• Los anuncios de Moderna y de Pfizer sobre los prometedores resultados de sus vacunas contra el coronavirus han desatado el optimismo ante la posibilidad de estar frente a la pandemia.
  • Sin embargo, aunque los expertos celebran los resultados, también se muestran cautelosos ante la ausencia de los datos completos.
  • Esto es todo lo que se sabe (y lo que no) sobre la capacidad de las vacunas de las compañías para frenar la pandemia.

Pfizer y Moderna anunciaron que sus vacunas contra el coronavirus, que se encuentran en la última fase de ensayos clínicos, demostraron una eficacia superior al 90% a la hora de prevenir los contagios. 

Las compañías no publicaron aún los resultados de las vacunas contra el coronavirus en ninguna revista científica, por lo que hay que ser prudentes a la hora de sacar conclusiones. 

“Hay que ser cautelosos porque estos resultados, siendo buenos y esperanzadores, son muy preliminares y no son públicos los datos”, dijo la doctora María Montoya, investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC y miembro de la Junta directiva de la Sociedad Española de Inmunología, a Business Insider España. 

Esto es lo que sabemos (y lo que no) de las vacunas y el papel que pueden jugar en la lucha contra la pandemia.  

La efectividad de las vacunas contra el coronavirus a largo plazo no está garantizada 

Los hallazgos corresponden con un corto período de tiempo y no permiten anticipar cómo funciona la vacuna a largo plazo. 

“El anuncio de Pfizer comenta que la vacuna tiene un 90% de eficacia a los siete días después de la segunda dosis vacunal. Siete días es un período de tiempo muy corto para estimar la eficacia de una vacuna. Esperemos que se mantenga esa eficacia durante semanas y meses”, agregó Montoya.

Un desafío común a todas las vacunas que lleguen a comercializarse es que no se sabrá durante cuánto tiempo garantizan protección.

“No sabemos en este momento cuál será la duración de la protección”, dijo Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, STAT

Para la doctora Montoya, el éxito de las vacunas de Pfizer y Moderna no debería detener el desarrollo de otras vacunas.

“Es esperanzador, pero hay que seguir desarrollando más vacunas. Primero, porque no sabemos la duración de cada vacuna y, en segundo lugar, porque no sabemos su efectividad a largo plazo”, señaló.

El diseño de los ensayos de ambas vacunas tiene algunas limitaciones

Ni Moderna ni Pfizer evalúan si la vacuna previene las infecciones y las enfermedades sintomáticas, que son la clave para controlar la propagación del virus. 

“Los datos que tenemos son que estas vacunas te protegen contra enfermedades graves, pero no significa que no puedas infectarte y pasarla a tu paciente, a tu vecino, a tu cliente o a quien sea”, advirtió Ruth Karron, quien dirige el Centro de Investigación de Inmunización de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, a Science. 

Aunque puede que generen efectos adversos desconocidos una vez empiecen a administrarse masivamente, los datos sobre la seguridad son prometedores 

Los datos de las compañías, que han sido más detallados en el caso de Moderna, revelan que la vacuna tiene algún efecto adverso, pero ninguno de especial gravedad. 

Algunos de los síntomas observados en el caso de Pfizer fueron fiebre y dolor; mientras que el candidato de Moderna parece causar más fatiga y dolor de cabeza. 

No obstante, los datos de seguridad más importantes no llegarán hasta que los pacientes hayan sido seguidos durante meses e incluso años. 

Pfizer y Moderna prometieron recoger y revelar esa información a tiempo, aseguró STAT. 

A pesar de la seguridad de los ensayos clínicos, es esperable que las vacunas causen algunos efectos no observados hasta empezar a administrarse de forma masiva. 

“Se trata de vacunas que pueden tener efectos secundarios, es una incógnita”, aseguró Gary Nabel, director científico de la empresa farmacéutica Sanofi, que actualmente está trabajando en dos candidatos a la vacuna del Covid-19, a Financial Times.

“Por muy grande que sea un ensayo de 30,000 personas, cuando salgan al mundo de millones de personas, ocurrirán cosas”, declaró.

De hecho, Reino Unido quiere anticiparse al fenómeno y estaría explorando la posibilidad de utilizar inteligencia artificial para hacer un seguimiento de los potenciales efectos secundarios que puedan causar las vacunas de coronavirus en la población una vez lleguen al mercado

La agencia regulatoria competente en materia de salud en Reino Unido aseguró que, basándose en las campañas de vacunación anteriores, podrían esperarse entre 50,000 y 100,000 informes de posibles efectos secundarios por cada 100 millones de dosis en un período de seis a 12 meses.

Sin embargo, dijo que todas las vacunas, incluyendo la del coronavirus, son sometidas a rigurosas pruebas y que la mayoría de las reacciones serán leves y a corto plazo.

Las vacunas de Pfizer y de Moderna son un éxito de toda la industria 

Ambas vacunas utilizan el ARN mensajero, una técnica pionera que nunca antes ha logrado aprobación para uso humano.

 “Si se aprueba, sería la primera vacuna de ARNm y abriría las puertas a otras vacunas basadas en este concepto”, explicó la doctora Montoya.

Los resultados de las compañías validan la plataforma de ARNm, que se utiliza por muchas otras farmacéuticas que desarrollan una vacuna contra el coronavirus. 

Por otro lado, ambas vacunas apuntan a la proteína S, una espícula en la superficie del virus que es vital para que este puede penetrar en la célula.

La gran mayoría de las principales vacunas en desarrollo optaron por esta estrategia, por lo que los hallazgos de Pfizer y Moderna permiten un suspiro de alivio a toda la industria y aumenta las posibilidades de que lleguen más vacunas eficaces. 

“Creemos que estos resultados provisionales también aumentan la probabilidad de éxito de otras vacunas candidatas frente al Covid-19 que utilizan un enfoque similar”, aseguró el director general de CEPI, Richard Hatchett, en un comunicado recogido por STAT.

“En una vacuna hay dos componentes, un vehículo vacunal y la proteína o antígeno que proviene del patógeno, en este caso del SARS-CoV-2. Estos resultados son esperanzadores para las vacunas que utilizan la S del SARS-CoV-2, aunque sea con otro vehículo vacunal”, confirmó la doctora Montoya.

¿Funcionarán? Solo si la gente se las pone 

Por último, el gran interrogante es si realmente llegarán a suponer una gran diferencia a la hora de frenar la pandemia. 

La respuesta es que a corto plazo probablemente no.

Las dosis serán muy limitadas debido a los desafíos de fabricación y distribución, se administrarán primero a personas de mayor riesgo y más expuestos. 

Sin embargo, especialmente a medida que los fabricantes escalen su capacidad de producción y que más vacunas lleguen al mercado, las personas podrían adquirir más inmunidad.

Si bien no eliminará de golpe las demás restricciones, garantizará cierto nivel de protección. 

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