Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

Teletrabajo… unas de las palabras dominantes en la pandemia. Era de esperarse que algún partido político tomara como bandera este esquema laboral con una propuesta legislativa.

Quien salió al quite fue el senador Eruviel Ávila Villegas, así como integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta iniciativa realiza, entre otros aspectos, precisiones al concepto de trabajo desde casa, y propone un capítulo en la Ley Federal del Trabajo, integrado por 10 artículos, para completar la figura del teletrabajo.

La propuesta ahí está; y más vale tener algo a no tener nada. Sin embargo, temo que no cubre de fondo los desafíos que representa trabajar en la modalidad de home office.

¿Por qué esta impresión?

Mi primer cuestionamiento es entorno a la seriedad que damos al tema. El trabajo remoto no es como el código moral que propone Andrés Manuel López Obrador. Requiere organización, al cual llegaremos en un momento. Cabe recordar que hace un año la Cámara de Senadores adicionó un nuevo capítulo donde se habla de teletrabajo; sin embargo, su incorporación a la Ley Federal del Trabajo no se materializó. En 2019 avanzó una Reforma, en la que se analizaron temas sindicales, pero lo del trabajo desde casa quedó en el aire.

¿Es un tema al que dan prioridad? No me entretengo en ese punto, pero sí en lo que sucedió un año después. La realidad nos alcanzó y sobrepasó; entramos como se pudo a la pandemia por coronavirus con un esquema de home office. Entonces, no quedó de otra mas que legislar y, aunque tarde, hoy se tiene la oportunidad de analizar con mayor orden las implicaciones de trabajar desde casa. Insisto, este modelo requiere un enfoque multifactorial y orden, empezando por los tiempos de empleados y empleadores, así que…

Vayamos a la flexibilidad del home office

Quiero pensar que veremos el teletrabajo en forma más organizada. Si se quiere impulsar esta propuesta, sincronizar horarios es imperante para favorecer la productividad y calidad de vida de los colaboradores. El primer reto es desincentivar la cultura presencialista (incluso virtual) que prevalece en muchas organizaciones.

Pongamos esto en cifras: en México, 58% de las organizaciones encuestadas por el IPADE Business School (bien por ellas) afirma que logró migrar exitosamente a la modalidad de trabajo desde casa, con una rápida adaptación. Este es el resultados de la encuesta de ‘Empresas mexicanas ante el COVID-19’, realizada a 1,700 egresados, entre ellos 600 directores generales, 500 accionistas y 350 directores.

El desafío está para el 15% de las empresas que después de meses de confinamiento solo ha logrado migrar algunas funciones al home office; mientras 6% aseguró requerir de esfuerzos adicionales para mantener este modelo, y 21% sigue transitando el proceso de incorporación.

¿Es demasiado soñar que, como sucede en otras economías a las que México quiere emular, habláramos de una iniciativa de reforma basada en sincronizar los horarios de empresas, empleados e instituciones? ¿O soñar que el concepto de productividad esté basado en hacer de manera eficiente una actividad y no en cumplir por cumplir un horario?

Dicho de otra manera, buscar que esta reforma también impulse una cultura distinta con lo que se refiere al tiempo. Somos una sociedad que tolera la impuntualidad en las agendas, en los tiempos propios y en los de otros (con la diferencia de que hoy no podemos poner de pretexto el tráfico). Es importante que esta iniciativa nos haga repensar — en lo que a flexibilidad se refiere — en procesos de trabajo, impulsar la capacitación de la gente e identificar (como lo hizo Michael Ende, en su obra Nomo) a los ladrones del tiempo, como las reuniones innecesarias y una mala comunicación interna.

¿Y la tecnología?

Es una iniciativa con muchos incisos e inquietudes por parte de los empleadores. Por ejemplo, algunos patrones se cuestionan si, al conservar gran parte de su plantilla en home office, deberá darse de alta en el registro de patrones el domicilio del colaborador. Platicaremos sobre ello en otra columna.

Por ahora, quiero concluir: así como hay una relación directa entre regular horarios y mayor bienestar y productividad, el teletrabajo está ligado a tecnología. Poco encuentro en la iniciativa presentada sobre ello.

Hay que recordar que al comienzo del confinamiento, el 52% de las empresas reconoció que la mayor tecnología que tenía para implementar home office era dar a sus empleados la opción de “acceder al email corporativo”. Perder el control sobre la información — el activo más importante en una empresa — es algo que alcanza a ver, si acaso, 40% de los directores en México.

En resumen, no veo cómo esta iniciativa estaría completa sin abordar, por parte del gobierno y los empleadores, los riesgos de no usar la tecnología adecuadamente y, por consiguiente, generar entre los empleados la conciencia y conocimiento sobre ello.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en Facebook , InstagramTwitter y LinkedIn

Consulta a más columnistas en nuestra sección de Opinión