• El freelance Stephen Moore dice que después de dos años de trabajar desde casa, estaba cada vez más inquieto.
  • Para ayudar, todos los miércoles comenzó a apoyar a su amigo en un taller para construir muebles.
  • Este día semanal fuera de la oficina en casa lo ha hecho más enérgico y renovado.
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Antes de que la pandemia pusiera el mundo «patas arriba», mi vida laboral como propietario de un negocio de fabricación de objetos personalizados (y escritor a tiempo parcial) era bastante agitada; no había ni «luces» de ser freelance o tener un pasatiempo.

Mis días estaban llenos de fabricación en el taller, visitas in situ con clientes, instalaciones, reuniones y tres horas de desplazamiento diario.

Ahora, como escritor y editor independiente a tiempo completo, me levanto de la cama, me siento en la mesa de la cocina y escribo en mi computadora portátil hasta que llega la hora de la cena.

He estado trabajando de forma remota durante casi dos años y ello hizo que me sintiera más inquieto.

Mi historia laboral la he pasado de pie en entornos caóticos, desde bares y restaurantes hasta talleres y obras de construcción.

Me encanta lo que estoy haciendo en este momento: que me paguen por escribir y editar todavía se siente como un sueño, pero no soy alguien que haga un trabajo que implique sentarse todo el día. Hacerlo solo en mi mesa, casi en silencio, fue un cambio brusco.

Modificaciones ante el trabajo remoto

Trabajar de forma remota se volvió un poco extenuante durante el invierno; alentó la claustrofobia.

Mi estado de ánimo decayó bruscamente, mi rendimiento se vio afectado y comencé a odiar todo lo relacionado con mi trabajo y el lugar donde lo hacía. 

Sabía que algo tenía que cambiar o mi carrera como escritor desde casa sería muy efímera. 

Como el destino quiso, mi viejo amigo, también artesano, necesitaba un par de manos extra en su taller una vez a la semana para ayudar con varios proyectos. 

Aproveché la oportunidad y comencé a pasar todos los miércoles en su taller, ayudando a fabricar muebles a medida y trabajando con mis manos una vez más. 

Este día semanal fuera de la oficina en casa ha resultado ser una revelación, dejándome renovado e inspirado cuando me siento frente al teclado y liberándome de la sensación de estar atrapado en mi propia casa. 

Aquí hay tres razones por las que funcionó para mí, que soy freelance, y por qué creo que un día similar fuera de la oficina en casa con un pasatiempo, puede ayudar a otras y otros trabajadores que están en la misma situación.

1. «Rompe» la semana laboral

Cuando organizo mi día en el taller para la mitad de la semana, cambia por completo la composición de mi horario. 

En lugar de temer ante una larga semana en la mesa de mi cocina, mi semana ahora se divide en tres partes: el comienzo de ella, el día del taller y el final.

Otras semanas lo programo para el comienzo o el final de la semana para disfrutar de un descanso más largo de la escritura. 

La flexibilidad ayuda a reducir la sensación mundana que tenía con el trabajo remoto.

Un día fuera de la oficina requiere un pequeño sacrificio. Puede significar rechazar trabajos e ingresos para mantener el día libre o recuperar el tiempo ‘perdido’ en otro lugar. 

En mi caso, trato de reducir el impacto trabajando algunas horas extra los otros días de la semana.

Cuando es necesario, me levanto una hora más temprano el miércoles para atender asuntos laborales urgentes antes de ir al taller. 

2. «Reinicia» tu cerebro ante el trabajo

Me encanta escribir, pero como cualquier trabajo, puede volverse monótono.

A menudo me quedaba estancado cuando comencé a trabajar de forma remota.

Estaba pensando demasiado y trabajando poco y luchaba para motivarme sabiendo que todos los días se desarrollaban de la misma manera.

Desde que implementé mi día semanal fuera de la oficina, mi productividad aumentó significativamente.

No es solo que tengo un día menos a desperdiciar, sino que tomarme un descanso adecuado de mi trabajo y permitir que mi cerebro se concentre en una tarea completamente diferente «recarga» mis neuronas.

Cuando mi mente está en otras cosas, encuentro ideas que surgen al azar en mi cabeza, o esas oraciones complicadas con las que luché el día anterior se resuelven repentinamente por sí solas.

Otra ventaja de mi «escape» es que normalmente me despierto al día siguiente emocionado por volver a escribir.

3. Una manera de «soltarte» y explorar tu pasión

Cuando haces algo todos los días durante muchos años, puede ser difícil dejarlo ir por completo. 

Dirigí mi negocio de fabricación a medida durante cinco años antes de que la pandemia hiciera imposible nuestras condiciones de trabajo, pero seguir adelante ha resultado más difícil de lo que pensaba. 

Resulta que las cosas que me encantaban (usar mis manos, el ruido de la maquinaria, el olor de las virutas de madera, la charla durante las pausas para el té) están profundamente arraigadas en mí y en mi sentido de la rutina. Su falta me afectó.

Sumergir mis dedos en este mundo nuevamente está demostrando ser muy terapéutico y está ayudando a reducir la voz en mi cabeza que pregunta: ¿Tomé la decisión correcta al dejar el negocio? Ahora obtengo lo mejor de ambos mundos.

Si eres freelance o cuentas con un negocio por cuenta propia y tienes un proyecto de pasatiempo o pasión que dejaste atrás, ahora es el momento de explorar cómo recuperarlo. 

Marca un día para dejar el trabajo a un lado y experimentar con viejas actividades recreativas.

Después de ocho meses con este pasatiempo, que aplico en mi día semanal fuera del «home office», soy más enérgico, productivo y equilibrado en mi labor freelance.

Da como resultado que la calidad de mi trabajo y la satisfacción que obtengo al hacerlo, mejoren en todos los ámbitos. 

Si lo remoto es el futuro, un día fuera de nuestra oficina en casa nos hará mucho bien.

Stephen Moore es un escritor de negocios, tecnología y trabajo que actualmente labora para Medium como editor de sus publicaciones internas y como consultor creativo. Síguelo en Twitter y Medium.

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