• La realizadora Vanessa Job indicó que la rabia en las protestas es un efecto adverso de la violencia que viven las mujeres en México.
  • Aunque ella no comparte algunos de estos actos, reconoce que sirvieron para que la sociedad se preguntara por qué tanta rabia.
  • Su serie documental 'La culpa no es mía" aborda el micromachismo y su conexión los demás tipos de violencia.

En cinco capítulos Vanessa Job explica el problema de la violencia contra las mujeres. Comenzando con el micromachismo —la violencia invisible y normalizada en la sociedad— pasando por la sumisión y control en los roles sociales, hasta la violencia digital y el feminicidio. La serie documental «La culpa no es mía» culmina con una reflexión sobre la rabia entre las mujeres mexicanas que han enfrentado el odio de género.

La periodista y directora de la serie conversó con Business Insider México sobre la necesidad de abordar esta «situación extrema» que comienza desde el machismo arraigado y normalizado —como la falta de libertad para salir sin ser acosadas o abusadas en el transporte público— y aborda su conexión de esta violencia invisible con la violación y los feminicidios.

Job también dio su opinión sobre la lucha de las mujeres ante las omisiones del Estado mexicano en contra de la violencia de género. Y que el principal objetivo de esta producción es precisamente afirmar que la culpa no es de las mujeres; las expresiones de violencia en algunas protestas son un efecto de la frustración y desamparo que viven las víctimas, una herida sumamente profunda en la sociedad mexicana.

¿Qué te llevó a hacer este proyecto?

«Yo veía una situación extrema en cuanto a la violencia contra las mujeres. Yo y las personas que estamos a mi alrededor veíamos como las mujeres tenemos miedo de salir a la calle. Si mi amiga va a salir en la noche, nos compartimos la ubicación y nos seguimos en tiempo real para llegar a casa aunque tomes un taxi que aparenta ser seguro.

Este es el primer síntoma de que las mujeres ya incorporamos ciertas medidas de protección en nuestra vida diaria porque no estamos seguras. Involuntariamente hemos cambiado nuestra forma de vestir. Si te vas a subir al metro vas a procurar no ponerte algo tan entallado o escotado, porque sabes que te pueden acosar o tocar.

Es impresionante cuando uno le pregunta a las mujeres si han tenido estas agresiones. Casi todas te pueden contar una historia de que alguna vez las han manoseado en el transporte público. Pareciera que es normal, pero eso es violencia.

De ahí empezamos a escalar a violencias mucho más complicadas como la psicológica, o una violación, o desaparición o feminicidio. Por eso para nosotros es muy importante hacer algo. En nuestro caso, desde el periodismo, contar historias de una manera mucho más profunda, una herramienta que te da el documental.

Todo mundo sabe que existe violencia contra la mujer. Pero no todo mundo sabe diferenciar que hay varios tipos de violencia. Y no saben cómo las mujeres la están viviendo. Por eso tenemos historias representativas de violencia digital o noviazgo, para tratar de que la gente empatice y que las mujeres se sientan representadas, con empoderamiento.»

Una nueva generación no tiene una memoria de que esta violencia viene de muchos años atrás o de los avances que se han logrado con respecto a generaciones anteriores…

«En el primer capítulo justamente lo que hicimos fue hablar con mujeres de diferentes generaciones. Empezamos con las mujeres que tienen 20 años y terminamos con las que ya tienen 70. Y lo que vimos es que estas mujeres eran de diferentes generaciones, diferentes clases sociales y diferentes orígenes étnicos.

Pero justamente la mujer más joven, Yunuen Zavala, decía que todas hemos sido violentadas en el metro o en el transporte público. Ella empezó a hablar de este miedo de las mujeres. Entonces puede no haber conciencia de que esto no es algo nuevo, pero las nuevas generaciones siguen sintiéndose acosadas en la calle.

La historia que yo tengo para contar en carne propia fue cuando yo estaba en la preparatoria hace como 25 años. Iba en el metro, venía lleno. De pronto sentí que alguien me metió la mano entre las piernas. No como darme una nalgada, no, me metió la mano hacia los labios vaginales. Todavía lo recuerdo y es una sensación horrible. Le pegué al hombre que estaba atrás. Empecé a gritar y todo mundo como que se me quedó viendo. En ese momento yo alcé la voz. Pero nadie hacia nada.»

Abordan el micromachismo en las relaciones de pareja. Pero a veces es complicado diferenciarlo ya que una mujer también puede ser posesiva, gritar o revisar el celular de su pareja ¿Cómo saber identificarlo?

«Creo que sería ingenuo decir que no hay mujeres que ejercen violencia contra los hombres y sería muy injusto decirlo. Porque sí, hay relaciones donde la mujer violenta al hombre. Pero en este momento la situación es crítica y de emergencia en cuanto a la violencia contra la mujer, y queríamos hacer énfasis en esta parte.

Cuando vemos las cifras de homicidios en el país hay un componente en donde los hombres mueren más que las mujeres. Pero la violencia es diferente en contra de las mujeres. Hay que aprender a diferenciar desde los feminicidios que vienen de los hombres. Pero también la violencia en la parte doméstica, y en este caso nos estamos enfocando en lo que viven las mujeres.

Los micromachismos van enfocados a estas actitudes de hipercontrol, dominio, sumisión, actitud de servicio que se le impone a la mujer por parte de los hombres para dominar y controlar la situación para coartar las libertades de la mujer.»

¿Cuál es tu opinión sobre la supuesta polarización y los choques que se han dado con el movimiento feminista? Por ejemplo, en Estados Unidos durante la administración Trump hubo movimientos para volver a prohibir el aborto, en pleno debate del #MeToo

«El primer capítulo lo estrenamos el sábado. Entonces apenas veremos como lo reciben los hombres. Pero los hombres que han visto los cortes antes del estreno creo que es algo que los cuestiona. A veces es mucho más fácil para las mujeres ver un contenido en donde se ven reflejadas. En donde encuentran una aliada.

Pero evidentemente es mucho más difícil para los hombres porque tienen la tarea de deconstruirse, ya que por el simple hecho de ser mujer u hombre, naces con ciertos privilegios. Y si naces siendo hombre, estos privilegios no te los cuestionas. Entonces cuando ves una serie que empieza a cuestionar y a poner en descubierto a mujeres que están hablando de esta violencia, hay momentos que puede incomodarte ya que no lo ven como violencia.

Este es un proceso normal: cuando tenemos una realidad, cambiarla cuesta. Cuando aprendemos algo, desaprenderlo también cuesta. Pero hay esfuerzos en cuanto a la reeducación de los hombres.»

En las protestas feministas han habido expresiones de violencia y han ocupado el reflector de los medios ¿Cuál es su perspectiva en el documental?

«Ese es el tratamiento que se da en el quinto capítulo que se titula ‘¿por qué la rabia?’ Entonces ahí seguimos estas manifestaciones que hubo en 2019 y 2020, en donde las mujeres decidieron llamar la atención de la sociedad y de las autoridades quemando cosas, rompiendo vidrios, pintando monumentos.

Cuando los medios hacen una cobertura pues muchas veces esa es la nota ya que es algo muy llamativo que puede traer audiencias. Pero creo que como sociedad tenemos la responsabilidad de ir hacia el fondo y preguntarnos porque esas mujeres están teniendo esas actitudes, qué las está haciendo enojar tanto como para que tengan ganas de quemarlo todo.

Detrás de esas personas pues hay muchas historias de mujeres que están buscando a sus hijas desaparecidas que no saben si están siendo víctimas de una red de trata. Vemos a otras mujeres que no pueden continuar su vida de la manera que hubieran deseado porque asesinaron a sus hijas, porque fueron víctimas de feminicidios, y ahora su vida se transformó en una lucha por la justicia y el reconocimiento de la dignidad cuando se criminaliza a las víctimas.

Es como una lista de agravios que se van sumando y donde las mujeres ya no encontraron camino. No es que yo esté a favor que se quemen las cosas, pero yo me pongo en el lugar de estas mujeres, y si algo me pasara a mi sobrina o a mi madre, pues yo voy y quemo todo lo que tenga que quemar hasta que la traigan sana y salva con vida. Vemos que las autoridades no actúan más que en los casos se hacen mediáticos.»

¿No es contradictorio que en el movimiento feminista se han realizado actos como pintas, tomas de edificios públicos, quemas o daño de propiedad ajena, pero a la vez exigen que se respete ese mismo Estado de Derecho para proteger a las mujeres?

«Por ejemplo Rita Canto, una de las voces del documental decía que el llamado al fuego puede ser peligroso porque nos puede dejar sin voz. Y justamente las mujeres jóvenes que están en el movimiento decían que tenemos claro que tenemos organizar nuestra rabia, nuestra furia.

Y cuando ellas hablan de organizar esta furia, igual va a ver un momento en esta etapa de emergencia, que un sector de mujeres se le orille a quemar las cosas. Pero no nos podemos quedar ahí. Porque sino cada vez que se salga a la calle se va a hacer lo mismo, deja de importar porque es algo que todo mundo va a esperar.

Lo que sucedió en 2020 sacudió a la sociedad. Y esta comenzó a cuestionarse ¿por qué hacen esto estas mujeres? Hasta decir: ¡Ah! Entonces hay un por qué. No es que las mujeres estén histéricas y salieran a decir ‘rompamos todo’. Pues no, hay todo un motivo de mucho dolor contra las mujeres de este país que han sido agraviadas durante toda la vida».

«La culpa no es mía» tiene origen en la convocatoria que realizó el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) para apoyar a productoras independientes que lanzó en 2019. El primer capítulo «La Violencia Invisible» se transmitirá en el Canal 14 del SPR este sábado 6 de marzo a las 20:00 horas.

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