• Si crees que tus hábitos de estudio no son suficientes puede que hayas optado por dedicarle aún más horas a tus libros.
  • Estos métodos te ayudarán a presentarte ante un examen de manera exitosa.
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De nada servirá pasarte horas y horas delante del temario si no sabes cómo afrontar el aprendizaje de forma que realmente sea efectiva, sin métodos para estudiar para tu examen.

Puede que incluso hayas comprobado que algo que pensabas que sabías realmente «voló» de tu mente antes de darte cuenta.

Y es que leer no es estudiar, aunque lo creas. Tampoco aprenderse las cosas como un loro. La clave está en que, para memorizar y dominar realmente un conocimiento, debes entenderlo.

Subrayar, hacer mapas mentales, y forjar un entorno que invite a la calma son algunas técnicas que te ayudarán a lograrlo. Pero la manera de aproximarse a la información también juega un papel fundamental.

Ello implica, entre otras cosas, hacer conexiones entre conceptos, formularse preguntas y evaluar tu ritmo de aprendizaje cada cierto tiempo. 

La base de toda buena estrategia para estudiar está en estos ocho métodos que sirven ante cualquier prueba o examen que tengas.

1. Método PLEMA

Es uno de los más usados y efectivos a la hora de facilitar el estudio, independientemente de la materia o la edad.

La metodología PLEMA se basa en cinco pasos, de los cuales toma cada una de sus letras (Prelectura, Lectura, Esquema, Memorización y Autoevaluación). 

Cada uno de estos términos sirven en su conjunto para memorizar y lograr un aprendizaje eficiente. 

Esto se logra al ayudar a relacionar cosas aprendidas con recuerdos anteriores, no memorizar nada que no se comprenda y acceder al cerebro por vía visual y motora a través de la repetición escrita de lo aprendido. 

  1. En la fase de prelectura se hará una aproximación al tema.
  2. El segundo paso conllevar una lectura activa buscando las ideas y términos principales. Todo debe quedar claro y comprensible, ya que entender es un paso fundamental para recordar cosas a largo plazo.
  3. En el esquema, el estudiante debe realizar resúmenes, mapas conceptuales, notas, tablas. En fin, cualquier herramienta que ayude a plasmar la información de forma concentrada y clara.
  4. En la fase de memorización se deberá comprobar que eres capaz de explicar de manera extendida todo lo sintetizado en el paso anterior.
  5. Para la autoevaluación se aconseja dar una explicación oral del temario para asegurarse de que se domina por completo.

2. Método Feyman 

Es es uno de los métodos para estudiar ante un examen que está pensado para aprender absolutamente cualquier cosa de forma efectiva y rápida.

Se inspira en la manera de acceder al conocimiento del físico Richard Feynman. El premio Nobel creyó que la verdad radica en la simplicidad y que las cosas se entienden cuando se conciben de forma simple. 

De ahí que los pasos de esta técnica se basen en explicar los conceptos que debas manejar como si se los mostraras a un niño.

Si no eres capaz de hacerlo, no lo entiendes y por tanto podrías fallar, quedarte atascado u olvidarlo, por ejemplo, en el examen.

  1. Comienza estudiando el temario o aquello que debas memorizar para tu prueba.
  2. Para saber si ya lo dominas, explica los conceptos con tus propias palabras como si trataras de enseñárselo a alguien que no esté familiarizado con el tema. 
  3. Si ves que te «atoras» en algún punto o no eres capaz de verbalizarlo de manera distinta a al manual, vuelve a ese punto y repasa de nuevo.
  4. Vuelve sobre los pasos dos y tres hasta que logres una explicación natural.

Solo cuando puedas exponer el tema en términos simples lo habrás entendido.

Esto significa que el conocimiento se quedará en ti y no volará fuera como suele pasar con lo memorizado.

3. Método Chunking

Esta técnica permite vencer las limitaciones de la memoria, consiguiendo almacenar más información. Resulta ideal para aprenderse listados o fechas.

Tanto números como letras se recuerdan más fácilmente si aparecen formando secuencias, como explican desde Cerem.

Esta metodología busca agrupar la información en fragmentos (chunks), lo que facilita su posterior recuerdo.

Además para agrupar la información, esta deberá ser clasificada y ordenada, lo que favorecerá que las ideas queden más claras en la mente.

Cómo se pone en práctica:

La presentación de la información debería dividirse de dos a cinco partes. Cada una de ellas, a su vez, podría fragmentarse en ese mismo número.

Es decir, la idea base es buscar un patrón común de la información para formar trozos, lo que ayude a recordar.

Por ejemplo, en Historia puede utilizarse el chunking para aprender fechas, listado de presidentes o dinastías. Por ejemplo, en este último caso se realizarían agrupaciones de tres personas, los dos progenitores y el sucesor al trono. 

Estudio de asignaturas científicas como Tecnología o Física resultaría útil aprenderse fórmulas relacionadas en grupos de tres a cinco, en lugar de intentar memorizar 20 o 30 sin orden lógico.

4. Sistema Leitner 

Este es de los métodos para estudiar que requiere aún más acción si quieres pasar ese examen: se basa en el uso de tarjetas didácticas.

Estas son herramientas de apoyo al estudio ya que favorecen la memorización de una información.

Se crean fácilmente. Un lado de la tarjeta tiene una pregunta y el otro lado la respuesta. La clave que sean lo más precisas posibles.

El sistema Leitner, creado por el periodista científico alemán Sebastian Leitner, marca cuándo necesita estudiarse cada tarjeta para asegurar su comprensión.

Para ello establece una serie de cajones o cajas en las que guardarlas en función de cómo se dominen.

Cada carta comienza en la Caja uno. Si aciertas una carta, la mueves a la siguiente caja. Cuando te equivoques retrocedes una.

Tomando estas reglas como referente la técnica establece el siguiente periodo de estudio:

  • Todos los días: Caja uno
  • A los dos días: Casilla dos
  • Cada cuatro días: Casilla tres
  • Al noveno día: Casilla cuatro
  • A los 14 días: Casilla cinco

5. Práctica espaciada

La práctica espaciada o distribuida conlleva estudiar durante un período de tiempo más largo del habitual. 

En lugar de tratar de meter todo el material en una o dos sesiones de estudio, (lo que hace que se almacene en tu memoria a corto plazo) reserva tiempo cada cierto tiempo para repasar.

Divide el material en temas y aborda cada uno en el transcurso de un par de semanas. 

Esto permite que la mente tenga tiempo para formar conexiones entre las ideas y los conceptos para que el conocimiento se pueda desarrollar y recordar fácilmente más adelante, aseguran desde Oxford Learning.

Es decir, cuando lo haces de manera más espaciada, el material se asimila en tu memoria a largo plazo.

Para probar esta técnica, marca el siguiente esquema temporal de estudio:

  • Día uno: sesión de estudio inicial
  • Al día siguiente vuelve a revisar
  • Después de tres días repasa de nuevo
  • Tras una semana haz otra revisión
  • Después de dos semanas: vuelve a estudiar

Eso sí, para poder poner en marcha esta técnica necesitas planificar con tiempo. Puede ser una buena idea de aplicar al inicio de un semestre o al empezar a abordar el temario de una oposición o examen.

6. Método SQ3R

El método SQ3R es una técnica de comprensión de lectura que ayuda a los estudiantes a identificar hechos importantes y retener información de forma más efectiva. 

Recomendada por la universidad de Salud de St. Agustine (Estados Unidos), el nombre SQ3R (o SQRRR) es un acrónimo que representa los cinco pasos del proceso de comprensión de lectura. 

  1. Encuesta: en lugar de leer todo el libro, comienza por hojear el primer capítulo y tomar notas sobre los encabezados, subtítulos, u otras características destacadas, como gráficos.
  2. Pregunta: hazte preguntas sobre el contenido del capítulo como: ¿De qué trata? ¿Qué sé ya sobre este tema? ¿Qué aspectos parecen más relevantes? Lo que promueve una lectura activa.
  3. Leer: ahora lee el capítulo por completo y busca las respuestas a las preguntas que formulaste.
  4. Recita: después de leer una sección, resume con tus propias palabras lo que has extraído de esa lectura. Trata aquí de recordar e identificar los puntos principales y responder cualquier pregunta del segundo paso.
  5. Revisión: una vez que hayas terminado el capítulo, es importante checar el material para comprenderlo completamente. Cuestiónate sobre las preguntas que te hiciste y vuelve a leer las partes que necesite.

Abordar cada capítulo del temario aplicando este esquema te facilitará una comprensión y memorización total y duradera de la información.

7. Método PQ4R

Similar al SQ3R, la metodología PQ4R es otro de los métodos sugeridos por la universidad para la mejora de la memorización y la comprensión de un tema al estudiar para un examen.

Nuevamente su nombre es un acrónimo que representa los seis pasos del proceso.

  • Vista previa: hojea el material con el objetivo de hacerte una primera idea del temario.
  • Pregunta: hazte preguntas relacionadas con el tema. ¿Qué aprenderás de este? ¿Qué sabes sobre este tema? ¿Cómo se relaciona con otros contenidos?
  • Lectura: lee la información de manera más detenida y trata de identificar las respuestas a las preguntas del paso anterior.
  • Reflexiona: explícate a ti mismo lo que has leído, intentando responder a las preguntas marcadas. Si no puedes hacerlo, vuelva atrás para identificar la información que te falta.
  • Explicación: con tus propias palabras, habla o escribe un resumen de la información que acabas de leer.
  • Revisión: revisa el material una vez más y responde cualquier pregunta que aún no haya sido respondida. Cada vez que encuentres dificultades para hacerlo regresa a esa información para entenderla

8. Truco de productividad que te puede servir para rendir al estudiar

«Hay que ser consciente de que el tiempo es muy valioso, y vale más estar sentado dos horas estudiando de forma real que estar cinco haciendo de todo menos estudiar», advertía previamente @opoprofe, con más de 70,000 seguidores de sus consejos y técnicas de estudio.

Es decir que si quieres rendir debes dejar de distraerte y procrastinar. Y para ello, existe una técnica realmente eficaz (más allá de apagar las alertas de tu teléfono celular mientras estás concentrado).

Conocida con el peculiar nombre de (10+2)*5, el truco de productividad cuyo objetivo consiste en acabar con todas las excusas posibles para que te pongas manos a la obra cuando antes.

Consiste en dividir cada hora productiva en cinco ciclos compuestos por 10 minutos de trabajo más dos minutos de descanso. 

Al saber que solo debes concentrarte durante breves periodos, es más fácil mantenerte centrado en la tarea.

El esquema por tanto queda así: 10 minutos de trabajo y otros dos de descanso son 12 minutos en total. Multiplica 12 por cinco y tienes 60 minutos, es decir, una hora.

Ahora pensarás que 10 minutos para estudiar para un examen pueden ser muy escasos y que es de los métodos que no sirven.

Pero puedes tomar esta técnica como base para marcar los ritmos que consideres que puedes soportar antes de «necesitar» detenerte.

Por ejemplo, puedes determinar ciclos de 30 minutos de estudio concienzudo y después un descanso de algo más, como 10 minutos, con los que aliviar la necesidad de desconectar.

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