• En los últimos dos años, los parámetros de los empleados de alto rendimiento han cambiado considerablemente.
  • Las investigaciones sugieren beneficios reales del lenguaje inapropiado, las pausas ocasionales y el vestir con comodidad.
  • Los expertos afirman que los directivos tienen la obligación de ofrecer flexibilidad mientras mantienen al personal responsabilizado.
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Solía creer que el trabajador más valioso era el que laboraba más horas, respondía obedientemente a las llamadas del jefe y se aferraba a una imagen rígida de profesional consumado. El perfil de los mejores empleados era férreo.

Muchas décadas y una pandemia después, las cosas son diferentes. ¿Pantalones deportivos? ¡Seguro! ¿Desconectarse periódicamente para descansar y recargarte? ¡Hazlo! ¿Lenguaje subido de tono? ¡Suelta esa bomba!

Podría ser lo mejor. Un gran número de evidencias muestran que los empleados que se sienten cómodos y psicológicamente seguros son miembros del equipo más comprometidos y creativos, es decir, los mejores.

Mientras tanto, la flexibilidad genera una mayor satisfacción en la vida laboral, algo que todos los directivos deberían tener en cuenta, ya que decenas de millones de trabajadores estadounidenses renuncian a sus empleos.

“Tener más libertad y autonomía casi siempre es algo bueno en términos de productividad de las personas, sin mencionar su salud y bienestar”, dijo Stew Friedman, profesor emérito de Wharton School.

«Cuando sientes que puedes ser tú mismo, tienes más enfoque y energía».

Una manera diferente de trabajar y crear mejores empleados

Solo pregúntale a Allie McClintock, una gerente de marketing de 26 años. En tiempos pasados, trabajaba en un aburrido horario de 9 a 6, comía tristemente sus almuerzos en el escritorio, usaba blusas almidonadas con botones y pantalones planchados. Reprimía, como ella dice, su forma de ser «franca y a menudo malhablada»

«Pasé mucho tiempo en el trabajo perfeccionando esta persona que no era yo», expuso. «Fue agotador».

En noviembre consiguió un nuevo trabajo, uno que es “remote-friendly” y un poco más relajado. Ella expuso que el cambio ha sido, nada menos, que revelador.

McClintock trabaja desde su casa en Rochester, Nueva York, a menudo en sudaderas o pijamas, con un horario flexible que deja mucho espacio para ir al supermercado y tomar siestas. Ella bromea con sus colegas y maldice para su deleite. Sus evaluaciones de rendimiento, aseguró, son estelares.

«Sigo trabajando duro», indicó. «Solo que más en mis propios términos».

En esta nueva era de trabajo «auténtico», los expertos en carreras profesionales dicen que tanto los empleados como los empleadores deberían aceptar los cambios que personas como McClintock están experimentando, sin importar cuán extraños se sientan y encontrar formas de ser parte de un futuro empoderado por la plantilla laboral.

Lo que se requiere para hacer tu trabajo lo mejor posible

En los últimos dos años, la reputación sofocante de las empresas estadounidenses se ha derrumbado bajo el peso de la pandemia. Lo que solía ser tabú, sensiblero o problemático se ha vuelto perfectamente normal, esperado e incluso aplaudido.

No es ningún secreto, por ejemplo, que los códigos de vestimenta corporativos se han vuelto más relajados.

Según una encuesta realizada en 2020 entre empleados estadounidenses que trabajan desde casa, la mayoría de los encuestados dijeron que usan pijamas o ropa deportiva durante la jornada laboral. Solo 6% de los encuestados expuso que la ropa de oficina era su elección.

Un nuevo estudio basado en una serie de experimentos de vestimenta con trabajadores a distancia descubrió que utilizar ese «atuendo para el hogar» parecía hacer que las personas se sintieran más como ellas mismas y también más comprometidas con sus trabajos.

«Los resultados sugieren que la elección de la ropa, incluso para los trabajadores a distancia, tiene un impacto psicológico y organizativo», concluyen los investigadores.

Un lenguaje más «picante»

El lenguaje subido de tono también va en aumento. Un nuevo estudio de la plataforma de investigación empresarial Sentieo, que analizó las transcripciones globales de reuniones de accionistas, conferencias de inversores y otras llamadas grupales, descubrió que el uso de palabras inapropiadas aumentó aproximadamente 60% a partir de 2020.

Las investigaciones han demostrado que emplearlas mejoran el rendimiento del equipo. Los miembros con alto rendimiento del grupo son más propensos a decir palabras altisonantes, bromear y discutir asuntos no laborales durante la jornada laboral.

En resumen, actúan más como amigos que como compañeros de trabajo.

Los expertos afirman que maldecir en el trabajo tiene menos que ver con la vulgaridad que con la familiaridad y la franqueza, lo que impulsa a tener mejores empleados.

Un lenguaje más suelto y relajado puede ayudar a crear una sensación de camaradería que equilibre la seriedad del trabajo, dice Keith Ferrazzi, autor de «Competing in the New World of Work».

«Cuando tienes un mayor grado de fortaleza e intimidad en las relaciones», destacó, «las personas están más dispuestas a correr riesgos y expresar lo que no saben».

Cómo los jefes pueden tomar el cambio

Sin duda, algunas organizaciones son (y quizá siempre sean) más formales. Muchos bufetes de abogados, bancos de inversión y agencias del gobierno, por ejemplo, requieren un cierto nivel de profesionalidad «abotonada». (Aunque, incluso en Wall Street, las mareas podrían estar cambiando).

«Algunos líderes han estado durante décadas programados para ser de una determinada manera», destacó Whitney Johnson, autora de «Smart Growth: How to Grow Your People to Grow Your Company», entre otros.

Para estos líderes, la idea de «aflojar» es una blasfemia. El trabajo es trabajo. Pero a menudo es aquí donde los directivos desempeñan un papel aún más crucial, explicó Naomi Rothman, profesora de Comportamiento organizacional en la Universidad de Lehigh. 

Ambivalencia emocional

La investigación de Rothman explora un fenómeno conocido como «ambivalencia emocional», es decir, la experiencia de sentirse desgarrado. Sus estudios han revelado que cuando los equipos se abren a sus sentimientos encontrados, tienden a ser más creativos y a rendir más.

Y eso es cierto independientemente de si el equipo trabaja dentro de una startup progresista o una corporación antigua, lo que sugiere que incluso en las organizaciones conservadoras, los gerentes deben dejar espacio para que los empleados se desahoguen, se relajen y se desconecten.

¿Cómo podrían hacer esto? Ferrazzi recomendó a los directivos que hicieran «chequeos energéticos» y periódicos con sus equipos. Cada dos semanas, precisó, los directivos deberían preguntar a su personal: ¿Qué aumenta tu energía? ¿Qué la disminuye? Las respuestas pueden ser personales o profesionales.

Sin embargo, los directivos no deberían permitir la libertad sin límites. «Deben responsabilizar a sus empleados, a la vez que les dan la oportunidad de improvisar dentro de estos parámetros», afirma Johnson, quien añade que modelar estos comportamientos es igual de importante. «Hay que ir al yoga de mediodía y también cumplir con el plazo de entrega».

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