• Un equipo de ingenieros del MIT crea la batería de fibra flexible más larga del mundo, con capacidad de extenderse hasta un kilómetro.
  • La batería recargable se puede tejer y lavar, y podría proporcionar energía para sensores y dispositivos electrónicos basados en fibra.
  • También es resistente al fuego y tiene una capacidad de almacenamiento de 123 miliamperios por hora.

Las baterías del futuro requieren sortear cientos de obstáculos y batir récords impensables para alimentar desde dispositivos flexibles a vehículos eléctricos o dispositivos médicos.

Un nuevo avance gestado en los laboratorios del MIT llega para mejorar la tecnología de almacenamiento de energía, indispensable para la electrónica portátil.

Se trata de la batería flexible más larga del mundo, capaz de doblarse y estirarse y dotada de propiedades únicas. 

Esta es un dispositivo recargable de iones de litio con solo unos pocos cientos de micrones de grosor pero 140 metros de largo, pudiendo llegar a producirse en longitudes de un kilómetro. 

Tal y como detallan desde la web del MIT, la batería flexible podría tejerse y lavarse, integrándose en la ropa ordinaria como fuente de energía, sumándose a anteriores inventos como las camisetas que cargan aparatos aprovechando el sudor. 

Este diseño es innovador con respecto a sus predecesores porque los materiales clave como el litio están estructurados en el interior de la fibra, con una capa protectora situada en el exterior.

Al estar dentro, tienen un buen sellado. Los nuevos electrodos de gel y un electrolito de gel hacen que la batería sea resistente al fuego

Para generar las fibras, todos los componentes necesarios se colocan en un cilindro grande y se calientan justo por debajo del punto de fusión. A continuación, se empujan por una estrecha abertura que los comprime a una fracción de su diámetro original.

“Todos los materiales activos están muy bien integrados, por lo que no cambian de posición”, dice el autor del estudio, Tural Khudiyev.

Una batería de récord: flexible, delgada y larguísima

El prototipo desplegado mide 140 metros, lo que la convierte en la batería de fibra flexible más larga del mundo, ofreciendo una capacidad de almacenamiento de 123 miliamperios por hora, por lo que podría cargar relojes inteligentes o teléfonos.

Además de la más larga, también es el diseño más fino de batería con forma de fibra, gracias a su espesor de unos pocos cientos de micrones. 

«No hay un límite obvio para la longitud, sino que podríamos hacerla a escala de un kilómetro», explica su responsable. Puede lavarse a máquina y cuenta con la ventaja de extra de que se puede instalar con varios dispositivos a lo largo de su longitud. 

«La belleza de nuestro enfoque es que podemos integrar varios dispositivos en una fibra individual», dice otro de los autores, Jung Tae Lee. 

En los experimentos se demostró su capacidad con éxito. Por ejemplo, envolviendo la batería de fibra alrededor del cuerpo de un submarino de juguete para proporcionarle energía, y también usándola para alimentar un sistema Li-Fi, en el que se los datos se transmiten a través de pulsos de luz. 

El diseño permitirá que sigan experimentando. Desde el MIT ya han solicitado la patente y esperan que pueda llegar en pocos años al mercado comercial. Sus próximos pasos se encaminarán a mejorar su eficiencia y la capacidad energética de la batería. 

Sus aplicaciones son infinitas: comunicaciones, sensores y dispositivos computacionales autoamplificados, que podrían usarse como ropa ordinaria.

Además de las fibras unidimensionales individuales, que se pueden tejer para producir telas bidimensionales, el material también se puede utilizar en la impresión 3D o en sistemas de formas personalizadas para crear objetos sólidos.

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