Cristian Huertas

Cristian Huertas

Para mayo de 2020 el término nueva normalidad empezó a pulular las distintas publicaciones de negocios para describir el cómo sería la vida post pandemia. Con los avances en la vacunación en distintos países se está reactivando la economía y se está entendiendo mejor esta nueva normalidad.

Lo que está claro, es que la pandemia cambió de manera radical la vida de las personas y cómo ciertas industrias se van a desarrollar; entre esas se encuentra la industria financiera. Hoy me gustaría contarles, desde mi punto de vista, cuáles son las cosas que se vienen para una de las industrias más importantes a nivel global.

La pandemia no fue el acelerador de la transformación tecnológica de las instituciones financieras, fue el verdugo de las instituciones que no estaban listas. Además, la pandemia le quitó el miedo a muchas personas a la tecnología; esto evidenció cómo esta podría ayudar a tener una vida financiera más conveniente. Por otro lado, las personas que tenían el dinero debajo del colchón empezaron a experimentar con alternativas más «arriesgadas» para obtener algo de rentabilidad. Esos cambios en la manera de hacer compras y de invertir están creando dinámicas macroeconómicas interesantes; y se deberá seguir muy de cerca para tomar decisiones de crédito, ahorro e inversión.

Verdugo, no acelerador.

Se hizo viral en redes sociales el dicho de que —palabras más, palabras menos— la pandemia había logrado lo que no había podido el CTO o el CEO de las compañías: la transformación tecnológica.

Al menos en la industria financiera este no es el caso. Aquellas instituciones que no tenían una oferta digital potente están pagando muy cara su pereza tecnológica. Algunas de las consecuencias están siendo el deterioro de las carteras por altos niveles de impago; deserción en su base de clientes; incapacidad de colocar más crédito; menor captación a largo plazo que —debido a las bajas tasas (de los títulos de gobierno) que, supuestamente debieron verse reflejadas en mejores tasas para Pymes y personas— nunca llegaron a sus beneficiarios finales. Esto hizo que aquellos que tenían capital empezaron a buscar instrumentos con mayores rentabilidades.

Por el otro lado, las instituciones financieras con una fuerte oferta tecnológica, pudieron controlar mejor el deterioro de sus carteras, colocar créditos más rápido y más ágilmente, impulsar el uso de sus canales digitales —que es mucho más costo eficiente—, refinanciar carteras de competidores, etc.

Esta dinámica llevará a la consolidación del sistema financiero. Quienes tenían la solidez financiera y agilidad para sortear los retos de la pandemia podrán hacer ofertas agresivas y con descuentos importantes a competidores que no lograron adaptarse a las nuevas circunstancias.

Tecnología = Conveniencia

Muchas personas empezaron a pagar sus servicios públicos a través de las aplicaciones de sus bancos o fintech. Otras comenzaron a hacer las compras que normalmente hacían en centros comerciales a través de Amazon, Mercado Libre o los e-commerce de sus marcas preferidas. Incluso, otros consumidores hicieron el súper a través de plataformas como Jüsto, Merqueo o Cornershop. Al hacerlo le perdieron el miedo a pagar por internet; asimismo, vieron la conveniencia de tener una tarjeta para poder comprar en estos lugares y tener un mayor control de su dinero.

Excedentes de dinero invertidos en las empresas o temas que son tendencia.

Los afortunados de la pandemia, aquellos que mantuvieron su trabajo, gastaron menos, por básicamente estar guardados en sus casas, y sus cuentas de banco empezaron a crecer. Con estos excedentes empezaron a darse cuenta que lo que seguía era ver en dónde invertir ese dinero, y empezaron a buscar alternativas. Todas las compañías que tenían una oferta de inversión con un componente digital han visto una explosión importante en el número de usuarios. Desde invertir en Tesla hasta invertir en criptomonedas, todo aquello que se hacía tendencia empezó a generar interés de parte de las personas con excedentes de capital y plataformas como Bitso han visto un repunte importante en el número de usuarios.

¿Cómo será entonces la nueva normalidad financiera?

Llena de ofertas digitales para los usuarios, llena de pagos por e-commerce, con un acceso generalizado a inversión en aquellas compañías o activos que generan mayor interés (y que no necesariamente están en el mercado Mexicano).

La compañía financiera que no tenga una oferta digital robusta, ya está muerta o está en camino de hacerlo y todavía no se ha dado cuenta. Los consumidores financieros serán los ganadores, pero deberán ser más cuidadosos, porque la libertad de invertir en lo que sea que uno quiera, no significa que se va a invertir en algo que sea necesariamente bueno.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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