Grace Sandoval

Grace Sandoval

En la actualidad existe un boom en el emprendimiento, cada vez escuchamos de más personas dispuestas a iniciar un negocio, a mi parecer esto se debe a varias razones: 

  1. La apremiante incertidumbre que se vive en el país a nivel político y económico. 
  2. La pandemia vino a quebrar a miles de negocios y a otros los obligó a adaptarse de manera acelerada al mundo digital. 
  3. El cambio en la economía laboral, donde freelancers y trabajos temporales van al alza y cada vez hay menos trabajos fijos con prestaciones.
  4. Las nuevas generaciones piensan diferente, quieren sentir que viven por una razón y no quieren tener un trabajo para toda la vida, jubilarse “para por fin ser felices”.

En este contexto, muchas personas se están lanzando a la aventura sin tener clara la razón de hacerlo, ahí se empiezan a dividir los emprendedores exitosos de los que tienen resultados mediocres, ¿qué marca esta diferencia?

Motivo y motivación

Lo primero que debemos tener claro es la diferencia entre motivación y motivo que, si bien suenan iguales, su significado es brutalmente diferente.

Un motivo es una causa que determina la existencia de una cosa o la manera de actuar de una persona, mientras que una motivación es lo que la anima para actuar o realizar algo. Esa es toda la diferencia: el ánimo de hacer algo.

Yo puedo tener muchos motivos para emprender: haberme quedado sin empleo, necesidad de generar ingresos o más de los que recibo actualmente, me cae mal un jefe, quiero trabajar a mi propio ritmo, ganar más dinero, no darle razón a nadie de mis decisiones, tengo una súper idea de negocio, y miles de motivos más. 

Según Fernando Trías de Bes, autor del famoso “Libro negro del emprendedor”, son motivos lamentables para emprender, porque son razones colaterales que no vienen de una ilusión o verdadero deseo.

La motivación es ilusión verdadera, ánimo de transformar algo para el bien de otros, dedicarte a lo que te apasiona en la vida y la urgencia de trabajar en ello sin cesar. El punto no es que te vayas a hacer millonario, sino que tengas un interés real en aprender, ejecutar y sobre todo en ayudar.

¿Emprender por un motivo o por una motivación?

Ahora, no me mal entiendan, hay muchos emprendedores que se ven en la necesidad de emprender por un motivo y terminan haciendo compañías exitosas, ¿la razón? Encontraron su motivación en el camino.

Si estás emprendiendo por un motivo, discúlpame que te lo augure, pero tus probabilidades de fracaso son altísimas. Si tienes una motivación, tu emprendimiento tiene bases sólidas.

Repito: tanto motivos como motivaciones te pueden llevar a emprender. Sin embargo, es muy importante que tengas identificada claramente cuál es la razón, si un mero motivo o una motivación de vida. La diferencia es la misma que el éxito o el fracaso.

La base de un emprendimiento exitoso

Sé que puedes estar leyendo esto y decir: “Grace, no inventes, tengo que comer y una familia que mantener, no puedo darme el lujo de pensar en mi motivación”. Te voy a pedir que pares y me leas claramente: ¡No es un lujo! Es la base y la diferencia entre un proyecto exitoso y uno mediocre que fracase en menos de tres años. 

Hay una frase que repito continuamente a mis estudiantes: “Trabajar por necesidad en algo que no nos gusta es el infierno en la tierra”. Si te apasiona lo que haces tendrás mucho mayor probabilidad de éxito por la simple razón de que te vas a preparar muchísimo, porque te gusta. El conocimiento es poder y te posicionarás como experto en el tema, lo cual te hará sobresalir de la competencia de manera natural. 

Si estás buscando iniciar un emprendimiento, necesito que seas muy honesto contigo mismo y te respondas ¿tienes un motivo o una motivación para emprender? Piénsalo y nos leemos en la siguiente columna.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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