• Los Premios Nobel son el honor más alto para reconocer a personas o instituciones que hayan logrado investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables para la humanidad.
  • Sin embargo, existe un fenómeno bastante  irónico detrás de estos premios conocido como la "Enfermedad del Nobel".
  • Varias personas que han ganado un premio Nobel se volvieron infames ya sea por decir o creer cosas completamente irracionales.

Los Premios Nobel son el honor más alto para reconocer a personas o instituciones que hayan logrado investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables para la humanidad; sin embargo, existe un fenómeno bastante irónico detrás de estos premios conocido como la «Enfermedad del Nobel».

Por alguna razón, varias personas que han ganado un premio Nobel se volvieron infames ya sea por decir o creer cosas completamente irracionales.

Por supuesto, no se necesita realmente una explicación científica para saber qué hay detrás de este fenómeno. Vamos, puede ser que simplemente la genialidad no siempre va de la mano con la cordura.

Sin importar cuál sea el caso, es innegable que existen varios galardonados que pasaron de ser personajes reconocidos mundialmente a unos completamente fuera de sus cabales. A continuación te dejamos algunos ejemplos.

Linus Pauling y la vitamina C contra el cáncer

Linus Pauling, ganador de dos premios Nobel (Química y Paz), pasó los últimos años de su vida tratando de convencer a la comunidad científica de que una megadosis de vitamina C podría curar el cáncer.

Sin embargo, diversos ensayos clínicos concluyeron que la vitamina C en dosis altas (10,000 mg) no fue mejor que un placebo para tratar el cáncer. El fracaso de los ensayos clínicos solamente marcó a las afirmaciones de Pauling eran pura charlatanería.

Alexis Carrel apoyaba la eugenesia y tenía tendencias dictatoriales

Alexis Carrel, ganador del premio Nobel de Medicina en 1912 por la sutura vascular, fue un científico francés que también apoyaba la eugenesia, creía en «el misticismo, la telepatía [y] la clarividencia» y poseía un «deseo de mudarse a América del Sur para convertirse en un dictador«.

En su libro «La incógnita del hombre» publicado en 1935, Carrel argumentó apasionadamente a favor de la eugenesia. Incluso elogió a Alemania por sus «medidas enérgicas contra la propagación de los defectuosos, los enfermos mentales y los criminales».

James Watson y su racismo genético

James Watson, ganador del premio Nobel de Medicina en 1962 por su trabajo en el descubrimiento de la estructura del ADN, es infame por varios comentarios hechos a lo largo de su carrera. Desde que que no se contrata a los gordos por falta de ambición o cómo la piel más oscura equivale a una mayor libido (y que por eso existen los «Latin lovers»).

Sin embargo, su comentario más controversial fue en 2007, cuando dijo a The Sunday Times que los negros son menos inteligentes que los blancos. Además del comentario racista, decía que el coeficiente intelectual está programado en los genes.

Estas declaraciones lo obligaron a dejar su puesto como rector del prestigioso laboratorio Cold Spring Harbor en 2007. También fue despojado de sus honores.

Luc Montagnier, un fiel defensor de la homeopatía y los antivacunas

Luc Montagnier recibió el premio Nobel de Medicina en 2008 por ayudar a descubrir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Sin embargo, desde entonces Montagnier es conocido por defender la homeopatía, la creencia de que el autismo (así como el Alzheimer, el Parkinson y otras enfermedades) está vinculado al ADN bacteriano que emite ondas electromagnéticas, el tratamiento del autismo con antibióticos, la peligrosidad de las vacunas, la memoria del agua y, quizás lo más irónico de todo, que el SIDA puede curarse a través de la nutrición.

Kary Mullis, creyente de la astrología y vida extraterrestre

La biología molecular fue revolucionada por Kary Mullis, quien ganó el Premio Nobel de Química en 1993 por inventar la reacción en cadena de la polimerasa (o PCR), un método para amplificar rápidamente el ADN en un tubo de ensayo.

Sin embargo, Mullis aceptaba la astrología mientras negaba que el VIH causara el SIDA. También, en su autobiografía publicada en 1998, se mostraba en desacuerdo con la evidencia científica que apoya el cambio climático y el agujero de la capa de ozono.

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