• Más de 350 personas tienen un implante de retina descatalogado en sus globos oculares.
  • El invento fue en su día una opción vanguardista para recuperar la vista, pero ha sido sustituido por tecnologías más modernas.
  • La empresa que fabricó el implante está casi en quiebra y no se ofrece a retirar o actualizar el dispositivo.
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Recuperar la vista, solo para que el mundo se vuelva a oscurecer años después, es una perspectiva aterradora a la que se enfrentan al menos 350 personas con un tipo de implante biónico.

Second Sight Medical Products, una empresa de biotecnología que ahora está al borde de la quiebra, recibió la aprobación de la FDA en 2013 para un implante de vanguardia que restablecía algo parecido a la visión «normal».

El dispositivo, el implante de retina Argus II, se suspendió en 2019 en favor de una tecnología más nueva.

Ahora, cientos de personas que todavía tienen el antiguo implante se han quedado en el limbo. Sin actualizaciones de software como se prometió, y sin reparaciones si es que algo va mal. Esto significa que algunos han perdido la vista por completo, y muchos más se arriesgan a lo mismo, según IEEE Spectrum.

De los pulsos de luz a un mundo de oscuridad

El dispositivo fue implantado quirúrgicamente y proporcionaba una visión biónica algo rudimentaria. Así le pasó a personas como Barbara Campbell, que perdió la vista por una enfermedad genética llamada retinosis pigmentaria. Esta enfermedad degenerativa le provocó ceguera total a los 30 años y el Argus II era su única opción para recuperar algo de visión, explicó.

El Argus II funciona no proporciona una restauración perfecta. El dispositivo se acopla a unas gafas especiales y a un transmisor con clip que convierte el video en pulsos de luz. Para algunos, esos pulsos ayudan a iluminar los pasos de peatones y las formas básicas.

Campbell recibió el implante biónico en un ensayo clínico en 2009. Según dijo, le ayudó a caminar por las calles y el metro de Nueva York durante cuatro años. Esto fue antes de que dejara de funcionar y todo volviera a quedar a oscuras.

Pero a otros les costó acostumbrarse al dispositivo. Linda Kirk dijo a Spectrum que los destellos de luz distraían más de lo que ayudaban. Dejó de utilizar el dispositivo después de un par de años.

Puede que Kirk y Campbell no puedan utilizar sus implantes Argus II junto con las gafas designadas, pero la tecnología permanece dentro de sus ojos. Además, el implante podría suponer un riesgo durante procedimientos como las resonancias magnéticas, y las opciones para retirarlo son caras, dolorosas o ambas, informó Spectrum.

El nuevo implante, llamado Orion, utiliza unas gafas similares y una cámara de video, pero estimula el cerebro directamente en lugar de funcionar a través del ojo afectado. El dispositivo se encuentra actualmente en un ensayo clínico con seis pacientes, financiado por una subvención de 6.4 mdd de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, que está previsto que se libere en cinco años.

Sin embargo, algunos de los participantes en el ensayo de Orion dijeron a Spectrum que piensan retirar el implante al final del estudio, dado el incierto futuro de la empresa.

«Si hubiera sabido hace tres años lo que sé ahora, probablemente no me habría apuntado», dijo Benjamin Spencer, un participante de Orion que obtuvo su implante neural en 2018.

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