• Estados Unidos es la favorita para coronarse campeona del Mundial Femenil Australia Nueva Zelanda 2023.
  • Sin embargo, el crecimiento del futbol femenil a nivel internacional ha traído grandes rivales por el título.
  • Aunque se está avanzando para eliminar la desigualdad salarial, el futbol femenil aún debe trabajar para erradicar la violencia que sufren sus jugadoras.
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La Copa Mundial Femenil de la FIFA 2023 arrancó el pasado 20 de julio en Australia y Nueva Zelanda, y Estados Unidos regresa como la selección favorita para llevarse el título.

El conjunto de las barras y las estrellas ha ganado cuatro títulos (los últimos dos de manera consecutiva). Muchos expertos esperan que haga historia ganando su tercer campeonato consecutivo.

Ciertamente, el equipo está construido sobre bases sólidas: tiene una historia de torneos como ninguna otra, ya que alcanzó finalizó en los tres primeros lugares de las ocho ediciones del torneo desde 1991.

Además, posee algunas de las jugadoras más reconocibles y condecoradas de este deporte, entre ellas Megan Rapinoe Alex Morgan.

Sin embargo, las jugadoras estadounidenses no están seguras volver a ganar el Mundial Femenil este año. La selección es la que ha experimentado más rotaciones para esta edición: contará con un nuevo director técnico y perderá a varias jugadoras principales por la jubilación y una serie de lesiones. Asimismo, su desempeño de cara al torneo ha sido irregular.

Por otro lado, hay corrientes externas que también están empujando contra el dominio estadounidense. El compromiso de la FIFA para hacer crecer el futbol femenil a nivel mundial ha contribuido a que naciones de todo el mundo reduzcan la brecha con Estados Unidos en la cancha.

Todos esos factores deberían conducir a un torneo más competitivo en Nueva Zelanda y Australia. Sin embargo, tener más equipos desafiando a
Estados Unidos no es el único criterio para medir el éxito en el futbol femenil.

Como argumentamos en nuestro próximo libro, The 2023 FIFA Women’s World Cup: Management, Politics and Representation, la FIFA debe hacer más para implementar reformas institucionales que prioricen lo que es correcto sobre simplemente lo que es rentable en el futbol femenil.

Creemos que solo así podrá jugar en igualdad de condiciones.

Mover los postes de la portería (en la dirección correcta)

22 años después de la primera Mundial Femenil de la FIFA, el deporte está experimentando un crecimiento espectacular a nivel internacional. El número de mujeres y niñas que participan en el deporte en todos los niveles está aumentando. 

El plan de la federación es duplicar el número de jugadoras en todo el mundo a 60 millones para 2026. También inyectar 1,000 millones de dólares (mdd) al futbol femenil durante un periodo de cuatro años.

Mientras tanto, cada vez más países lanzan ligas profesionales, incluyendo México y Colombia.

Junto con esto, se ha incrementado el patrocinio de clubes y ligas femeniles y un número creciente de lucrativos acuerdos de patrocinio para las mejores futbolistas.

Los órganos rectores y las franquicias también están comenzando a invertir más en jugadoras, entrenadores e infraestructura. Y ha dado resultado. Tan solo en el último año, las transferencias de jugadores batieron récordsla asistencia a los juegos también llegó a cifras históricas y la audiencia televisiva alcanzó un máximo histórico tanto a nivel nacional como internacional.

Este crecimiento no se limita a los campos de juego en Europa y América del Norte. El futbol femenil en ÁfricaMedio Oriente y Asia también se ha beneficiado. 

Por primera vez, el Mundial contará con la participación de 32 equipos, frente a los 24 de los últimos dos torneos. Entre los equipos que debutan estarán Marruecos, Filipinas, Vietnam y Zambia.

Al señalar el crecimiento en esos países, el director técnico de Estados Unidos, Vlatko Andonovski, comentó: “El mundo que se está poniendo al día es Gales, Vietnam, Zambia y Portugal”.

Eso no quiere decir que un puñado de países liderados por Estados Unidos no vuelva a dominar. No obstante, incluso si lo hicieran, eso no negaría los avances logrados en el futbol femenino desde el último Mundial en Francia 2019.

Nivelar el terreno de juego (un poco)

La FIFA ha mostrado el compromiso de invertir, celebrar y comercializar su torneo femenil insignia de maneras que no se habían visto en ediciones anteriores. 

El premio en metálico —el dinero en efectivo para la preparación del equipo y la compensación a los clubes de jugadoras— ha aumentado 300% durante la última Copa Mundial,.

En total, el premio en efectivo será de 152 mdd y cada jugadora que participe en el campeonato recibirá al menos 30,000 dólares.

Sin embargo, el premio acumulado general sigue siendo una fracción del equivalente de los hombres. Esta es una disparidad de género señalada por la Selección Femenil de Futbol de Australia en un video reciente.

Y dar crédito a la FIFA por el progreso en cuestiones salariales de género ignora cómo las futbolistas tuvieron que superar la explotación, la comercialización insuficiente y las barreras estructurales e institucionales creadas por el organismo en primer lugar.

A diferencia del futbol varonil

Decenas de jugadoras que saltan al campo en Australia y Nueva Zelanda son (en el mejor de los casos) amateurs o semiprofesionales.

Incluso algunas de las que son profesionales soportan malas condiciones de trabajo, instalaciones insuficientes y condiciones de juego inseguras. Esto probablemente influya en la reciente ola de lesiones entre las mejores jugadoras.

Esto sin contar los casos de conducta sexual inapropiada, acoso y abuso emocional documentados en el futbol femenil. Desde Afganistán hasta India y Argentina, las atletas han sido objeto de abusos, mala conducta y violencia sistémica derivada de la precariedad laboral y la falta de protección en el lugar de trabajo.

Aquí, Estados Unidos —durante mucho tiempo la líder mundial en el juego femenil— no es inmune. Esto lo demostró un informe de 2022 sobre la conducta sexual inapropiada y el abuso verbal y emocional por parte de los entrenadores en la National Women’s Soccer League (NWSL).

De cara al Australia Nueva Zelanda 2023, Estados Unidos sigue siendo un criterio con el que se pueden medir otros equipos. Sus jugadoras son emblemas de la creciente popularidad y el valor comercial del futbol femenino. 

No obstante, como revela su activismo laboral, la búsqueda de la igualdad salarial y el impulso por una mejor protección continúan dentro y fuera de la cancha.


Este artículo se publicó originalmente en inglés.

* The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

* Adam Beissel es profesor asociado de Liderazgo y Gestión Deportiva en la Universidad de Miami. Andrew Grainger es profesor de Desarrollo Deportivo en la Western Sydney University. Julie E. Brice es profesora asistente del Departamento de Kinesiología en la Universidad Estatal de California, Fullerton. Verity Postlethwaite es becario del Premio Doctoral en la Universidad de Loughborough, e investigadora asociada del Centro de Investigación de Japón en la Universidad de Loughborough.


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