En algunos edificios corporativos, subir escaleras es una metáfora de ascenso profesional. Cuanto más cerca del cielo esté tu oficina, mayor sueldo y personas a tu cargo. Pero la presión del cargo está relacionada con mayor estrés laboral.

De hecho, los jefes son más infelices que sus trabajadores. Es la conclusión del último estudio sobre estrés laboral y conciliación laboral de Deloitte a partir de 2,100 empleados y directivos de Reino Unido, Canadá, Australia y Estados Unidos.

40% de los jefes sufre un gran estrés laboral y se siente sobrepasado por el trabajo, frente a 35% en el caso de los empleados. Además, 30% se siente solo, respecto a 25% del resto de trabajadores; y 26% afirma que está deprimido, tres puntos porcentuales por encima del resto de la plantilla.

Pero al salir del trabajo, el estrés laboral persiste. Los jefes no son capaces de desconectarse en 73% de los casos. 63% de sus empleados, tampoco. 

¿Por qué los jefes sufren estrés laboral? 

Los indicadores que miden los síntomas de estrés laboral revelan que los directivos no duermen lo suficiente; tampoco tienen el tiempo necesario para la familia, los amigos o el gimnasio.

La falta de equilibrio entre el ámbito laboral y el familiar, una problemática común, causa un grave impacto entre los ejecutivos.

“Muchas veces accedemos o buscamos ascensos profesionales sin realmente preguntarnos si es el camino que queremos seguir”, afirma Patricia Naranjo, psicóloga y coach de talento con experiencia como senior talent advisor de Recursos Humanos en Oracle.

“Estas promociones pueden ser contraproducentes; por ejemplo, cuando los directivos no tienen las habilidades y competencias necesarias o cuando realmente no se está dispuesto a asumir una mayor responsabilidad”, afirma Naranjo.

Si estás a punto de ser ascendido, la psicóloga recomienda que te plantees preguntas como ¿me considero un líder? ¿Puedo adquirir las habilidades que requiere el puesto? ¿Para quién es este ascenso, para mí y mi familia o para el aplauso o el reconocimiento de otras personas?

En ocasiones, destaca Naranjo, los trabajadores buscan ese ascenso no solo para obtener más sueldo sino para recibir mayor reconocimiento social. 

“Parece que, si no escalas profesionalmente, entonces estás estancado o acomodado y muchas veces es mucho más inteligente no aceptar posiciones que no sabemos si vamos a poder sostener”, destaca la psicóloga.

Recientemente, 56% de los altos ejecutivos dimitió en Estados Unidos y 81% considera buscar otro empleo que le permita tener mayor equilibrio laboral con su vida personal, según el estudio de Deloitte.

Además, en el país se produce un fenómeno inédito conocido como la Gran Renuncia, que alcanza a todo tipo de perfiles y que se extiende por todo el mundo.

La rotación en las empresas es cada vez mayor y es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los empleadores al construir sus equipos.

¿Cómo afrontar mejor el estrés laboral de un ascenso?

“Tanto el estrés laboral como la frustración son problemas muy habituales tanto a nivel individual como a la hora de trabajar o gestionar equipos”, afirma Naranjo.

Pero la mejora salarial no es un motivo suficiente como para asumir un elevado nivel de estrés. Por ello, es importante reflexionar sobre si este cambio es deseado o no.

“Es una fase de aprendizaje. La frustración, igual que la tristeza, cumplen una función; si sabemos utilizarlas, nos dan información para que podamos aprender y replantearnos cosas para poder avanzar y seguir creciendo» asegura.

Entre los cambios que un nuevo jefe podría implementar para mejorar la gestión que conlleva su cargo, la psicóloga recomienda reducir al máximo las reuniones.

“El exceso de reuniones puede ser una fuente de estrés laboral y más si en ellas intervienen varias personas. Hacer presentaciones, tener interrupciones constantes o no hablar de las cosas que realmente son importantes pueden ser elementos que nos hagan saturarnos si se hacen en exceso”, afirma Naranjo.

Sin embargo, la realidad es que las reuniones no han hecho más que aumentar en los últimos años. Con la llegada de la pandemia, las organizaciones trataron de suplir el trabajo presencial con un aumento de las reuniones virtuales.

Una investigación reciente que realizó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y publicada en enero, concluyó que «la cantidad adecuada de días de reuniones laborales por semana no debería exceder los tres días” .

Siguiendo esa pauta, la productividad de los directivos aumentó 73% y también su nivel de satisfacción.

La pandemia disparó los niveles de estrés laboral de los directivos

A raíz de la pandemia, para muchas personas las prioridades cambiaron. “Pasar tiempo en familia, con los amigos, o tener hábitos saludables ha adquirido un mayor valor”, reconoce Naranjo.

Un nuevo contexto que ha provocado que pasar el día entero en la oficina ya no sea atractivo; aunque implique más sueldo. 

“Las empresas cada vez dedican más esfuerzo y recursos a captar talento y cada vez menos profesionales están dispuestos a aceptar cualquier condición. El empleado está en posición de exigir ciertas cosas; antes, quizás, era más complicado”, afirma Naranjo. 

Este cambio de paradigma presenta una oportunidad tanto para empleados como los directivos, ya que “nos ayuda a restablecer el rumbo y tener una mejor satisfacción laboral y, por lo tanto, personal. También es una señal de que los empleados están tomando una posición de liderazgo y ganando mayor poder de negociación”, según la psicóloga.

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