Simon Dalgleish

Simon Dalgleish

Simón Dice

Como asiduo a las finanzas e inversiones desde la pubertad, recuerdo cuando a los 15 años recibí una herencia de 200 dólares de mi abuelo —equivalentes a 438 dólares hoy en día (aproximadamente 9,000 pesos)—. Los invertí con mucha ilusión en un fondo de inversión variable y con aportaciones anuales de 50 dólares que me permitió 15 años después, pagar 20% de mis gastos para estudiar el MBA en Londres.

Por esta razón, cuando llegué a México en 2006 (atraído por la comida, el clima, su potencial de negocios y mi ahora esposa), me sorprendí al investigar que para invertir necesitabas un mínimo de medio millón de pesos, a diferencia de las cantidades a las que estuve acostumbrado toda la vida. Me pareció injusto que los trabajadores, quienes se esforzaban por ganar y ahorrar su dinero, no tuvieran opciones para protegerse ante la constante amenaza de la inflación.

En ese entonces México se encontraba en un momento de transición: un cambio de régimen que prometía detonar la economía y oportunidades de un país lleno de riquezas naturales y una posición estratégica entre América Latina y Norteamérica. Aunque el avance ha sido lento, las condiciones de vida han mejorado para muchos desde hace una década y en gran medida esto es gracias a la tecnología.

El internet y la conectividad móvil, que dieron sus primeros pasos para llegar a la mayoría de las personas en el país hace algo más de 15 años, han crecido a un ritmo acelerado. México subió a este tren tecnológico y desde entonces se ha gestado un ecosistema ejemplar que busca reducir las brechas digitales y financieras: el ecosistema fintech.

Entre otras cosas, las empresas de tecnología financiera han ayudado a distintos grupos de la población, históricamente excluidos del sistema financiero, a ahorrar de forma segura; invertir en instrumentos atractivos, y en general, a manejar su dinero de manera más sencilla. Esquemas como los monederos electrónicos y crowdfunding, solo por mencionar algunos, constituyen una alternativa para la clase media que busca una forma de proteger su dinero de la inflación; aunque no dispongan de los recursos millonarios que tienen los grandes inversionistas.

Si bien el término fintech nació en los 80, la industria en general ha recibido su mayor atención en años recientes. Para 2015, Accenture indicaba que la inversión global en fintech era de 22,000 millones de dólares, un crecimiento del 2,200% desde 2008. Los emprendedores fintech en el país han desarrollado grandes ideas para renovar los servicios financieros, y hoy por hoy México es la nación con más empresas del sector en toda la región de América Latina (contabilizadas en 441 hasta este año), de acuerdo con Finnovista.

La idea principal de esta industria es facilitar la relación de las personas con su dinero y la educación financiera, un tema que hemos abordado antes. El detalle para la mayoría de los usuarios se encuentra en la protección del dinero y la información personal, un tema que todos tomamos muy en serio. En ese sentido, México ha tomado nuevamente el liderazgo en la región, siendo el primer país de América Latina en pasar su Ley para Regular Instituciones de Tecnología Financiera (LRITF), mejor conocida como “Ley Fintech”.

Esta ley establece las reglas para regular los servicios que las empresas ofrecen al público, y asegurar su compromiso en la protección de sus inversiones. Por supuesto que no ha estado exenta de polémica, como cualquier cambio en la forma de llevar nuestras finanzas, pero las bases que ha sentado para la operación de los nuevos actores financieros sin duda ayudará a mejorar el ecosistema para beneficio de todos.

Además de poner un piso parejo para la competencia, la regulación ayudará a fortalecer a la clase media y media baja en México, quienes hasta ahora han tenido pocas oportunidades para sacarle provecho y valor a sus ahorros. Las cuentas básicas en los bancos tradicionales, por ejemplo, tienen anualidades y comisiones que pueden consumir su dinero como si fuera un “gasto hormiga”, y quienes deseen obtener rendimientos se ven en la necesidad de buscar mejores opciones que los protejan contra la inflación.

El impulso a la clase media a través de mejores instrumentos de inversión, acceso a capital de trabajo para sus negocios y sencillez en los trámites, son los pilares para consolidar a las fintech en México. Quienes participamos de este ecosistema estamos orgullosos de crear una sociedad más equitativa, transparente e informada, para beneficio de todos.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en Facebook , InstagramTwitter y LinkedIn

Consulta a más columnistas en nuestra sección de Opinión