- Cuando ese sentimiento no es auténtico, puede parecer un guion y podría dañarte profesionalmente.
- Los estudios muestran que las personas registran una falta de autenticidad, por lo que fingir vulnerabilidad es imposible en el trabajo.
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Aprender a ser vulnerable en el trabajo en la medida adecuada puede ser de gran valor.
Después de todo, es un elemento elogiado por su papel en la creación de culturas de confianza, compromiso y respeto.
Muchas personas líderes dicen que aceptan la vulnerabilidad porque les permite conectarse con colegas y miembros del equipo en un nivel más profundo.
Además, admiten que no tienen todas las respuestas también pueden iniciar conversaciones abiertas con colegas y miembros del equipo, lo que puede cultivar una atmósfera de colaboración y desafiar el sesgo. Eso es bueno para individuos, equipos y empresas por igual.
No hay manera de «optar por no participar» de ser vulnerable, especialmente en un entorno como el lugar de trabajo; las relaciones están al frente y al centro.
«Nunca he estado en un negocio que pudiera cumplir su misión y alcanzar sus metas sin relaciones», señaló Brené Brown, autora de varios libros sobre el poder de la conexión humana. «La vulnerabilidad es el pegamento que les une».
Pero hay una trampa: cuando la vulnerabilidad se desvía de la autenticidad, tiende a parecer un guion.
Y en lugar de profundizar las relaciones, esta dinámica en realidad puede ser polarizadora y dañina profesionalmente.
Por qué la vulnerabilidad puede resultar contraproducente
Mostrar vulnerabilidad puede ser contraproducente cuando se usa por razones equivocadas en el trabajo.
Los estudios demuestran que las personas subconscientemente registran una falta de autenticidad; significa que tratar de escribir su historia de vulnerabilidad es imposible, al igual que usarla para ganar lástima o, por otro lado, mostrarla como una insignia de honor sin consideración por sus repercusiones en los demás.
En Silicon Valley, por ejemplo, el fracaso se ha convertido en una especie de «derecho a fanfarronear» fetichizado. Esto epecialmente porque las personas fundadoras a menudo se recuperan rápidamente y pasan al siguiente proyecto.
Pero la garantía sigue siendo consecuente. Jerry Hum, cuya primera empresa quebró, indicó que sus socios y él aceptaron el mantra empresarial de fallar para llegar al éxito, aunque escribió: «Admitir el fracaso nos habría ahorrado una gran cantidad de tiempo, energía y dinero».
La vulnerabilidad puede incluso resultar contraproducente cuando quienes lideran tienen las mejores intenciones en el trabajo.
Tomemos el ejemplo de Cynthia, directora general en una organización de atención médica. Cuando consiguió un ascenso, le mencionó a su nuevo equipo: «Quiero hacer este trabajo, pero da miedo y necesito su ayuda».
Su estilo de liderazgo aparentemente auténtico y revelador la hizo perder terreno con sus personas colaboradoras, quienes percibieron una falta de credibilidad.
Los guiones de vulnerabilidad intentan hacer la conexión «hotwire»
Las conexiones interpersonales no se establecen de la noche a la mañana. Es por eso que un guion de vulnerabilidad no suele tener el efecto deseado. Interpretar este atributo es, como afirmó la autora y conferencista Brené Brown, un intento de conexión hotwire.
Tiene una cualidad distintiva: la gente no lo compra. Y debido a nuestra capacidad finamente afinada para olfatear la comunicación no auténtica, es fácil desacreditar a alguien una vez que percibimos el más mínimo indicio.
Los guiones de vulnerabilidad son tan variados como las personas que los expresan, pero algunos ejemplos comunes incluyen:
- Compartir demasiado sobre un problema o desafío personal para crear empatía instantánea con el oyente.
- Comunicarse sin un filtro para construir una personalidad de alguien que es vulnerable e identificable.
- Recrear momentos de vergüenza o fracaso para una audiencia en un intento de ganar lástima.
- Humanizarse a sí mismo hasta un punto que hace que los demás se sientan incómodos.
Comprensiblemente, la línea divisoria entre «vulnerable» y «sobrecompartir» puede ser delgada y depende de tu audiencia.
Si un oyente piensa: «No hay manera de que pueda salirme con la mía diciendo eso/enviando ese correo electrónico», probablemente haya ido demasiado lejos.
Cómo ser vulnerable en el trabajo sin compartir en exceso
Hay una manera casi infalible de medir si estás siendo real con tu vulnerabilidad en lugar de declamar un guion: determinando si la información o la historia es útil para el resto de la gente.
Si no es así, es muy probable que estés realizando una vulnerabilidad por el motivo equivocado.
Tal vez estés procesando un contratiempo desafiante y quieres ser transparente con tu equipo sobre lo que sucedió.
Sin embargo, si tus emociones aún están «al rojo vivo» y tus pensamientos aún están «nublados», este es el momento equivocado para exponerlo todo.
No es probable que sea útil para ti y es menos probable que sea útil para tu equipo.
Pero si estás compartiendo algo relevante, que está destinado a resonar con otros sin depender de las personas para responder de cierta manera, tu audiencia puede escuchar y aprender de la vulnerabilidad que transmites en el trabajo.
En lugar de tratar de obligar a oyentes a seguir el juego con un guion de vulnerabilidad, estás presentando un lado auténtico (y sin filtro) de ti mismo.
Para citar a Cynthia, la directora general que perdió credibilidad después de su admisión ante el equipo ser auténtico «no significa que puedas estar expuesto a la luz y que la gente vea a través de ti».
No se trata de ir comentando cada momento vulnerable en el trabajo. Se requieren desarrollar relaciones que incorporen la vulnerabilidad poco a poco y elevar a las demás personas, en lugar de a ti mismo, en el proceso.
Melody Wilding es una coach ejecutiva cuyos clientes incluyen jefes y líderes de alto rendimiento en lugares como Google, Facebook y HP.
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