Carla Luisa Escoffié Duarte

Carla Luisa Escoffié Duarte

Una ciudad propia

Seguido me preguntan por los lotes de inversión en Yucatán. Mi respuesta siempre empieza por un dolido suspiro de impotencia. Luego, explico que hay una burbuja inmobiliaria de la que poco se habla y que representa un grave riesgo. 

En todo el país se publicitan estos inmuebles bajo la promesa de una inversión segura. Se anuncian como complejos residenciales idílicos, a pocos minutos de la playa y en zonas de alta plusvalía. Contrario a las fantasías de los renders, la economía de estos lotes se sostiene de especuladores y no de futuros habitantes.

Los lotes se están vendiendo, sí, pero los compradores no están pensando irse a vivir a ellos. Quieren revender a futuro para tener una ganancia por la plusvalía. Mucha gente está haciendo lo mismo, pero no hay certeza alguna de que vayan a aparecer esos compradores finales que en la publicidad recorren con sus hijos las futuras áreas verdes del fraccionamiento. 

Cuando los precios aumentan, lejos de ser señal de ganancia significa menores posibilidades de que alguien quiera comprar esos terrenos en unos años.

Los proyectos se presentan como zonas residenciales de 100, 200, 500 y hasta más lotes de inversión. Muchos de ellos se encuentran a más de 20 minutos de Mérida, en zonas deshabitadas o a lo sumo cerca de poblaciones de 3,000 habitantes.

Si bien algunos tienen el aparente atractivo de estar a 10, 20 o 30 minutos de la playa, en Yucatán esta característica no es de relevancia. La misma capital de la entidad se encuentra a poco menos de 20 minutos de la costa. La cercanía al mar no quita que un sitio esté aislado y sea poco atractivo para habitar de manera permanente.

Muchas personas resultan víctimas de esta euforia especulativa sin preguntarse en qué se basan las inmobiliarias para creer que 100, 200 o 500 familias decidirán irse a vivir lejos de Mérida, de las universidades, de los centros de trabajo y de la vida cultural.

Los lotes de inversión generan deforestación de áreas donde nadie vivirá nunca. Para los inversionistas puede implicar una pérdida de su patrimonio. Aunque los precios de los terrenos sigan en aumento, de nada les servirá que valgan los millones que sean si nadie estará dispuesto a pagar ese precio.

Que los lotes de inversión en Yucatán sean ya un fenómeno a nivel nacional es motivo para levantar aún más las alarmas. Significa, por un lado, que la burbuja se ha externalizado. Ya no son solo las personas locales las que intervienen en su crecimiento. Incluso hay personas en España y Suecia ofreciendo terrenos yucatecos. 

Por otro lado, la búsqueda de inversores foráneos también puede explicarse como una forma de abusar de su desconocimiento sobre las dinámicas locales. Por ejemplo, para una persona de Monterrey, a unas 5 horas de la playa más cercana, la oferta de un terreno a “tan solo” 30 minutos de la costa suena como una oportunidad envidiable que dará ganancias seguras a futuro. Pero en Yucatán eso no es garantía de nada.

La burbuja inmobiliaria en Yucatán es peligrosa en gran medida porque no se habla de ella. Las inmobiliarias de la zona y las autoridades son conscientes de su existencia, pero prefieren dejar que siga el juego de las sillas, confiando en que aún falte para que la música se detenga. 

Siempre doy la misma recomendación a quienes piensan comprar lotes de inversión en Yucatán: no hay movimiento más seguro que no hacerlo.

lotes de inversion en Yucatan | Business Insider Mexico
Jonás Cortés | Business Insider México

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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