• El núcleo interno de la Tierra puede haberse detenido e invertido su giro, según sugiere un nuevo estudio.
  • Los terremotos y las explosiones nucleares pueden enviar ondas sísmicas a través del misterioso núcleo de hierro sólido.
  • Estas ondas indican que el núcleo cambió de dirección en la década de 1970 y que podría estar experimentando otra inversión en la actualidad.
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Viviendo en la superficie de la Tierra, solo vemos alrededor del 0.5% del planeta. Bajo la corteza, el manto de rocas calientes y el núcleo exterior licuado se esconde uno de los mayores misterios de nuestro planeta: su núcleo de hierro sólido.

Según un nuevo estudio, es posible que esa bola de hierro —el núcleo interno de la Tierra— haya dejado de girar recientemente e invertido su dirección sin motivo aparente.

Puede sonar apocalíptico, pero no te preocupes. Los científicos no creen que vaya a cambiar significativamente la vida en la superficie, excepto por el desconcierto.

«Probablemente sea benigno, pero no queremos tener cosas que no entendemos en las profundidades de la Tierra», dijo al Washington Post John Vidale, geofísico de la Universidad del Sur de California.

La investigación, publicada el lunes en la revista Nature Geoscience, sugiere que el núcleo interno sólido de la Tierra podría experimentar cambios en su rotación cada varias décadas.

Los terremotos y las explosiones nucleares apuntan a un cambio en 2009

Los científicos no pueden observar directamente el núcleo interno de la Tierra, pero pueden obtener indicios de su actividad a partir de terremotos y de las pruebas nucleares de la Guerra Fría, que han enviado ondas sísmicas que reverberan en el centro de la Tierra.

Estas ondas sísmicas profundas han demostrado que el núcleo está compuesto principalmente de hierro y níquel puros y sólidos, y que puede girar un poco más rápido que el resto de la Tierra.

Si el núcleo interno fuera inerte, girando en línea con las capas externas del planeta, ondas similares deberían recorrer trayectorias parecidas a través de él. Pero con el tiempo, el movimiento de esas ondas cambia, lo que indica que el propio núcleo está cambiando. La rotación es una de las principales explicaciones de estos desajustes sísmicos.

Pero el nuevo estudio descarta esta teoría. Analiza las ondas sísmicas desde la década de 1960 hasta la actualidad. Los investigadores descubrieron una peculiaridad a partir de 2009: En la última década, las trayectorias de ondas sísmicas similares no cambiaron. Esto sugiere que el núcleo interno podría haber dejado de girar en esa época.

Los datos de dos pares de explosiones nucleares apuntan a una pausa similar alrededor de 1971, con el núcleo girando hacia el este después, lo que lleva a los investigadores a creer que el núcleo interno puede hacer una pausa e invertir su giro cada 70 años aproximadamente.

La teoría es que el campo magnético de la Tierra jala el núcleo interno y lo hace girar, mientras que el campo gravitatorio del manto crea una fuerza contraria, arrastrando al núcleo interno. Cada pocas décadas, una fuerza puede ganar a la otra, cambiando el giro de la gran bola de hierro.

El núcleo interno es un gran misterio, y puede que nunca lo resolvamos

Explicar estas peculiaridades en el registro sísmico es difícil e implica especulación, ya que hay muy poca información sobre el núcleo interno.

Otra explicación es que la superficie del núcleo interno está cambiando con el tiempo, en lugar de que toda la bola de hierro gire. Lianxing Wen, sismólogo de la Universidad de Stony Brook, expuso esta teoría en un artículo de 2006 y aún hoy la mantiene. Según declaró al Washington Post, eso explicaría las pausas de 1971 y 2009.

«Este estudio interpreta erróneamente las señales sísmicas causadas por cambios episódicos de la superficie del núcleo interno de la Tierra», declaró Wen al Post.

El nuevo estudio puede ayudar a arrojar más luz sobre la misteriosa naturaleza del núcleo interno y cómo interactúa con las demás capas de la Tierra. Sin embargo, podrían pasar décadas antes de que los científicos reconstruyan el cuadro completo, si es que alguna vez lo hacen.

«Es muy posible que nunca lleguemos a descifrarlo», declaró Vidale al New York Times.

No obstante, «soy optimista. Algún día las piezas encajarán».

Hasta entonces, Vidale y sus colegas seguirán escuchando las ondas sísmicas que viajan de un lado a otro del planeta, directamente a través del núcleo de hierro al que los propios investigadores nunca podrán llegar.

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