- Codrea-Rado descubrió que su bandeja de entrada de correo electrónico era una mezcla estresante de su trabajo y su vida personal.
- Decidió experimentar respondiendo correos electrónicos del empleo con mensajes de voz en cada uno.
- Así consiguió un puesto laboral mejor pagado y planea presentar uno nuevo con esa técnica.
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Mi bandeja de entrada es mi mayor fuente de estrés en el trabajo y jamás imaginé que los mensajes de voz fueran mi solución.
Para empezar, el volumen de correos electrónicos es insostenible. Como soy una escritora independiente con una sola dirección de este tipo, mi bandeja de entrada es una mezcla de comunicados de prensa, comisiones e invitaciones de boda.
Pero con lo que más lucho es con la carga emocional que encuentro al enviar correos electrónicos. O pido dinero, me rechazan o espero comentarios sobre el trabajo. Es un campo minado de ansiedad.
Por otro lado, tienes la maravillosa invención de los mensajes de voz: toda la calidez e intimidad de hablar por teléfono sin la intrusión. Los mando con gozoso abandono.
Cuando un amigo que trabaja para una startup elogió recientemente las virtudes de enviar notas de este tipo en Slack, me pregunté si podría hacer lo mismo pero con el correo electrónico.
Experimentando con los mensajes de voz
Quería ver si enviando mensajes de voz podía mejorar mi relación con el correo electrónico. ¿Podría tomar el método de comunicación que amo y usarlo para dejar de odiar al otro?
Pasé dos semanas respondiendo de esa manera para averiguarlo.
Descubrí que la forma más fácil de enviarlos a través de Gmail era descargando Vocal, una extensión de Chrome que te permite grabar y adjuntar audio a los correos electrónicos.
Aparece un botón de micrófono en un borrador que le permite grabar. El archivo se adjunta a su correo electrónico y el destinatario puede escucharla en su navegador.
Si bien esto fue relativamente fácil de hacer, no fue tan sencillo como una nota de voz en WhatsApp. También puedes usar Vocal en tu teléfono, pero no envío correos electrónicos en el dispositivo, así que hablé torpemente en mi computadora portátil.
Mi principal preocupación era que a la gente que los recibía no les agradaran. Las notas de voz son polémicas incluso en WhatsApp y, aunque me encantan, las enviaba a una plataforma donde nadie las esperaba.
El primer par que envié fue a personas a las que les había enviado notas de voz en WhatsApp o con quienes tenía una relación profesional lo suficientemente sólida como para arriesgarme.
La primera nota de voz por correo electrónico fue para mi editor en Insider, presentando la idea para este mismo ensayo. Viendo que estás leyendo esto ahora, fue un buen primer intento.
Envalentonada por mi éxito inicial, decidí lanzar más trabajo de esta manera.
Justo antes de comenzar mi experimento, un nuevo cliente comercial se acercó a mí para hablarme de «escritura fantasma». Me pidieron una propuesta con ideas de contenido y cuántos días al mes podría trabajar en el proyecto. Lo envié en un correo electrónico.
Adjunté un mensaje de audio en el que les expuse mi pensamiento y agregué algunos términos técnicos para resaltar mi experiencia.
También les coticé una tarifa que era más alta de lo que normalmente pido, esperando obtener el rechazo que recibo cada vez que solicito dinero. Volví a grabar el mensaje un par de veces hasta que pensé que sonaba más confiada de lo que me sentía.
Antes de este experimento, normalmente negociaba mis honorarios por correo electrónico. Me digo a mí misma que es para el papeleo, pero en realidad es porque me siento tan incómoda haciéndolo por teléfono que me tropiezo con mis palabras.
Dar una tarifa por la nota de voz fue un término medio. Más importante aún, funcionó. El cliente no solo estuvo de acuerdo, sino que me dio más días de trabajo.
Otro cliente labora para una empresa remota, así que pensé que estarían abiertos a todas las formas de comunicación asíncrona.
Les estaba enviando un resumen de la mitad del proyecto y recibí algunos comentarios sobre cómo podríamos mejorar nuestro enfoque; temía que fácilmente pudiera ser malinterpretado sin el tono de mi voz. En lugar de pedirles que me llamaran para explicarme, una solicitud que siempre me pone tensa, envié una nota de voz.
Me respondieron por correo electrónico para decirme que les encantaba la nota y, lo que es más importante, que estaban de acuerdo con ellas. Me preguntaron si estaba disponible para trabajar con ellos.
De ahora en adelante, voy a enviar mensajes de voz cuando presente un nuevo trabajo.
La respuesta
Todas las personas a las que envié las notas respondieron que nunca antes habían recibido uno. Quizás la novedad es por qué funcionó tan bien como lo hizo. Conseguí un nuevo trabajo sin que los clientes objetaran mi tarifa.
Sin embargo, hacia el final del experimento, ese efecto de «juguete nuevo»comenzó a disminuir.
Esto podría tener que ver con el hecho de que nadie respondió con una nota de voz propia.
Recibí un par de llamadas en respuesta, tanto espontáneas como programadas. Pero nadie me envió una respuesta de audio por correo electrónico, y no es divertido enviar una nota de voz y recibir un mensaje de texto. Al menos mi editor de Insider se sintió mal después de leer un borrador de esto y me envió uno.
Al final de las dos semanas, había enviado seis notas de voz. Eso fue significativamente menos de lo que esperaba, considerando que mandaba al menos esa cantidad por WhatsApp antes de las 10:00 horas todos los días.
Pero no encontré que fuera tan natural para el correo electrónico. Tuve que enfrentar una verdad incómoda: los mensajes de voz nunca reemplazarán el correo electrónico, solo lo complementarán ocasionalmente.
Sin embargo, no los enviaba para reinventar mi día laboral, sino para disminuir la tensión que siento cuando abro mis correos electrónicos.
Agregar algo de audio hizo que mi bandeja de entrada, que de otro modo estaría «fría», se «descongelara» un poco.
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