- Las bebidas endulzadas artificialmente, como los refrescos dietéticos, los jugos o los cafés, están vinculadas a los mismos riesgos para la salud del corazón que sus contrapartes azucaradas, según un nuevo estudio.
- Los investigadores encontraron que las personas que consumían versiones bajas en calorías o sin calorías de bebidas dulces eran más propensas a sufrir enfermedades cardiovasculares.
- Existe alguna evidencia de que los edulcorantes artificiales pueden aumentar el apetito, interrumpir la digestión e incluso provocar antojos más fuertes de alimentos dulces.
Reducir el consumo de bebidas azucaradas como refrescos, jugos y cafés almibarados puede no hacer nada por la salud de tu corazón si las reemplazas con alternativas endulzadas artificialmente.
Un nuevo estudio encontró que las personas que consumían bebidas con edulcorantes bajos en calorías o sin calorías —como aspartamo, sucralosa y stevia— tenían un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, en comparación con las personas que no tomaban bebidas azucaradas en absoluto.
El estudio fue publicado en el Journal of the American College of Cardiology. Los investigadores analizaron datos de 104,760 participantes para el estudio de NutriNet-Santé, de Francia; en él registraron su ingesta dietética, actividad física y estado de salud, en intervalos regulares de seis meses.
Descubrieron que los participantes que consumían bebidas azucaradas tenían un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular; esto no fue una sorpresa, ya que el azúcar está relacionado con una serie de problemas de salud.
Sin embargo, también encontraron que aquellos que consumían versiones dietéticas de bebidas dulces —que contienen sustancias como aspartamo, stevia y sucralosa)— tenían un riesgo igualmente alto, en comparación con sus pares que no consumían bebidas azucaradas en absoluto.
«Nuestro estudio sugiere que las bebidas endulzadas artificialmente pueden no ser un sustituto saludable de las bebidas azucaradas; estos datos proporcionan argumentos adicionales para impulsar el debate actual sobre impuestos, etiquetado y regulación de bebidas azucaradas y bebidas endulzadas artificialmente», dijo en un comunicado de prensa la investigadora principal Eloi Chazelas, estudiante de doctorado en la Universidad de París Norte.
Existen varias limitaciones para esta investigación. Por un lado, no establece directamente que los edulcorantes artificiales aumenten el riesgo de enfermedad cardíaca. Por otro lado, la investigación tampoco distinguió entre diferentes tipos de edulcorantes artificiales, que pueden no tener los mismos efectos.
Los edulcorantes artificiales en las bebidas dietéticas pueden aumentar el apetito, interrumpir la digestión y aumentar los antojos de alimentos dulces.
Una extensa investigación muestra que los edulcorantes artificiales son seguros para el consumo, según la FDA. Otras encuestas muestran que, actualmente, más personas parecen preferir los edulcorantes sin calorías al azúcar regular.
Con moderación, se pueden utilizar para reducir las calorías de las personas que intentan perder peso. En algunos casos, los edulcorantes artificiales también pueden ser útiles para las personas con diabetes o prediabetes, según Shamera Robinson, directora de nutrición de la Asociación Estadounidense de Diabetes.
El consumo de bebidas azucaradas contribuye significativamente al riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, dijo Robinson en una presentación en la Conferencia y Exposición de Alimentos y Nutrición 2020. Por el contrario, los edulcorantes artificiales no lo hacen.
Pero no se consideran saludables, según los expertos, y pueden tener otros riesgos.
Existe alguna evidencia de que los edulcorantes artificiales pueden aumentar el apetito; además, pueden interrumpir la digestión e incluso provocar antojos más fuertes de alimentos dulces, informó Insider anteriormente.
Como resultado, las gaseosas dietéticas y otras bebidas pueden ser preferibles a las contrapartes con azúcar total para perder peso o controlar la diabetes; sin embargo, desde la perspectiva de un nutricionista, el sustituto ideal es siempre agua u otras bebidas sin azúcar.
«La conclusión es que el uso de sustitutos del azúcar no hace que una elección malsana sea saludable; más bien, hace que esa elección sea menos malsana», dijo Robinson.
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