- Maggie Perkins, de 30 años, se dedicó a "renunciar en silencio" mientras trabajaba como maestra.
- Formalmente, dejó el empleo en 2020 porque "las condiciones no eran sostenibles para tener una calidad de vida".
- Ahora, ella está tratando de ayudar a otros a evitar el agotamiento mientras se mantienen comprometidos y cobran un salario.
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A Maggie Perkins le encantaba ser maestra, pero comenzó a pasar por el fenómeno de «renunciar en silencio».
«Quiero ser maestra todos los días de mi vida, por el resto de mi vida», señaló la joven de 30 años a Insider. «Es lo que más disfruto».
Pero su pasión no detuvo el agotamiento que provino de trabajar 60 horas a la semana con un salario que se mantuvo por debajo de 50,000 dólares (994,815 pesos, aproximadamente) durante cinco años.
En 2018, decidió que necesitaba un cambio y comenzó a participar en lo que recientemente se conoce como «renunciar en silencio».
El término recientemente popular describe la idea no tan nueva de establecer límites entre el trabajo y la vida mientras se cobra un sueldo.
Su creciente popularidad en TikTok muestra cómo los trabajadores millennials y centennials están rechazando la expectativa de que deberían ir más allá de lo que se les paga.
Pero la idea es más antigua que estas jóvenes generaciones y se hace eco de la táctica que han utilizado los sindicatos, en la que los empleados hacen lo que están obligados por contrato y nada más.
A través de la «Gran Renuncia», muchos han ejercido el poder de dejar sus labores y buscar oportunidades más atractivas para obtener salarios más altos y más flexibilidad.
Sin embargo, la tendencia actual de renunciar silenciosamente sugiere que las personas están tratando de encontrar maneras de hacer que sus labores actuales funcionen para ellas.
Perkins renunció en 2020 y señaló que no tiene planes de regresar. Ella está cursando su Ph.D. en Teoría y Práctica de la Educación y centró su investigación en la deserción docente, específicamente en por qué los maestros con calificaciones y experiencia significativas finalmente eligen dejar la profesión.
1. Comienza despacio y prioriza lo que debe hacerse para mantener tu trabajo
Como maestra en escuelas públicas y privadas en Georgia y Florida, Perkins precisó que gastó «cientos, si no miles» de sus propios dólares al año en útiles escolares, lidió con el acoso de los padres y desarrolló migrañas «horribles».
«Es como una rana en agua hirviendo», comentó. «Eventualmente se vuelve insostenible. O te quemas o tienes que tomar una decisión».
Perkins aconsejó a los posibles renunciantes silenciosos que «reduzcan la escala lentamente» y «en silencio», sin llamar demasiado la atención sobre el cambio.
«No puede ser de la noche a la mañana», puntualizó. «Si has sido el maestro que lleva a casa un montón de trabajo y se queda hasta tarde, se notará increíblemente si haces esto de repente», y agregó que uno debe hacerlo de una manera que sea «sostenible y que no se entienda que estás despedido.»
En 2018, Perkins comenzó a dejar la escuela después de trabajar la cantidad exacta de horas contratadas para recoger a su hija de la guardería.
Esto sentó las bases para un cierto equilibrio entre el trabajo y la vida, pero entre las calificaciones, la planificación de lecciones y las reuniones, declaró que le resultaba casi imposible hacer toda su labor durante el día.
Para reducir sus horas, Perkins comenzó a explorar sistemas de calificación automatizados, sin revisar todo lo que se le asignó y haciendo que los estudiantes resaltaran las partes de sus ensayos que correspondían a una parte de la puntuación.
«Creo que esto realmente me hizo una mejor maestra porque me volví mucho más eficiente y tuve que priorizar lo que valía la pena», afirmó. «Y tuve que ser muy juiciosa con mi esfuerzo».
2. Renunciar en silencio no tiene por qué significar que ya no estás comprometido con tu labor
Cuando Perkins escuchó por primera vez el término «renunciar en silencio» a principios de este año, resonó en ella y comenzó a publicar videos en TikTok sobre su experiencia.
«Fue una explicación tan simple de algo que me cambió la vida y me hizo muy saludable», mencionó
Sin embargo, Perkins prefiere el término «trabajo silencioso», porque muchos maestros realmente se involucran en sus empleos y no quieren dejarlos.
«Ni siquiera tienes que rendirte, sino reducir tu compromiso, tu presencia o tu ajetreo», agregó.
«Y todavía estás haciendo el trabajo. No estás reduciendo la productividad de tu empresa. Estás realizando lo que se espera que hagas».
Perkins indicó que el esfuerzo se ve diferente para todos. Para ella, significaba dar el 100% de sí misma entre las 8:00 y las 16:00 horas, pero no llevar trabajo a casa. «Si no podía hacerlo durante las horas de mi contrato, no lo iba a hacer», dio a conocer.
Algunas personas optan por «hacer lo suficiente para no ser despedidas».
«No tienen aspiraciones de ascender en esa empresa», subrayó. «Tienen aspiraciones de simplemente checar entrada y salida y luego ir de excursión a casa. Y eso es bueno para ellas».
3. A veces, ir más allá es el camino hacia el agotamiento
Perkins ha visto a algunos críticos argumentar que los «maestros callados» están perjudicando a los estudiantes. Pero en su opinión, la expectativa de que los docentes siempre deben «ir más allá» es el problema real, y que «simplemente hacer su trabajo» debería ser suficiente.
Muchos profesores, a quienes la sociedad ha caracterizado durante mucho tiempo como sobrecargados de tareas y mal pagados, y que las escuelas buscan fervientemente para llenar las vacantes, se han sentido atraídos por este fenómeno, dijo Perkins.
Ella cree que el término «escasez de maestros» es un nombre inapropiado: es un «éxodo de maestros».
«No porque se hayan vuelto menos apasionados o porque no estén certificados», destacó. “Sino porque ya era hora de que no laboraran en esas condiciones”.
Aunque la carrera futura de Perkins no está clara, su calidad de vida mejoró al dejar el salón de clases: «No he tenido una sola migraña desde entonces».
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