor conocido como “segunda línea”. Ellos tienen la tarea de rodear y proteger a los jefes dentro y fuera de los estadios.
También despliegan las banderas, tocan los tambores y las trompetas, y entonan los cánticos principales.
Finalmente se encuentra la “tercera línea”, que se forma por jóvenes afiliados a la barra. Ellos no están bajo el mando del jefe máximo, sino que siguen las órdenes del líder que está a cargo del barrio en el que viven. Estos jóvenes son considerados, principalmente, fuerza de choque.
Las barras bravas dependen de acuerdos y alianzas
Segura enfatizó que una barra brava “no es una configuración social homogénea”. Diferentes grupos se disputan el poder y el protagonismo en las tribunas.
Por lo tanto, los miembros antagónicos en una misma porra dependen de alianzas y acuerdos que se formen.
Estas permiten “una cohabitación inestable en torno a las segundas y terceras líneas”.
¿Por qué las barras bravas pierden el control?
Alfredo Moffat, psicólogo social, explicó que una “barra” es un grupo afectivo con intensa participación emocional, casi como una familia, de acuerdo con Cañón y García.
Moffat también describe el término “brava” como “personas de acción y violentas”.
Al fanatismo que tienen estos grupos por un equipo de futbol hay que combinar el consumo de bebidas alcohólicas o drogas antes, durante o después de los partidos.
Esto convierte a los estadios de futbol, y sus zonas aledañas, en un caldo de cultivo que genera que los barristas frecuentemente pierdan el control.
Las barras bravas se originaron en Argentina
Se tienen registros desde 1958 de este modelo de afición que nació en Argentina, cuando se consolidó prácticamente en todos los clubes de la primera división de futbol, informó José Manuel Ríos Corbacho en el libro “Lineamientos de la violencia en el derecho penal del deporte”.
Estas “hinchadas” son grupos de choque se se diferencias del resto por tener experiencia en combate cuerpo a cuerpo. Esto ha llevado a que sean empleadas en diferentes sectores de la vida política y sindical.
En el futbol mexicano no existían las barras bravas, solo había porras
Las porras son aficionados que animan a sus clubes favoritos durante los partidos que se juegan en los estadios. No practican la cultura del “aguante” frente a sus rivales, por lo que no hay esa chispa que puede terminar en un acto de violencia.
“Antes de la llegada de las barras bravas, en México el futbol era mucho más familiar. Se echaban porras como el clásico ‘chiquitibum a la bim bom ba’”, dijo Francisco San José Cabestany, catedrático de mercadotecnia deportiva de la Universidad Anáhuac.
“Si era padre, divertido y muy familiar, pero como que se perdían todos estos elementos asociados a la pasión y a la identidad”, agregó.
Las barras bravas llegaron a México en 1996
Andrés Fassi, quien en ese entonces era director deportivo del club Pachuca, viajó a Costa Rica para cerrar el fichaje de Rolando Fonseca y aprovechó para ver un partido del Saprissa, reportó Criterio Hidalgo.
Al argentino le llamó la atención el fervor y la gran puesta en escena que la “Ultra Morada”, barra del equipo, sobre todo porque le recordó a los aficionados de su país.
Ese mismo año, Pachuca contrató a cuatro jefes de barras latinoamericanas: Jorge Días Paredes y Eduardo Gonzáles de la Católica de Chile; Federico Pérez y Alex Fernández del Saprissa de Costa Rica.
La idea del equipo fue tener el apoyo incondicional de las porras durante los 90 minutos de los partidos con cánticos y sin actos violentos.
Realizaron una convocatoria en todas las escuelas y preparatorias a las que respondieron aproximadamente 500 jóvenes, a quienes se les enseñaron rutinas y cánticos, reportó Teresa Celestino en el artículo “Globalización y origen de las barras La Adicción y Libres y Lokos”.
La “Ultra Tuza” hizo su primera aparición durante un partido del Torneo de Copa entre Pachuca y América, en el que se desplegó un espectáculo con “papel de colores, bombas de humo, cánticos y gritos que fueron recibidos con sorpresa por el resto de los aficionados”, dijo Celestino.
El resto de los clubes mexicanos fueron “encantados” por las barras bravas
“Al llegar (las barras bravas) a México, las directivas empezaron a notar las diferencias”, dijo Hugo Luis Sánchez, comunicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Cuando hay mucho apasionamiento por un juego de futbol comienzan a aumentar las entradas, incrementan los costos publicitarios y todo el marketing a su alrededor se vuelve exitoso”, añadió.
Por su parte, San José Cabestany compartió que estos grupos de animación permiten crear un ambiente cautivador en los estadios. Hacen vivir a los aficionados una experiencia agradable, entretenida y maravillosa al punto de que salen convencidos de que “ir al estadio a ver a su equipo es lo máximo que les pueden pasar. Nada lo pueda sustituir”.
Los clubes mexicanos comenzaron a formar sus propias barras bravas
En agosto de 1997 nación la “Barra 51” que apoya al Atlas; mientras que en 1998 se fundaron una gran cantidad en todo México: “La Rebel” (Pumas), “La Adicción” (Monterrey), “La Guerrilla” (San Luis), “Libres y Lokos” (Tigres), “La Masakr3” (Tijuana) y “La Perra Brava” (Toluca).
Cuando dichos grupos tuvieron pies y cabeza, las directivas de sus respectivos clubes las dejaron seguir su curso.
Las barras bravas estallaron en violencia
El problema comenzó con el surgimiento de confrontaciones violentas con otras barras bravas, que terminaron con heridos y muertos.
Aunque no hay una fecha específica para determinar cuándo comenzaron dichos actos, Marlene Santos Alejo reportó en La Jornada que la violencia entre estos grupos estaba presente desde el torneo Invierno 2000 de la primera división del futbol mexicano.
“Obviamente, a lo largo del tiempo, ha habido momentos críticos en los que se han salido de control y los directivos, y el mismo gobierno de la ciudad, han pretendido ejercer algún tipo de control; pero hasta el momento parece que pesa más la parte económica que la cuestión preventiva”, dijo Sánchez.
La FMF y la Liga MX no reconocen a las barras bravas
La FMF, la Liga MX, y la Liga de Expansión no reconocen oficialmente a las barras bravas.
El único reconocimiento que hacen es a los grupos de animación, que son un “grupo organizado y credencializado, compuesto por aficionados, fanáticos, simpatizantes o parciales de un club de futbol”, de acuerdo con el Manual General de Seguridad “Estadio Seguro”.
“Su actuación se caracteriza por el uso de cánticos de aliento”, agregó.
Sánchez sentenció que “las barras bravas tienen 30 años de existencia en México y a nadie le ha preocupado erradicarlas o quitar este modelo de entretenimiento”.
“Mientras sean funcionales, ahí seguirán”, añadió.
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