• Tener una vivienda propia en México es un problema para diversas generaciones.
  • Y esto no se debe a que no exista interés en ello, ya que la mayoría buscan un hogar estable.
  • Conoce algunas de las situaciones que dificultan el acceso a un inmueble.
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Tener una vivienda en México y Latinoamérica se ha convertido en un desafío para diversas generaciones.

Según la investigación «Enfrentar el Desafío de la Vivienda en América Latina”, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y La Haus, hay diversos factores que dificultan que las personas tengan un hogar.

«En México, de acuerdo con Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay 126 millones 14,024 habitantes y, según la última Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI), se tienen 23.9 millones de viviendas propias liquidadas o en proceso de pago. Vivir en casa de familiares o rentar por años es la salida para algunas generaciones, mientras que otros encuentran en la informalidad habitacional su única opción viable para estar cerca de su lugar de trabajo o hacerse de su primer hogar», refiere La Haus en un comunicado.

Otro dato que preocupa es el arrojado por el Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda; 50% de las solicitudes para adquirir un inmueble son promovidas por personas jóvenes.

«Sin embargo, en 2021 solo lograron adquirir 232,198 unidades, a comparación de aquellos que tienen entre 30 a 59 años, y compraron más de 750,000 casas, en el mismo periodo», agrega la compañía.

Las problemáticas

De acuerdo con la investigación, los principales factores que afectan el acceso a la vivienda son la volatilidad económica y el escaso crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).

“Un crecimiento económico relativamente lento combinado con una elevada desigualdad de ingresos, hizo que una parte importante de esta población tuviera dificultades para adquirir una vivienda formal de calidad”, refiere Albert Saiz, profesor asociado en los programas de planeación urbana y bienes raíces en el MIT y coautor del estudio.

En el caso de México, el catedrático señala que el principal reto es la construcción anual de más de 800,000 unidades de vivienda.

«Calculamos que la participación del gasto requerido en construcción de vivienda formal sobre el PIB comenzará en 3.9% en México (2022) y luego disminuirá gradualmente hasta alrededor de 3.2% en 2042. Este porcentaje decreciente se materializa porque las necesidades de construcción estimadas no crecen tanto como el PIB real», afirma.

Aunque los hogares se están creando, la mayor parte de las obras se realiza informalmente, lo que impide que cuenten con la infraestructura, seguridad y permisos necesarios para hacerse de manera adecuada.

«El sector formal de construcción de vivienda debería expandirse en un 30%, a costa de reducir la autoconstrucción. Es un número grande, pero no imposible», pondera.

Posibles soluciones y puntos a tomar en cuenta

Según el experto, una manera de hacer más cercano el tema de vivienda y, sobre todo, proveer de hogares a las personas es que las naciones incrementen el acceso a productos bancarios, especialmente créditos a trabajadores informales y personas de bajos recursos económicos.

Además, señala, también se requiere crear competencia entre los involucrados en este sector.

Para Saiz, hay un decálogo de parámetros que indican hacia dónde evoluciona el mercado de vivienda de un país.

  1. El crecimiento del PIB real
  2. El alza de los costos de construcción por encima de la inflación (actualmente, en México tiene una variación anual de 5.87% durante la primera quincena de septiembre)
  3. Los niveles de precios iniciales en materia de construcción
  4. La tasa de desarrollo de zonas verdes frente a zonas marrones
  5. El déficit cuantitativo actual
  6. La tasa normal de depreciación física y de obsolescencia económica
  7. Las necesidades de suelo asociados para infraestructuras y mejoras urbanas en zonas verdes
  8. El vínculo entre densidad de construcción, suelo y superficie
  9. La modificación en la formación de los hogares
  10. Las tasas de crecimiento de la población total y urbana

Los 3 principales factores que afectan el mercado de vivienda en México

1. Precio

Para las clases media y baja, comprar una vivienda es muy caro y esto se incrementa dependiendo la localidad.

Un ejemplo son las ciudades, donde se localizan los centros de trabajo, servicios de cualquier tipo y opciones de recreación.

2. Poco acceso a productos financieros

«Las tasas de interés, ante la misma lógica de los ingresos, no son asequibles para estas mayorías; los plazos y los costos vuelven muy difícil el acceso a ellos. El mercado de los dos últimos quintiles debería ser una fuente crítica de crecimiento para la industria de bienes raíces y la economía en general», expone la compañía.

3. Enganches inalcanzables

Conforme sube el precio de la vivienda, el enganche tiene un costo mayor, convirtiéndose en el principal obstáculo para comprar una.

La Haus señala que a ello se le suman las bajas ofertas de crédito que den apoyo en este rubro.

De solucionarse cada uno de estos problemas, disminuiría la brecha inmobiliaria que permea a la población mexicana y latinoamericana.

«Debemos vigilar de cerca también a los jóvenes, ellos se convierten poco a poco en el principal catalizador del mercado inmobiliario, al comenzar su patrimonio, pero a su vez representa múltiples retos, ya que las vías de financiamiento deben tener medidas equitativas entre acceso, costo, beneficio y vivienda asequible y de calidad», menciona Saiz en el texto.

En estas zonas de México se espera un mayor crecimiento de vivienda

De acuerdo con el estudio, la creación de vivienda en México se acelerará en los próximos años en Toluca, Tijuana, Querétaro y Nuevo León, esto frente a grandes urbes como Ciudad de México o Guadalajara.

No obstante, se prevé que en estas últimas localidades, donde también se suma Monterrey, requieran más construcción. «La conurbación del Valle de México debería captar alrededor del 15% de la inversión global», precisa La Haus.

Pero esto debe plantearse con sumo cuidado, ya que si las obras se realizan en zonas verdes, se duplicarían las necesidades de suelo para crear calles, infraestructuras públicas y comercios. Como ello es inviable, tendrá que crearse en densidades más altas o terrenos baldíos.

«El plan de construcción a 20 años debe favorecer ciudades más altas, con terrenos mejor utilizados, una infraestructura acorde y financiamiento adecuado para unidades funcionales y dignas. Si bien los rascacielos son una buena idea, el estudio nos muestra que podemos producir una cantidad sustancial de viviendas de manera sostenible a un coeficiente de ocupación del suelo promedio de dos a tres. Esta tipología se puede diseñar de manera estéticamente agradable, lo que ayuda a obtener el apoyo popular para la reurbanización”, afirma en el texto Jerónimo Uribe, CEO y cofundador de La Haus.

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