• Los luchadores Galeno del Mal y el Hijo de Dr. Wagner muestran cómo es su vida durante la pandemia de coronavirus.
  • Con los gimnasios cerrados, los hermanos procuran visitar la arena familiar para mantenerse en forma; sin embargo, el encierro les está afectando emocional y económicamente.
  • Cuando se cerraron espacios públicos por la pandemia de coronavirus, el Consejo Mundial de Lucha Libre Mexicana (CMLL) decidió suspender todas sus funciones.
  • Uno de los principales recintos de la lucha libre, la Arena Adolfo López Mateos, tuvo que cancelar la celebración de su 53 aniversario debido a la crisis del coronavirus.  Este cierre podría dejar sin trabajo a por lo menos 50 luchadores después de la pandemia.

Mientras muchos extrañan los besos y abrazos que les robó la cuarentena provocada por el coronavirus, luchadores mexicanos como Galeno del Mal echa de menos dar y recibir golpes en el cuadrilátero.

«No saben cuánto extraño estar en un ring, estar con el público y ¡pum!, un trancazo a uno, un trancazo a otro», dice el joven de 18 años tras un breve entrenamiento con Hijo de Dr. Wagner, su hermano mayor.

Ambos practican en una arena de lucha libre propiedad de su familia en Nezahualcóyotl, Estado de México. 

Luchadores mexicanos coronavirus
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Cubierto por tejas de zinc, el lugar quedó vacío hace dos meses ante las medidas para contener la propagación del virus. Hasta el viernes, éste ha dejado en México 6,989 muertos y más de 62,527 contagiados. 

«Extraño pegarles a luchadores, que me peguen también, me gusta mucho que me peguen», añade Galeno del Mal con su máscara tricolor.

Pero la realidad es que la Arena Azteca Budokan, con capacidad para 300 espectadores, está vacía. Carteles de encuentros pasados y fotografías de prensa quedan como testigos del espectáculo antes de la pandemia.

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«Para mí es importante el público, escucharlos que me digan groserías o que me apoyen», afirma Galeno del Mal.

Él y su hermano son la tercera generación de una dinastía de luchadores que inició su abuelo, Alfonso ‘Acorazado’ Moreno, cuya foto en blanco y negro muestran orgullosos en un mural junto a las de varias luchadoras con atrevidos trajes.

Los luchadores mexicanos no solo pelean contra el coronavirus; también lo hacen contra la ansiedad

Acostumbrados a la rudeza, los corpulentos hermanos viven la cuarentena como leones enjaulados.

«El lunes me dio un tipo ataque de ansiedad en que le dije a mi madre: ‘¡ya no aguanto, ya no puedo!’ Me sentí aturdido, me sentía que no cabía en ninguna parte», confiesa Hijo de Dr. Wagner, de 28 años.

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«Al principio hacía de todo, pero llega el momento en que no tienes nada qué hacer», apunta su hermano enmascarado, molesto por tener que usar tapabocas. «Con la máscara uno se acostumbra (…), pero el cubrebocas lastima».

Con los gimnasios cerrados, procuran visitar la arena familiar para mantenerse en forma: un breve calentamiento, seguido de maromas, movimientos contra las cuerdas y llaves en el ring. 

«Tratamos de venir al cuadrilátero dos veces a la semana y perfeccionar movimientos hechos o aprender unos nuevos», señala Hijo de Dr. Wagner, quien hace poco más de un mes tuvo que actuar a puerta cerrada en una arena de Japón, debido a la epidemia.

La industria de la lucha libre mexicana también se ha llevado sus golpes

Uno de los principales recintos de la lucha libre, la Arena Adolfo López Mateos, tuvo que cancelar la celebración de su 53 aniversario debido a la crisis del coronavirus.  El cierre de este lugar podría dejar sin trabajo a por lo menos 50 luchadores después de la pandemia, de acuerdo con la agencia Efe.

Este recinto organiza funciones con un tope máximo 300,000 pesos de los que recupera sólo 60,000 pesos. Ante el cierre, Héctor Guzmán— hijo del fundador— inició una fondeadora por internet con una meta de 110,000 pesos, para conseguir el 50 o 60% de esta cantidad con la que podrían sobrevivir dos meses y reprogramar su aniversario.

La pandemia del coronavirus también frenó el aniversario de otro recinto legendario de la lucha libre: los 64 años de la Arena México.

Cuando se cerraron espacios públicos por la pandemia de coronavirus, el Consejo Mundial de Lucha Libre Mexicana (CMLL) decidió suspender todas sus funciones. Por su parte, la AAA mantiene un proyecto a puerta cerrada con una limitada cantidad de luchadores.

Los luchadores mexicanos también sueñan con una arena llena

Estos luchadores son hijos de Dr. Wagner Jr. y Rossy Moreno, dos célebres luchadores que a su vez son hijos de Dr. Wagner (abuelo) y de ‘Acorazado’ Moreno, respectivamente.

Son también sobrinos de Silver King, quien murió de un infarto fulminante en el cuadrilátero durante una exhibición en Londres en mayo de 2019, y de El Oriental, hermano de Rossy Moreno y de Esther, Alda y Cynthia, también reconocidas luchadoras. 

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La historia de todos ellos está en las decenas de fotografías que engalanan el escenario, en donde ya aparece una imagen de Hijo de Dr. Wagner el día de su debut. 

Sin fecha para reabrir, el mayor de los hermanos aprovecha para enseñarle al adolescente todo lo que aprendió de sus padres y tíos. 

«Él es muy joven, (hay que) guiarlo poco a poco. Es una edad en la que estamos formando un carácter, un temperamento, transmitírselo a él es un gran trabajo», dice Hijo de Dr. Wagner.

Su hermano se concentra también en entrenar y sueña con escuchar pronto los gritos del público: «La veo y digo, chale, me encantaría luchar este fin (de semana) que viene y que esté la arena llena».

Con información de AFP

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