Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

¡Cuidado! Procrastinar es un mal hábito que nos puede llevar a incumplir con metas académicas, laborales, pero también de vida. 

Llamamos procrastinar a la acción de postergar actividades para otro momento hasta llegar al punto que ya no tenemos control de nuestras tareas. Es una palabra que se ha popularizado en los últimos años por su uso en la psicología, que viene del latín: pro, después; y cras, el día que seguirá al de hoy. Como lo diría Chava Flores, es ese dicho tan mexicano: “mañana sí lo hago”.

Armando, un amigo muy querido, tuvo siempre problemas graves con su padre, derivados del alcoholismo. Su relación no mejoró sino hasta que el señor envejeció y enfermó. Para ese tiempo, Armando había comprendido que también era responsable y consideró conveniente ofrecerle una disculpa por las ofensas que a él correspondían. Nunca tuvo el valor de hacerlo, su padre falleció hace más de 10 años y todavía le pesa no haberlo hablado. Fueron años de procrastinar una acción de perdón y reconciliación que hubiera hecho más fácil su vida.

Aunque regularmente el término se usa para tareas académicas o laborales, la experiencia anterior muestra lo grave que puede ser este mal hábito. Podemos posponer desde una tesis hasta un testamento, una boda o un divorcio.

Esa falta de determinación para emprender una tarea, por sencilla que sea, tiene una explicación interna, según la psicología: postergamos aquellas actividades en las que sufrimos ciertos miedos, en las que nos creemos incapaces de tener éxito o que nuestros resultados estarán por debajo de las expectativas.

Dejamos actividades para mañana porque creemos que todavía no estamos listos.

Cuando le preguntamos a Armando, ¿por qué, si ya estabas decidido, nunca te disculpaste con tu padre?, el contesta que tenía miedo de volver a perder su relación al tocar temas del pasado.

Es muy parecido a lo que sucede en las tareas en las que procrastinamos: tenemos más miedo a hacerlo mal, que en incumplir con la fecha de entrega.

El postergar da a nuestro inconsciente un buen pretexto: “no tuve el tiempo suficiente para hacerlo”. 

A todos nos pasa. El objetivo es saber controlar esas conversaciones internas porque si nos seguimos diciendo que no vamos a poder, ¡no vamos a poder!, y solo vamos a confirmar la idea que ya tenemos: no podemos.

Te paso algunos tips que usamos en psicología positiva para contrarrestar este impulso a postergar lo que te da miedo:

Usa un lenguaje compasivo

En lugar de decirnos: “Rosalinda, no vas a poder, esto no es lo tuyo, ya lo has demostrado”, debemos hablarnos como le diríamos a un amigo: “Vamos, claro que puedes, solo es cuestión que te organices”, etc. ¿O, a él o ella, cómo se lo dirías?

Practica el autocontrol de tus impulsos

Cuando estés dedicado a una tarea, por ejemplo, evita tus redes sociales o correos. Aunque suenen las alertas, sigue con tu tarea; controla el reflejo de ver quién publicó algo. Recuerda que si le das click, podrías terminar enojado porque puede ser algo que te quitará tiempo, sin importancia. El autocontrol es como un músculo, al principio te vas a cansar, pero lo vas a dominar si practicas.

Entrena tu función ejecutiva

En psicología llamamos “función ejecutiva” del cerebro a aquella que nos permite mantener y dirigir nuestra atención; al poder organizar, priorizar o planear nuestras actividades y mantener la tarea de principio a fin. El miedo a fracasar afecta esta función, la distrae, y hace que mandemos al final de nuestra lista aquella actividad que nos aterra.
Haz una lista de actividades para tu día, y en la tarde verifica si cumpliste.
La tareas grandes, divídelas y avanza cada día un poco.
Como tu inconsciente te puede traicionar, te reto a que la tarea que pusiste al final la pongas primero o realízalas al azar.

No seas perfeccionista

Si consideramos que procrastinamos porque tenemos miedo de fallar, debes ser también benévolo y realista. Las cosas no van a salir perfectas, ponte una meta en que te sientas satisfecho con los resultados. Opta por las metas incrementales, la próxima vez te tiene que salir mejor, y así sucesivamente hasta que alcances el nivel que pretendes.

Usa el constraste mental

Es un método que se conoce como “WOOP” (de las siglas de whish, outcome, obstacle, plan; es decir, deseo, resultado, obstáculo y plan, en ese orden). Consiste en 1) definir lo que quieres en determinado tiempo, 2) imaginar el resultado, 3) visualizar todos los posibles obstáculos y 4) hacer un plan en el que sorteas cada uno de ellos.

La intención es que ejercites al cerebro a superar dificultades. Se va a acostumbrar.

Si cambiamos la forma en que nos organizamos y nos preparamos para lograr las actividades que más trabajo nos cuestan, podremos dejar de procrastinar.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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