Eduardo Marín

Eduardo Marín

Plataforma Petrolera

En julio, el más reciente mes en que se han publicado las estadísticas oficiales de Pemex, la producción de petróleo crudo fue de menos de 1.6 millones de barriles diarios (mbd), el nivel más bajo en 489 meses. La cifra incluye los 20,000 barriles compartidos con socios. Más de 80% de la producción proviene del mar.

Sin duda, el dato es preocupante porque es un claro signo de que la estrategia de nuestra empresa productiva del Estado para incrementar producción no acaba de funcionar.

Durante mayo y junio se aplicó la reducción de 100 mil barriles acordados con la OPEP. Aún así, en julio se extrajeron 10 mil barriles menos que el mes anterior y 38 mil por debajo del promedio de mayo. Comparado con el mismo mes de 2019, resulta inferior en 76 mil barriles y, si nos remitimos al último julio de la administración de Peña Nieto, queda abajo por 228 mil barriles, 12% menos.

65% de las gasolinas que vende Pemex son importadas

Si Pemex tomó la decisión de cerrar pozos como estrategia comercial, no se ha explicado ni va en línea con el explícito y reiterado objetivo de dejar de exportar petróleo para destinarlo íntegramente al Sistema Nacional de Refinación, a fin de dejar de importar gasolinas y diesel y lograr la autosuficiencia.

Por el contrario, en julio las importaciones de Pemex de gasolinas representaron 65% del total que vendió a nivel nacional, porcentaje superior en 20 puntos porcentuales a junio. De cualquier modo, la falta de explicación de este declive, ha abonado a generar incertidumbre.

El problema es que el actual gobierno se planteó y presumió metas alegres: volver a cruzar la barrera de los 2 millones en 2021 y alcanzar 2.7 mbd a fin del sexenio. Varios señalamos que ello era simplemente irrealizable. Ahora, el problema ya no es sólo incrementar la producción sino evitar que disminuya.

Riesgos de buscar cumplir metas cortoplacistas

Hace más de un año advertimos que con el propósito de cumplir objetivos cortoplacistas, Pemex tomó la decisión de “abrir las válvulas” del yacimiento Ku Maloob Zaap, el cual genera casi la mitad del total de la producción, con el inminente riesgo de acelerar su natural declinación.

Así, hubo cinco meses seguidos con un ligero aumento en la extracción de crudo, con un alza de 5%. El tope se alcanzó en marzo con 1.745 mbd. Cuatro meses después la producción cayó 150,000 barriles, es decir, 8%.

Los logros temporales obtenidos han sido cuestionados. Hay indicios de que ha aumentado el contenido de agua en el crudo. Recordemos que hace siete años Pemex reconoció y corrigió públicamente un error de medición al estarse reportando cierta cantidad de agua como petróleo crudo. El problema es que, además de que los volúmenes oficiales no corresponden con la realidad, la empresa debe pagar impuestos por agua como si fuese petróleo, lo que obviamente conlleva afectaciones a sus finanzas. Y el horno no está para bollos, ya que Pemex lleva siete trimestres seguidos con pérdidas.

No se puede ir contra las leyes petroleras

A los ingenieros de Pemex Exploración y Producción, que son experimentados técnicos de carrera, les están imponiendo metas volumétricas de muy corto plazo. Ellos saben que los escenarios no se ajustan a la realidad. No se puede ir contra las leyes de las geociencias y de la ingeniería petrolera.

Para este año la meta original era de poco más de 1.8 millones de barriles al día. En los primeros siete meses, el promedio fue de 1.6. Así que es posible, contra lo muchas veces prometido, que 2020 marque otro descenso en la producción, que sería el 16º consecutivo, desde 2005. Estamos a tiempo de replantear la estrategia.

eduardo.marin@eploc.mx

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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