• Imagínate tener unas ventanas que automáticamente conserven el calor de tu hogar en invierno y lo dejen salir en verano.
  • Y que además ahorren energía y sean amigables con el medioambiente.
  • Estas ventanas inteligentes creadas por la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur ofrecen una manera rentable y escalable de reducir tu gasto de energía.

Si tu edificio no tiene un buen aislamiento, podrías terminar gastando mucho en calefacción y aire acondicionado. Además el uso de estos aparatos resultará menos eficiente.

De hecho, las ventanas representan hasta 60% de la pérdida de energía en los edificios, y son uno de los elementos estructurales menos eficientes.

Ante los desafíos que plantean ciudades cada vez más pobladas y un calentamiento global que no da tregua, surgieron algunas propuestas. Entre ellas están tecnologías de aislamiento, enfriamiento y calentamiento pasivo, los jardines verticales o el aprovechamiento de nuevas fuentes limpias de energía.

Una ventana inteligente que conserva el calor en invierno y lo libera en verano

En New Sciencist recogen un invento muy útil que podría bajar el costo del recibo de luz. Se trata de una ventana inteligente que automáticamente conserva dentro el calor durante en invierno y lo libera en verano.

En los climas cálidos pasa que las ventanas se calientan desde el exterior e irradian energía térmica hacia los edificios. Cuando hace frío afuera, las ventanas se calientan adentro e irradian calor al ambiente exterior. El proceso se conoce como enfriamiento radiativo.

Este nuevo invento lo desarrolló Yi Long y su equipo de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur. Lo que logra es activar o desactivar este efecto, dependiendo de la temperatura.

Para ello los científicos incorporaron a un lado del vidrio una fina capa de dióxido de vanadio. Este es un compuesto que cambia de aislante a conductor a partir de los 68° C.

Por debajo de esta temperatura, la ventana bloquea el escape de la radiación infrarroja, manteniendo la temperatura en el interior. Por encima de esta temperatura, la ventana refleja el calor del exterior y deja salir el de dentro.

Ya que 68°C es una temperatura demasiado elevada, por encima de los picos más altos de la ola de calor que pueda haber en verano, los investigadores de Singapur añadieron tungsteno al dióxido de vanadio para reducir la temperatura de transición a 28 °C.

Entre el vidrio y el dióxido de vanadio dopado con tungsteno, el equipo insertó una capa de polimetacrilato de metilo conocida como PMMA; este es un plástico transparente, que mejora la capacidad aislante de la ventana.

“Este es un sistema pasivo, lo que significa que se puede ajustar según la temperatura. No hay necesidad de electricidad”, dice Long. De estar disponibles en el mercado, estas ventanas inteligentes podrían instalarse por todo el mundo y funcionar durante todo el año.

Para que la prueba de concepto de ventana sea comercialmente viable, deberán mejorar su eficiencia para bloquear la radiación infrarroja y alargar su durabilidad.

Esta nueva manera rentable y escalable de ahorrar energía se publicó en la revista Science.

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