• La IA se ha convertido en una herramienta crucial para optimizar procesos y mejorar la eficiencia.
  • Sin embargo, el uso de la IA plantea la cuestión ética respecto a la privacidad, derechos de autor, discriminación, sesgo racial.
  • Tres expertos participaron en el panel “La ética en la inteligencia artificial generativa”, de Startup Connect by Business Insider México
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El furor alrededor de la inteligencia artificial (IA) generativa, como ChatGPT, va de la mano con varias preguntas respecto a la ética: ¿hasta qué punto se permite utilizarlas?, ¿van a reemplazar el trabajo humano?

La IA se ha convertido en una herramienta crucial para optimizar procesos, mejorar la eficiencia y aumentar la productividad en las empresas.

Sin embargo, el uso de la IA plantea la cuestión ética respecto a la privacidad, derechos de autor, discriminación, sesgo racial y transparencia en datos personales.

Con esto en mente, en el panel “La ética en la inteligencia artificial generativa”, Nataliya Ershova, líder de operaciones en Provectus Colombia; Brenda Peralta, diseñadora gráfica con experiencia en IA en Business Insider; y John Rincón, director de Ventas y Marketing en wolkvox, analizaron cómo las empresas deben manejar el uso de inteligencia artificial.

Con ChatGPT, la IA se democratizó la tecnología

Los expertos coincidieron en que el boom alrededor de las herramientas de IA generativa, como ChatGPT, se debe a su facilidad de uso para generar textos o código, contrario, por ejemplo, a lo que sucede con el desarrollo de software, donde son necesarios lenguajes especializados.

“Logramos que la inteligencia artificial sea programable por casi cualquiera, en lenguaje natural. Con ello se democratiza la tecnología, cualquiera puede sentir que está a su alcance”, comentó John Rincón de wolkvox, empresa que ofrece soluciones de contact center en la nube.

La IA solo facilitará los trabajos de las personas, mas no lo reemplazará

Una de las preocupaciones de ética más recurrentes alrededor de la IA es si esta reemplazará o no el trabajo de las personas.

En esta línea, Brenda Peralta comentó que, si bien es cierto que la IA facilita tareas mecánicas, como redactar textos simples o instructivos, en el lado creativo sigue siendo necesario un humano para determinar qué funciona.

También destacó la importancia de informarse adecuadamente del tema, para eliminar prejuicios alrededor de esta tecnología.

“En wolkvox hemos creado componentes que podrían reemplazar a un analista de calidad en un call center, en funciones básicas. Esto ya se hace con cero fatiga. La inteligencia artificial puede hacer lo repetitivo muy bien; ahora surgen cargos como el “prompt engineering”, quien le habla a la IA para que produzca lo que se quiere”, compartió, por su parte, Rincón.

El problema ético con la IA, en realidad es con los humanos

El director de Ventas y Marketing de wolkvox comentó que los problemas éticos de la inteligencia artificial son los mismos que existen con las personas, ya que la IA es alimentada con el conocimiento humano.

Por tanto, si en la sociedad hay racismo, discriminación y otros sesgos, es probable que la IA termine absorbiéndolos.

En esta línea, más allá de una regulación, la sociedad debería evolucionar primero. Por otro lado, la IA también ayudaría a realizar tareas que pudieran comprometer los valores personales o religiosos de un individuo.

“Las máquinas van de la mano con los humanos, por eso existen cargos como el de Chief Ethical Officer, para definir hasta qué punto se permite a las máquinas hacer cosas. Además, la definición de ética varía con cada cultura, por eso es difícil definirlo a nivel global”, agregó Nataliya Ershova.

Las máquinas podrán tener las tareas pesadas y permitir mayor descanso a los humanos

Finalmente, al preguntarles cuál es el aspecto que más les emociona del potencial de la IA generativa, los tres coincidieron en la evolución en el trabajo humano, más hacia la creatividad y el análisis.

La IA podría permitir un mayor descanso, relegando a las máquinas las tareas pesadas.

John Rincón destacó el hecho de que la IA cada vez suena más “humanas”, citando casos reales donde una persona se enamora de una inteligencia artificial.

“Me emociona saber que ya llegamos al punto en que un humano no es capaz de saber si habla con otro humano o con un robot», dijo.

«Nuestro reto como humanidad es precisamente conquistar esa realidad. Vamos a tener que aprender; lo mejor que podemos hacer ahora es estar informados, nos va a tocar estudiar más y más rápido”, concluyó.

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