• Abrí perfiles en Tinder, Bumble y Badoo para conseguir una cita en la Ciudad de México el 14 de febrero.
  • En Tinder es más común que se den los encuentros casuales; en Bumble y Badoo también, pero son menos obvios.
  • El experimento me dejó cansada de las apps de citas porque es exhaustivo hablar con varias personas a la vez sin encontrar algo serio.
 

Abrí cuentas en las aplicaciones populares Tinder, Bumble y Badoo con el fin de conseguir una cita para el 14 de febrero, pero terminé harta de la experiencia.

No es la primera vez que uso una aplicación de citas y sé que todas tienen cosas buenas y malas, pero como este es mi primer San Valentín en la Ciudad de México, decidí hacer un experimento.

En las cuentas que creé, subí las mismas fotos y descripción: “Provinciana recién llegada a CDMX. Quiero una cita para el 14 de febrero 😉”.

Perfil Brenda Tinder
El perfil que abrí en Tinder.

El sexo ante todo

En cuanto bajé las aplicaciones, empezaron a llover ‘matches’ — solicitudes para conectar —. Muchos hombres mostraban en su descripción que querían tener un encuentro casual. Pero no, yo no estaba buscando sexo sino una cita para San Valentín.

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En las tres plataformas hay “lobos disfrazados de oveja”, que no muestran nada sexual en sus perfiles, inician conversaciones casuales y de pronto ¡pum! te sueltan que solo quieren sexo. Eso sí, en Tinder, la conversación sobre sexo casual es más habitual que en Bumble y en Badoo.

Pero eso no me acercaba más a tener una cita de 14 de febrero, pues algunos usuarios querían “mostrarme la ciudad… y luego otras cosas”.

Conversación Tinder
Una propuesta de sexo en Tinder.

Cuando veían que lo único que yo quería era salir con alguien el 14 de febrero, varios de los hombres con quienes contacté me preguntaron si creía que en Tinder iba a encontrar al amor de mi vida — como si creyeran que les iba a contestar que sí.

Otra pregunta habitual en todas las aplicaciones fue: «¿qué buscas aquí?» — como si mi descripción no fuese suficientemente clara —. Eso sí, cuando les devolvía la pregunta, casi todos contestaron «lo que se dé».

Para quienes no están muy familiarizados con el lenguaje app de cita — español, esa frase se usa cuando alguien está explorando qué tan disponible estas para solo tener sexo.

El mundo de las apps de citas

La verdad, cuando entras en una aplicación te vuelves parte de un catálogo de personas “disponibles”. Es decir, puedes elegir y ser elegido al mismo tiempo.

En Tinder, por ejemplo, hay muchos hombres muy guapos (modelos, marcados de gimnasio) y casi todos usan montones de filtros, imágenes exageradamente posadas o fotografías de ellos con fondo de sus viajes (Machu Pichu, la Torre Eiffel y el Coliseo, son una constante).

El problema es que cuando pides una imagen, en cualquiera de las tres aplicaciones, resulta que no se ven igual, y que lo que está en el perfil es una foto de hace 5 años. O, en el peor de los casos, una foto de alguien más.

Me pasó con un chavo de Bumble que se veía bien en sus fotos de la app. Cuando comenzamos a hablar vía Whatsapp noté que tenía cabello largo en la foto de perfil (a mí no me gustan los chicos con cabello largo, por cierto). Cuando le pregunté, me dijo que las del perfil eran fotos viejas y… ¡Me sentí engañada! Cuando le comenté, se molestó tanto que nos dejamos de hablar.

También me sucedió en Badoo. Había un chico que solo tenía una foto en su perfil y al pedirle más, envió unas que se tomó 4 años antes.

El recuento de los daños de Tinder, Bumble y Badoo

Spoiler alert: Nunca encontré mi cita del 14 de febrero, pero sí hice varios descubrimientos interesantes.

1. En Tinder me topé con muchos “coleccionistas de matches”. Esos que sí te dan me gusta, pero nunca te hablan, nunca contestan y pues nunca se da nada, ¡qué flojera!

2. Bumble me pareció mucho más segura, pues las mujeres son quienes deben comenzar la conversación. Eso hace que la cantidad de hombres que dicen buscar “algo más serio” sea mayor (o por lo menos, son menos obvios cuando buscan sexo).

En esta app, tienes 24 horas para iniciar una conversación y 1 hora más como bonus -que puedes aplicar tú o el match- para que “alargues” la conexión y no la pierdas.

Quizá mi confianza en esta aplicación radica en que tengo varias amigas que han encontrado parejas aquí y la verdad es que salir con alguien de Bumble, me dio más confianza que salir con alguien de las otras dos apps.

3. Badoo es una combinación de Tinder y Bumble (haciendo esta investigación me di cuenta al platicar con conocidos, que es la app de citas menos conocida de las tres). Está muy orientada a la geolocalización, así que te avisa quién vio tu perfil y hasta cuando te cruzas en la calle con alguien de la aplicación. Por cierto, eliminar tu cuenta es muy difícil.

Si no quieres activar la geolocalización para usar estas aplicaciones, lamento decirte que pierdes el tiempo. Aunque de las tres, Badoo es más invasiva, todas usan tu ublicación para mostrar usuarios que estén a cierto rango de distancia de ti. Tú puedes filtrar hasta cuántos kilómetros, la edad y el sexo.

Opciones de pago

Tinder, Bumble y Badoo te dan la opción de pagar. ¿En qué consisten? En planes que van por día, semana, mes o año, donde la app te muestra a quién le gustaste sin que tú tengas que devolver la interacción; entre otras características para afinar la búsqueda de pareja.

Hace mucho tiempo, yo pagué en Tinder porque es la única manera de localizarte en otro lugar del mundo. Iba a ir de vacaciones a Playa del Carmen y días antes me ubiqué allá para ir conociendo anticipadamente a alguien.

Cuando te aparecen perfiles de personas que están a miles de kilómetros de distancia, se debe a que justamente pagaron para localizarse donde estás tú y es muy probable que pronto estén en tu ciudad.

Fuera de eso, quizá no tenga tanto sentido que gastes ahí tu dinero.

El tiempo y la superficialidad de las aplicaciones

Es muy complicado estar en las tres aplicaciones a la vez cuando tienes un trabajo y una vida que atender. Es increíble la cantidad de tiempo que se consume en el celular intentando conocer a alguien que muy probablemente no llegue a otra cosa (o sí, como en la vida pero con varios al mismo tiempo). Yo recomiendo usar una app de citas a la vez.

Además, en 80% de los casos te piden tu número de celular a la primera oportunidad, para hablar directamente (no lo hagan, no funciona, primero conozcanse ahí).

Eso de revisar el “catálogo” con tanta frecuencia te lleva a la frivolidad. Yo, por ejemplo, empecé a estar más pendiente de si la persona cumplía con mis estándares de belleza que en todas las características no físicas que me hubieran permitido pasar un rato agradable en su compañía. Quizá no les pase a todos, pero yo sentí que me comenzaba a consumir ese mundo.

No puedo decir que todas mis experiencias han sido malas, pero pasar unos días con las tres aplicaciones a la vez fue muy cansado. Luego de varios intentos fallidos, creo que regresaré a la forma tradicional de ligar.