- La industria de energía global sufre uno de los momentos de mayor incertidumbre en varias décadas.
- Un reciente reporte de McKinsey & Company revela cinco tendencias en el sector.
- Rafael Scott, socio de la consultora, explica que vamos por buen camino, aunque se debe reforzar la energía renovable.
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La industria de energía global sufre uno de los momentos de mayor incertidumbre en varias décadas. La guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia implementadas por varios gobiernos se sumaron al repunte de la demanda después de los meses más críticos de la pandemia; esto generó un entorno de alzas de precios de energéticos para muchas empresas y hogares en todo el mundo. En Alemania, por ejemplo, el precio del gas se ha cuadruplicado en los últimos 12 meses y el costo base en electricidad rompió máximos históricos al cotizarse en 340 dólares/MWh en julio de 2022, respecto a niveles de 50 dólares/MWh a inicios de 2021.
En paralelo, los consumidores, y productores comienzan a verse afectados por una mayor presión para reducir la intensidad de carbono a medida que los gobiernos se comprometen a abordar las fuentes del cambio climático. Hoy ya 64 países —que representan 89% de las emisiones globales de CO2— se han comprometido a ser net-zero en emisiones como parte de los compromisos de la COP26 de octubre pasado. Esto obligará a cambios importantes a sectores industriales que ya empiezan a resistir estas políticas como se ha visto, por ejemplo, en las protestas de agricultores en Ámsterdam.
Es solo cuestión de tiempo para que empecemos a sentir estas presiones en México y es necesario comenzar a prepararnos para enfrentar los retos de la transición energética global.
Escenarios para una transición energética
McKinsey recientemente presentó el reporte Global Energy Perspective 2022, un el cual proporciona una perspectiva sobre escenarios posibles para el sistema energético mundial y destaca cinco tendencias principales.
1. La volatilidad continuará en los mercados energéticos
Si bien los gobiernos y las empresas están cada vez más comprometidos con los objetivos de descarbonización, los mercados de energía enfrentan una volatilidad extrema impulsada por las tensiones geopolíticas y por el repunte en la demanda de energía. Debemos acostumbrarnos a ver repuntes y caídas de precio significativas en cuestión de semanas.
2. Vamos hacia un mundo mayormente electrificado… con renovables e hidrógeno
Se prevé que la matriz energética se desplace hacia la electricidad y el hidrógeno, principalmente por la electrificación del transporte y la industria, así como el empuje por la descarbonización. Las energías renovables cubrirán 80-90% de la demanda de electricidad y el hidrógeno crecerá cinco veces su demanda gracias a su posibilidad de ser un combustible de bajas emisiones.
3. El pico de demanda de combustibles fósiles está llegando
El movimiento hacia renovables impactará las industrias de petróleo, gas y carbón. La demanda global de petróleo podría alcanzar su pico entre 2024 y 2027 y comenzar una trayectoria descendente hacia adelante. La demanda de carbón alcanzó su punto máximo en 2013; sin embargo, después de un repunte temporal en 2022, se proyecta que empiece a reducirse su uso considerablemente. Finalmente, el gas podría ser más resiliente, por lo que se proyecta que alcance su pico de demanda entre 2030 y 2040.
4. Vamos por buen camino, pero estamos todavía lejos de cumplir las metas de calentamiento global
Si todos los países con compromisos net-zero cumplieran al 100% sus promesas de reducción, en el mejor de los casos, estamos ante un escenario calentamiento global que alcance los 1.7°C para el año 2100. Si queremos cumplir la ambición planteada en el Acuerdo de París —mantener el calentamiento global en 1.5°C—, es necesario que el sistema energético global acelere su transformación de manera significativa, alejándose de los combustibles fósiles y apuntando a la eficiencia, la electrificación y los nuevos combustibles.
5. Cumplir estos compromisos requiere inversiones significativas
Se prevé que las inversiones totales en sectores energéticos crecerán más de 4% anual y se promoverán más tecnologías no fósiles y de descarbonización, necesitaremos invertir 1.5 trillones de dólares por año en energía. Esto será impulsado por la promoción de nuevas tecnologías de descarbonización, como renovables, captura de carbono; hidrógeno, baterías, centro de carga de vehículos eléctricos y otras inversiones que superarán para 2050 todas las inversiones energéticas actuales.
Un triángulo que debemos tener siempre en mente
El Foro Económico Mundial, en su proyecto Strategic Intelligence, asegura que, para lograr una transición energética más inclusiva, sustentable y accesible para todos, se debe considerar el equilibrio del “triángulo de la energía”: sustentabilidad, seguridad y acceso.
Ahí reside la clave para que la energía sea una prioridad mundial. Primero, debemos reducir la combinación energética mundial, acaparada mayormente por combustibles fósiles —actualmente en 81%—. Segundo, asegurar que todas las personas en el mundo tengan acceso a energías limpias y costeables. Tercero, que estas sean seguras y no precipiten más escenarios de incertidumbre.
Es el camino verde a seguir.
* Rafael Scott es socio de McKinsey & Company basado en México con más de 10 años de experiencia trabajando en energía e industrias pesadas, en distintas geografías como Latinoamérica, Estados Unidos y Medio Oriente. Su área de mayor especialización es alrededor de la Transición Energética, además de ser quien lidera los proyectos de la Firma en México para temas de Sostenibilidad y Medio Ambiente. Tiene una maestría en administración de negocios por la Universidad de Yale, y se graduó de Ingeniería Industrial por la Universidad Iberoamericana.
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