Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

Aunque se insista en que la recuperación del empleo es un hecho, una cosa es qué dice el discurso y, otra, el análisis estadístico. 

Desde las autoridades gubernamentales se ha insistido en que llegar a niveles de empleo previos a la pandemia es posible porque se han puesto en marcha ‘motores’ económicos importantes para el país (por ejemplo, la actividad de comercio al por mayor), que ciertamente figura entre los sectores con mejores intenciones de contratación (65%), de acuerdo con datos de la Encuesta Expectativas de Empleo, realizada por la firma ManpowerGroup.

El empleo, sin embargo, depende de otros factores para su recuperación

Si lo que tomamos en cuenta es un sector de este tipo, o banca, donde 54% de los empleadores reconoce que quiere atraer más talento, la ecuación de un empleo perdurable o recuperado quedaría ‘coja’.

Para entender cómo se alcanza la recuperación lo primero es tener presente que a la crisis de salud se suma aquella que ha impactado de manera diferenciada, y desde hace años, a otras actividades económicas en el país, como construcción —la cual emplea a más de 4.5 millones de mexicanos— o minería, que venía en declive antes de la pandemia. 

La realidad ‘pinta’ —entonces— a que nos enfrentamos a un panorama laboral incierto; por supuesto lejos de recuperación. En todo caso, es momento de entender en dónde estuvieron los impactos más intensos en cuanto a empleo y buscar actuar en consecuencia de ello.

Un escenario donde persisten contagios por Covid, y México, con una perspectiva de crecimiento económico ‘mediocre’, podría prolongar la crisis de empleo hasta el 2024. Y lo categórico de esta afirmación no es fortuito, diversas voces en la materia sustentan esta proyección. 

De acuerdo a un seguimiento de la Asociación Mexicana de Empresas en Capital Humano (AMECH), con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), desde las bajas laborales de diciembre de 2021 al mes de mayo, “el panorama es altamente preocupante” para la Ciudad de México y otros 10 estados que no han generado ni un solo empleo.

De nuevo, la Encuesta Expectativas de Empleo, realizada por la firma ManpowerGroup, reveló que la Ciudad de México figura como aquella con la expectativa más reservada en cuanto a empleadores que quieran aumentar su fuerza laboral.  Reconociendo, incluso, que no hay intención de atraer personal. 

No es tema solo de México, es universal. Aunque hubo una recuperación económica superior a 6% en 2021, a nivel regional,  hay que comprender que no es fue suficiente para recuperar los empleos perdidos. La Organización Internacional del Trabajo señala que de los 49 millones de puestos de trabajo que se habían perdido en el peor momento de la crisis por la pandemia en el segundo trimestre de 2020, aún faltan por recuperar 4.5 millones.

¿Qué nos hace defender a toda costa que el empleo va bien, cuando estamos a mucha distancia de que esto sea una realidad?

Seguramente es una ceguera de taller, un discurso electorero, pero con un pronóstico de crecimiento económico mucho más bajo en 2022 para México, ni siquiera alcanzando un 2%, hay un claro indicio de que al país le costará más tiempo salir de la crisis de salud.

Falta reconocer que el problema de recuperación de empleo es de estructura, que es producto de otro tipo de comorbilidades sociales, como la informalidad, la sobrerepresentación de ciertos sectores de población (como la mujer) en ciertas actividades. Incluso, el hecho de no encontrar los perfiles indicados para ocupar una posición. 

Esto último, por cierto, parece más un juego de ping pong en cuanto a quién asume las responsabilidades asociadas a dotar de formación continúa. Las empresas miran a las escuelas; los institutos hacía la iniciativa privada o el gobierno. El empleado observa al empleador como el principal habilitador de su entrenamiento.

 Y seguimos sin autogestión, sin asumir que la crisis puede ser detonante de lo que está mal, pero que hay otros aspectos que todos los días contribuyen a que perdamos oportunidades; porque el impacto más importante no se da solo a nivel de perder un trabajo. Lo peor viene cuando hay incapacidad, desde lo personal, para poder recuperar ese espacio, lo cual implica adaptación, resolución, autoconocimiento, autogestión individual y otras características que pueden irse desarrollando con el avance de la carrera, y mediante un plan profesional (de lo cual hablaremos próximamente).

No hay ciencia, o tal vez sí la hay, es la ciencia de comprender que el impacto más intenso es no estar listo cuando se presenta una oportunidad. 

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

Foto: Jonás Cortés / Business Insider México
Foto: Jonás Cortés / Business Insider México

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