• Debbie Ly renunció a su trabajo para convertirse en consultora para encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida.
  • Dijo que su anterior puesto deterioró su salud mental y la hizo sentir como si tuviera tres trabajos.
  • Su consejo es que te concentres en ti mismo mientras realizas acciones que te mejorarán personalmente.

Este ensayo se basa en una conversación con la ingeniera de software Debbie Ly, de 27 años, quien renunció a su trabajo para convertirse en consultora y mejorar su salud mental. Ha sido editado por su extensión y claridad.

La gente te dirá lo maravilloso que es trabajar en tecnología, y de muchas maneras lo es. El dinero, las ventajas y el entorno son, sin duda, muchas. Pero mi tiempo como ingeniera de software rompió algo mucho más importante para mí que el dinero: mi salud mental.

Hace dos años, dejé mi salario como ingeniera de software a tiempo completo en Rimeto y comencé a trabajar para mí. Si bien las expectativas de un trabajo tecnológico tradicional me dejaron sintiéndome desvalorada y con exceso de trabajo, ahora he encontrado un equilibrio que me ha hecho más feliz y realizada que nunca.

Las expectativas y la cultura del mundo tecnológico deterioraron mi bienestar mental en el transcurso de varios años. Muchas veces, me sentí como si estuviera trabajando en tres sitios en lugar de uno: escribía código, actuaba como gerente de contratación y me dedicaba a los esfuerzos de DEI en las empresas para las que trabajaba.

Los dos últimos roles me costaron una cantidad extraordinaria de trabajo emocional, en parte porque era una de las únicas ingenieras mujeres, y a menudo sentía que la gente me miraba constantemente como la que hablaba y hablaba de preocupaciones relacionadas con la inclusión. Sin embargo, todavía sentía que el componente técnico del trabajo era más valorado que las otras partes de mi trabajo, en parte porque era más fácilmente cuantificable que el tiempo y la energía emocionalmente agotadores invertidos en la contratación y los esfuerzos de DEI.

E incluso cuando me estaba yendo bien en dos de esos tres trabajos, mis gerentes señalarían mis deficiencias en el tercero. En general, sentí que las expectativas eran totalmente inalcanzables y la experiencia me dejó agotada. Sentí que estaba poniendo mucho de mí misma, y no importaba lo que hiciera, no sería suficiente. Reforzó los patrones de diálogo interno negativo y mi tendencia a ser dura conmigo misma, y me hizo mucho más difícil mostrarme compasión.

Sentí que tenía que presentar una versión particular de mí misma a mis colegas.

Pasar todo el día en la oficina con compañeros de trabajo también me quitó mucho. Sentí que tenía que ponerme una versión particular de mí misma todos los días que iba a trabajar. Sentí que la oficina esperaba que la gente estuviera feliz y entusiasmada. Tenía que ocultar mis sentimientos si estaba mal de alguna manera, lo cual era agotador y desalentador.

Ocultar cualquier parte de mí requería mucha energía y me sentía extraña y poco sincera. Simplemente no sentía que pudiera ser yo misma en el trabajo, lo que agotó mi sentido de autoestima y confianza.

Estas dinámicas me agotaron con el tiempo, dejándome desmotivada, y provocando que trajera más estrés a mi vida fuera del trabajo.

Toma medidas para que tu vida se vea como deseas

Durante este tiempo, hice algunas cosas para cuidarme y recomendaría a otras personas que experimentan algo similar. Encontré a otras personas en la empresa en las que podía confiar, en particular otras mujeres y empleados. Pasar tiempo con ellos y hablar abiertamente fue una gran fuente de apoyo, porque sentí que podían entender algunas de las dinámicas inefables que me afectaban. Mi comunidad fuera del trabajo también fue de gran ayuda para mantenerme firme y apoyada en un momento en el que no sentía que pudiera ser emocionalmente abierta en el trabajo.

Aparte de encontrar apoyo en los demás, también encontré apoyo en mí. Recomiendo esforzarte por ser consciente de tí mismo en los entornos en los que pasas el tiempo, porque es importante darte cuenta de cuándo comienzan a afectar tu bienestar mental. 

Por supuesto, el consejo más importante que puedo darte es que realmente actúes para hacer que tu vida luzca como tú quieres. Hace dos años, dejé el trabajo a tiempo completo para siempre. Comencé como consultora independiente, comenzando con trabajos que una amiga mía no podía conseguir por sí misma. 

De buenas a primeras, sentí que podía dejar escapar una exhalación existencial masiva. Empecé a vivir una vida de ritmo más lento y sintonizarme con cómo me sentía en el día a día y con lo que quería. También podía cuidarme mucho mejor; tenía tiempo para cocinar y disfrutar del tiempo con amigos, y no sentía el estrés del trabajo sangrando en mi vida. 

Sin duda, da miedo dar un salto como dejar un trabajo convencional para trabajar solo. Pero desde que dejé el trabajo a tiempo completo, me di cuenta de que uno de los mayores obstáculos para lograr la vida equilibrada y feliz que deseaba era simplemente creer que podía suceder. 

Hoy, creo que podré continuar por este camino, más lejos del trabajo tradicional y más cerca de las búsquedas creativas y otros esfuerzos que me satisfacen. Se siente seguro trabajar en un trabajo de tiempo completo para otra persona, pero se siente mucho más liberador poder diseñar y equilibrar mi vida de la manera que quiero.

En el aspecto financiero de las cosas, hoy no gano el mismo salario que ganaba como ingeniera a tiempo completo. Pero programo suficientes trabajos como independiente para poder ganar lo suficiente para vivir cómodamente. Esto se suma a que trabajo unas veinte horas a la semana en total. Más importante aún, podría haber tenido dinero antes, pero no tuve tiempo. Si la vida se trata de experiencia, alegría y relaciones, me siento más rica que nunca. 

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