• Con casi 160,000 casos confirmados y más de 19,000 muertos por coronavirus, México camina hacia la “nueva normalidad”.
  • Cuarteles militares, centros de convenciones y autódromos han tenido que adaptarse para atender a pacientes con coronavirus, lo cual ha dado un respiro al sistema de salud que amenaza con colapsar.
  • Esta semana, la CDMX reportó una ocupación de 70% de sus más de 6,500 camas para atender a pacientes con Covid-19.
 

Con cientos de camas en cuarteles militares y habitaciones de hospitales improvisadas en el Centro Citibanamex y en el Autódromo Hermanos Rodríguez, México amplió su sistema de salud para evitar un colapso ante el pico de contagios por coronavirus.

La Ciudad de México (CDMX) es el epicentro local de la pandemia con 38,871 casos confirmados hasta este miércoles, una cuarta parte del total nacional.

Además, 70% de las más de 6,500 camas para pacientes con Covid-19 se ocuparon esta semana en los hospitales públicos, según cifras de la Secretaría de Salud.

La metrópoli, con casi nueve millones de habitantes, inició este lunes su reactivación de actividades rumbo a la “nueva normalidad” en la fase más crítica de contagios, ya que la disponibilidad de camas para enfermos graves rondaba las 1,200; mientras que se contaba con 750 unidades con ventilador para pacientes de cuidados intensivos.

Los hospitales temporales buscan evitar el colapso del sistema de salud

colapso sistema de salud
REUTERS/Carlos Jasso

El Ejército mexicano es conocido por sus labores de asistencia a la población durante desastres naturales, como terremotos y huracanes.

En esta ocasión, acondicionó tres cuarteles para dotar más de 400 camas extra a la CDMX, que hasta este miércoles sumó 5,042 fallecimientos por la enfermedad.

“Esta contingencia sanitaria, finalmente es una especie de desastre natural”, dijo el teniente coronel Raúl Sandoval, quien está a cargo de uno de esos hospitales provisionales, erigido en los dormitorios de una unidad en el poniente de la ciudad.

La Secretaría de Marina también habilitó Centros de Aislamiento Voluntario en el sur y en el oriente de la capital para dar albergue a aquellos casos positivos con síntomas leves.

Con casi 160,000 casos confirmados y más de 19,000 muertes por coronavirus en el país, las autoridades pronostican que en los próximos días la curva de la epidemia podría alcanzar su punto más alto, lo que según expertos derivaría un incremento en la demanda de los servicios de salud.

Como parte de los esfuerzos, en abril se puso en marcha un hospital temporal con más 200 camas dentro del Centro Citibanamex y otra unidad similar comenzó a operar un mes después en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

La preocupación no es menor. El gobierno dice que batalla contra la pandemia con un sistema sanitario que recibió derruido por sus antecesores con fuertes carencias de personal y equipos.

Los cuarteles militares funcionan como hospitales para pacientes de mediana gravedad

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REUTERS/Carlos Jasso

En un cuartel militar, un centenar de soldados dejaron sus dormitorios desde principios de mayo.

Actualmente, dicho espacio es el frente de batalla de decenas de pacientes de mediana gravedad, muchos de los cuales permanecen conectados a mascarillas con oxígeno suplementario.

La reconversión del lugar, atendido por más de 100 médicos civiles y militares, incluyó la instalación de aparatos de rayos X y un laboratorio para la toma de muestras.

“Tenemos capacidad para recibir todo tipo de pacientes: militares en activo, derechohabientes (de los servicios de salud) e incluso personas sin seguridad social”, detalló Sandoval.

La semana pasada casi la mitad de sus 100 camas se ocuparon por pacientes, en su mayoría civiles, que fueron trasladados desde otros hospitales para culminar tratamientos.

“Aquí hay dos caminos”, aseguró Sandoval. “Que el paciente mejore y se vaya de alta o que llegue a tener una complicación y requiera terapia intensiva o intubación, entonces lo enviamos a otro lugar”.

Pero la esperanza no muere en medio del trajín diario de los médicos y las enfermeras que van y vienen con apuro entre las hileras de camas del Sexto Batallón de Morteros, vestidos con caretas de acrílico y overoles de protección.

“Gracias a Dios me siento mucho mejor”, dijo Martha Ruiz, una ama de casa de 53 años, quien fue contagiada por su esposo y desde hace dos semanas se recuperaba en el pabellón para mujeres del lugar.

“Ojalá que ya pueda salir en estos días”, añadió.

Con información de Reuters.

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