• La universidad, como institución, ha evolucionado más hacia formar personas aptas para el empleo.
  • Sin embargo, requiere volver a mirar el área del humanismo.
  • Personas expertas en la materia explicaron en tema en el marco del Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) 2023.
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A lo largo del tiempo, la educación universitaria ha evolucionado para poder formar a más personas preparadas para el empleo.

Sin embargo, en aras de la innovación, la inmersión en la tecnología y más, se «desdibuja» un aspecto relevante: la formación humanística.

Ante ello, ¿qué retos enfrentan las instituciones para crear no solo personas que puedan contar con las habilidades requeridas con el mercado, sino mantener el compromiso con la sociedad?

Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes; Juan Pablo Murra, rector de profesional y posgrado del Tecnológico de Monterrey, e
Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, hablaron sobre ello en la conferencia «La Tríada: la universidad del futuro», en el marco del Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) 2023.

Disrupción

Para Bernal, la universidad está en un momento disruptivo, donde factores geopolíticos, la crisis de la democracia en América Latina y diversos problemas de la humanidad, afectan la manera en que la institución educativa se desenvuelve.

«El reto más grande en la ola de innovación educativa es que estamos en el momento más disruptivo del sector. Hay una tendencia donde las universidades nos volvemos excesivamente profesionalizantes y nos olvidamos de lo que, en mi opinión, es una tarea básica: la formación de ciudadanos que conviven en colectivo y buscan transformar», detalló.

Ante ello, agregó, se necesita buscar el balance entre cómo adaptarse poco a poco a los avances tecnológicos sin perder la visión de evolucionar como sociedad.

«¿Cómo arma uno una mente que, desde la formación, es genuinamente interdisciplinaria? Esas competencias transversales (se deben unir) con la formación sociohumanística. Por ejemplo, a la sensibilidad al arte, la cultura, cuestiones que le permitan ser un ciudadano empático, que transforma, que contribuye. Tenemos que responder a las necesidades del sector productivo, de la civilización, de la sociedad, del individuo y contribuir al crecimiento de nuestros países. Esa es nuestra labor también», ponderó la rectora de la Universidad de los Andes.

Servir a la comunidad

En el mismo tenor, Sánchez hizo énfasis en la responsabilidad de la universidad de formar al alumnado para que contribuya y sirva a la comunidad, esto teniendo diversas prácticas desde el interior de la institución.

«Si queremos trabajar (en conjunto), requerimos preocuparnos por cómo nos desarrollamos no solo disciplina. Necesitamos solidaridad interna, trabajo voluntario en las comunidades y una relación directa con los estudiantes, así como el rejuvenecimiento de instituciones», aseguró.

Una manera de acercarse más a la población es creando «lazos» con otros centros académicos.

«Si solo piensas en tu propia carrera, estamos teniendo de 20 a 40,000 islas donde cada uno se preocupa (por sí mismo) y no le da fortaleza a la institución per se (…). Las universidades somos laboratorios de la sociedad, de lo que se investiga y se discute es de lo que se hablará como tema central en el futuro», explicó el rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Aprender a aprender

Aunque el Tec de Monterrey surgió como una universidad enfocada en habilidades para el trabajo, su visión ha virado últimamente en dar conocimientos más relacionados con impulsar el desarrollo humano.

«Nos dimos cuenta de que se podía tener una formación técnica, educación para el empleo y formar ciudadanos libres, responsables, que busquen construir una mejor comunidad de manera sostenible y compartida. Ya no puede ser una u otra; debe tener componente para el (trabajo), pero también para la vida», expuso Murra.

Esto es un desafío en un contexto donde faltan profesionistas en diversas áreas.

No obstante, se debe «encontrar cuál es el punto medio para hallar las respuestas (a este desafío). Aquí entra la innovación educativa, las experiencias formativas y competencias disciplinarias pero, en la misma unidad, no una paralela, lo hacemos ciudadano, le enseñamos pensamiento crítico y la capacidad de aprender a aprender. La manera en que hagamos un diseño mejor intencionado, (dará) un mejor resultado. Tenemos qué pensar así», comentó el rector de profesional y posgrado del Tecnológico de Monterrey.

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