- El amor por el espectáculo infantil y el arte llevaron a Rogelio “Harry” García a fundar la compañía Títeres Farfalla.
- Junto a su esposa Exandra y sus hijos Diana y Fabián, cuenta cuentos basados en clásicos de los hermanos Grimm, Roger Hargreaves o historias propias.
- Harry fabrica los títeres que protagonizan los cuentos. Algunos son de casi un metro, mientras que hay otros pequeños apodados los “Chinchulines”.
Rogelio García, conocido como “Harry” es originario de León, Guanajuato, una ciudad que tradicionalmente es zapatera; sin embargo, su amor por el espectáculo infantil y el arte lo llevaron a tomar un camino muy diferente, fundando la compañía Títeres Farfalla.
La carrera del leonés inició cuando tenía solo ocho años, luego de que su padre —quien era zapatero— agarró el maquillaje de su mamá y lo invito a trabajar junto a él como payaso en fiestas infantiles.
Su primer acercamiento con los títeres también fue gracias a su papá, quien compró un muñeco ventrílocuo e hizo un espectáculo para uno de sus cumpleaños, momento que marcó su vida.
Los títeres regresaron a él años después, en 2000, cuando él y su esposa Exandra tomaron un taller de creación de títeres mientras buscaban otras maneras para conectar con los niños.
Al todavía no saber fabricarlos de manera profesional, García encontró a su primer títere —Ruffo, un perrito blanco— un día que visitó un mercado. También le pidió a sus amigas que si habían cortado con sus novios, le regalaran los peluches que les habían dado para adaptarlos.
“Todo el mundo me preguntaba: ‘¿En qué vas a trabajar? Yo les decía que de los títeres, pero ellos me volvían a preguntar de qué iba a trabajar”, contó en entrevista con Business Insider México.
“La gente no cree que el arte es un negocio o un trabajo. Lo dejamos un tiempo y me metí a trabajar a distintos lugares, entre ellos una tenería en la que duré unos seis años”, agregó. “Pero yo seguía con la idea de retomar los títeres”.
Harry perdió su empleo en la tenería, pero en lugar de verlo como un problema difícil de superar, aprovechó la oportunidad y se motivó para fundar Títeres Farfalla.
Actualmente, la compañía interpreta cuentos basados en las obras de los hermanos Grimm, Roger Hargreaves o historias propias. García manipula los títeres junto a Exandra y su hija Diana; mientras que su hijo Fabián los ayuda con tareas como la programación, armar el teatrino e instalar el sonido para sus presentaciones.
Títeres Farfalla recuerda las antiguas carpas mexicanas
García platicó que el nombre de su compañía de títeres está inspirada en el apellido de un maestro italiano que conoció en León y con el que empezó a trabajar cuando quedó desempleado.
“Vivía en una habitación llena de libros. Literal, tenía la cama en medio, un buró para leer y las cuatro paredes estaban llenas de repisas con libros del piso al techo”, contó.
“Solo había un espacio como de dos metros para una ventana. Ya falleció, pero me gustaba que el señor vivía del arte y le encantaba leer”, añadió.
Harry también aseguró que “Farfalla” significa “mariposa” en italiano, palabra que le resultó muy poética al recordar la metamorfosis por la que pasan las orugas, “un gusano que nadie quiere”, para llegar a ser mariposas.
Inspirado en famosos programas de televisión de títeres —como “31 minutos”, en donde todo ocurre en un noticiero; “Los Muppets”, que es un teatro en el que le pasan cosas a los personajes; y hasta “Plaza Sesamo”, que es una calle—, el leonés explicó que el concepto de Títeres Farfalla es recordar las antiguas carpas mexicanas, en donde comenzaron estrellas como Tin-Tan, Clavillazo, Capulina y Cantinflas.
“Ellos eran los que ponían la carpa, la barrían y hasta ponían las sillas y las cortinas. La carpa terminaba siendo suya. Eran mucho más que unas divas que no hacían nada, porque le entraban a todo”, dijo.
Ruffo, Susy (una perrita blanca) y Boruca (una pajarita de colores rojo, azul y amarillo) son los tres protagonistas de las historias que cuenta Títeres Farfalla.
No obstante, el titiritero explicó que también hay otros “actores” que pueden interpretar diferentes personajes.
“Puedes ver a quien interpreta a Juan sin Miedo quitarse ese disfraz y ponerse el de un rey”, agregó. “Yo trato que Títeres Farfalla sea una carpa y que ahí les pase de todo”.
Harry fabrica los Títeres Farfalla
Los primeros títeres que García fabricó eran muñecos de peluche adaptados, pero la necesidad de crear nuevos personajes lo llevaron a tomar otros talleres e investigar cómo crearlos.
Basándose en la prueba y el error, el leonés diseñó moldes que utiliza para fabricar títeres de medio cuerpo, aproximadamente un metro de altura, que cose a mano.
De acuerdo con él, todo el proceso para crearlos —desde el corte de la tela, el armado y el detallado de todas las características que lo hacen único— le toma dos días.
Por otro lado, también fabrica otros títeres más pequeños adaptados de peluches —con pies y manos que puede manipular— llamados los “Chinchulines”, que regala a los niños cuando hacen espectáculos en fiestas infantiles. Esos toman aproximadamente ocho horas para su elaboración.
No obstante, fabricar un Títere Farfalla lleva más trabajo detrás, empezando por la imagen que García tiene de ellos antes de comenzar a crearlos.
“Por ejemplo, para crear al personaje de Juan sin Miedo yo me imaginé cómo iba a ser y basándome en lo que ya tenía en la cabeza fue que desarrollé el títere”, explicó.
“La otra es tomar una tela que me gusta, ponerla en la mesa y pensar qué puede salir de ahí”, continuó. “Empiezo a cortar los moldes, aunque no siempre los uso porque también voy improvisando. Es como va saliendo el títere”.
Manipular un títere te permite conectar con los niños y las niñas
Además de presentarse en fiestas infantiles, Títeres Farfalla ha compartido sus cuentos en escuelas, la Feria Estatal de León, ferias de libros, festivales y museos.
Diana García aseguró a Business Insider México que estas presentaciones son sus favoritas, ya que permiten que los niños, las niñas y los adultos participen.
Su cuento favorito para interpretar es “Kikí y el Nahual”, una historia original creada en 2019 sobre dos hermanos gemelos que deben superar los diferentes retos del Nahual —un brujo narizón y enojón— y su secuaz, un buitre.
“Nos ha pasado que mientras contamos el cuento y estamos en una adivinanza, los niños empiezan a gritar otras cosas para confundir al Nahual; o empiezan a gritarle ideas a Kikí para resolver el problema. Es algo muy padre”, dijo.
Harry confirmó que “Kikí y el Nahual” también es su cuento favorito para interpretar, el cual tiene una duración aproximada de 20 minutos.
“La última vez, la gente no se iba, seguía participando, y cuando nos dimos cuenta ya llevábamos hora y media”, dijo entre risas. “Teníamos la garganta destrozada, pero los niños estaban felices. Se nos fue volando el tiempo. Yo creo que es porque nos reflejamos mucho en los personajes”.
Exandra explicó que siempre tienen en la mente a los niños y las niñas cuando manejan a los títeres, es por ello que en sus funciones siempre se dirigen y hablan con el público.
“A los niños les encanta eso y también ayuda a que participen. Entran mucho en el juego del cuento”, dijo.
Por su parte, Diana considera que los niños y las niñas conectan más con los títeres porque no son personas, sino animales o monstruos que terminan viendo como sus amigos.
“No ven a alguien con autoridad, sino a un amigo. También son muy coloridos y llaman mucho la atención. Siento que por eso conectan mucho”, dijo.
Harry lo vio de primera mano hace unos años, en una fiesta infantil en la que estaba manipulando un títere que tenía pies y que podía sacar a caminar para que conviviera con los niños y las niñas.
“Cuando todos iban a cortar el pastel, un niño de entre tres y cuatro años se acercó al títere y le confesó un secreto: ‘le acabo de meter el dedo al pastel’”, recordó entre risas. “Parecía que yo no existía. Le dije que me trajera tantito, pero él le contestó al títere que no, porque ya nos estaban viendo”.
Los títeres también son para adultos
Aunque los espectáculos de Títeres Farfalla están pensados en el público infantil, García explicó a Business Insider México que los títeres también son para los adultos.
“En un principio fueron creados para los adultos, al igual que el teatro, los cuentos, la narrativa y otras expresiones artísticas. Fueron creados para darles un mensaje, pero los gobiernos antiguos los callaron y solo les dieron la oportunidad de trabajar con la condición de que enseñaran algo”, dijo.
De acuerdo con el leonés, los títeres tuvieron un papel importante en la infancia de México en la década de 1940, cuando el gobierno lanzó una campaña con ayuda de ellos para enseñar a los niños y a las niñas cómo se tenían que lavar los dientes.
Desde entonces, los títeres continúan muy ligados a ellos, aunque Harry considera que los adultos también pueden quedar atrapados por sus presentaciones, ya que existe una complicidad que se va construyendo de poco a poco con los títeres.
Dicha conexión rompe barreras, incluso las económicas. Según el titiritero, la compañía una vez tuvo que presentarse en dos fiestas completamente diferentes en un mismo día. La primera fue en un exclusivo club de golf de la ciudad, mientras que la segunda en la vecindad de un barrio popular.
“Había una brecha económica entre ambos lugares, pero dejando de lado los estereotipos que pudieron haber en cada uno, ambas fiestas estuvieron muy padres”, dijo.
“En los dos lugares nos trataron muy bien y nos invitaron a comer. En ambas participaron los niños y los adultos. Contamos el mismo cuento y la reacción fue la misma. Todos estaban felices”, continuó.
“Eso es lo maravilloso. Al final se rompen las barreras y todos somos iguales. Estas fueron algunas de las funciones que más me han gustado”, agregó.
El coronavirus retó a Títeres Farfalla, pero no impidió celebrar el primer festival de títeres en Guanajuato
La pandemia del Covid-19 suspendió todos los eventos que conglomeraban a una gran cantidad de personas, por lo que todas las presentaciones que Títeres Farfalla tenía programadas para 2020 se cancelaron, incluyendo un viaje a San Miguel de Allende.
“Te podría decir que se nos vino el mundo encima”, dijo Harry. “Mi esposa hace disfraces y vestuarios para teatro. Con eso sobrevivimos un poco. Aparte, yo también soy quiropráctico, así que al principio me salieron unos cuantos masajes”.
Para julio y agosto del año pasado, el gobierno de Guanajuato lanzó proyectos en los Centros de Impulso Social, lo que permitió al titiritero dar clases en un programa de niños narradores.
Los gobiernos estatales y municipales también sacaron convocatorias para impulsar a los artistas. Títeres Farfalla ganó dos, lo que les permitió obtener ingresos por grabar sus espectáculos, que luego fueron transmitidos vía internet.
Este 2021 también regresaron a las fiestas infantiles, que poco a poco se han reanudado con la reactivación de las actividades tras los confinamientos.
Por otro lado, García compartió a Business Insider México que la pandemia también echó para atrás los planes que tenía con el Teatro de Guanajuato para organizar un evento exclusivo para titiriteros, algo que nunca antes se había hecho en el estado.
Afortunadamente, en mayo de este año sí se pudo organizar, aunque de una manera diferente. El primer Festival Guanajuato y sus Marionetas también se realizó través de una convocatoria del gobierno estatal, en donde Títeres Farfalla interpretó el cuento “Las aventuras de Rosita”.
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