• Javier Larragoiti buscaba una sustituto de azúcar cuando diagnosticaron a su padre de diabetes.
  • Sin embargo, las opciones como la sucralosa o endulcolorantes simplemente orillaban a su padre a hacer trampa en la dieta.
  • Por lo que el ingeniero químico desarrolló y patentó el proceso de crear xilitol de una forma sustentable. Esta es su historia.
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Javier Larragoiti buscaba un sustituto de azúcar cuando diagnosticaron a su padre de diabetes, enfermedad que comprendió la tercera causa de muerte en 2021 en México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geogra´fía (Inegi).

Las opciones para sustituir el azúcar no satisfacían a su padre en cuestión de sabor; como consecuencia, la sucralosa o endulcolorantes simplemente lo orillaban a hacer trampa en la dieta y consumir nuevamente el azúcar común.

¿De dónde viene el xilitol, sustituto de azúcar?

Mientras esto pasaba, el ingeniero químico empezó con un proyecto para ayudar a su papá a dejar de consumir el azúcar. Con ello, supo que su hermana, que estudiaba odontología, utilizaba el xilitol con infantes para protegerlos contra las caries.

«Cuando mi hermana le daba a los niños fluor para protegerlos de las caries, lo odiaban, pero con el xilitol pedían más. Y al hacer más investigación supimos que efectivamente se podía usar como sustituto de azúcar», dijo.

El xilitol se extrae de la madera de abedul y es utilizado en chicles o como lo hacía su hermana, para proteger de caries. Su sabor es dulce como el azúcar, pero su producción es muy costosa, además de dañina para el ambiente por la deforestación.

«El proceso químico común del xilitol es caro porque viene de los árboles, que causa deforestación, y además se necesitan altas temperaturas para poder obtenerlo», explicó.

Un proceso sustentable para extraer el xilitol

Por esto Javier comenzó a idear un proceso sustentable junto a su maestra de la carrera. Descubrieron que podían obtener el xilitol de la fermentación del olote de maíz, mazorcas que anualmente se desechan y constituyen un desperdicio de 27.5 millones de toneladas.

«Nosotros usamos el elote que normalmente es desechado, hacemos la presión a temperatura ambiente y esto hace que los costos se reduzcan», dijo.

Javier patentó este proceso, que le tomó alrededor de dos años, y a su vez resolvió otro problema: el desecho de las mazorcas de maíz que los agricultores comúnmente queman.

Ahora 13 familias de campesinos venden el olote a Javier a un precio de 500 dólares por 7 toneladas que sirven para crear una de xilitol.

Anualmente el joven emprendedor compra 28 toneladas de maíz a las familias de San Bernandino Tlaxcalancingo, Puebla, y hasta ahora han producido cerca de 28 toneladas del producto.

«En general los clientes comentan que el sabor es lo rico de xilinat, además nos comentaban que en repostería es muy bueno porque puede esponjar como lo hace la azúcar y no cambias la receta porque es igual que el azúcar», dijo.

La empresa espera generar 13 toneladas de xilitol

Así, los consumidores de Xilinat no solo se quedaron para el usuario final, sino para restaurantes y reposteros que ahora representan el 50% de sus ventas. Sumado a las ventas que hacen por su canal en línea en plataformas.

La empresa también formó parte de la iniciativa Mexico Accelerator Programme de Ikea Social Entrepeneurship junto con otros 11 emprendimientos mexicanos.

Ahora la marca busca llegar a cadenas retail en este año, continuar con su crecimiento de 300% que obtuvieron en 2021 y generar 13 toneladas de xilitol.

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