• Es la décima ocasión que Banxico disminuye su tasa de interés y se ubica en su nivel más bajo desde 2016.
  • Esta reducción puede ayudar a la economía al reducir el costo del crédito, pero también conlleva el riesgo de que aumenten los precios o que inclusive salga más capital extranjero del país.
  • Existe ahora divergencia entre la Junta de Gobierno del Banxico lo que sugiere que se acaba el espacio para que continúen reduciendo su tasa de interés.

México enfrenta una crisis económica, y el Banco de México (Banxico) decidió disminuir su tasa objetivo. Este es su décimo recorte consecutivo desde agosto de 2019, al tiempo que la economía mexicana enfrenta una de las peores crisis en su historia.

El mandato constitucional del Banxico es preservar la estabilidad de los precios, es decir, controlar la inflación para proteger el poder adquisitivo del peso mexicano; sin embargo, esta disminución de tasas también puede impulsar a la economía reduciendo el costo del crédito y alentar la demanda de productos.

Aunque la inflación general anual aumentó de 3.3% a 3.6%, entre junio y julio de 2020, en medio de una pandemia que tumbó a la economía mexicana, Banxico de todos modos redujo su tasa 0.50 puntos porcentuales (o 50 puntos base) para ubicarse en 4.5%, su nivel más bajo desde junio de 2016

Por lo tanto, te presentamos lo bueno, lo malo y lo feo de esta reducción que juega un papel en la recuperación de la economía mexicana. 

Lo bueno: financiamiento más barato

El mandato de Banxico es mantener una estabilidad de los precios. Es decir, que la inflación se mantenga en 3% anual, y no suba, ni baje, 1 punto porcentual. Por lo tanto, Banxico puede modificar su tasa siempre y cuando cumpla con este objetivo. 

Pero en este momento de crisis, con la economía cayendo anualmente 18.9% en el segundo trimestre, e indicadores como inversión, consumo, empleo y comercio tocando niveles históricamente bajos, reducir el costo del financiamiento con una tasa más baja no es una mala idea, de acuerdo con Juan Antonio Mendoza, economista y analista financiero. 

“La forma en que esta disminución ayuda, es que los bancos puedan ofrecer créditos a tasas más bajas a micronegocios o microempresas y ahí es donde incide (la reducción de la tasa de Banxico)”, explicó en entrevista telefónica. 

“Ahorita la gente no tiene dinero y no es lo mismo endeudarse con una tasa de 10% que una tasa de 4.5%, y ahí es donde se empieza a estimular la demanda”. 

La disminución de la tasa también tiene un efecto positivo en la oferta, pero de manera indirecta, ya que una empresa puede sortear mejor esta crisis económica si tiene créditos a una tasa variable, y con una reducción en la tasa de interés, puede ser la diferencia de tener que despedir a personal o no, afirmó Mendoza. 

Lo malo: el aumento en la inflación

Lo malo de la reducción de tasas es que existen condiciones que están presionando los precios al alza, y eso puede ser un problema para Banxico, y los consumidores. 

Banxico informó que existe presión en el tipo de cambio, un dólar más caro; una mayor inflación subyacente (aquella de productos con precios que no son tan volátiles); y los problemas logísticos y de suministro de algunos bienes y servicios que incrementaron su costo con la pandemia, pueden ser factores que propicien que la inflación suba de rango. 

En un análisis más detallado de la base de datos de Inegi y de cómo se han comportado los precios de muchos productos durante la pandemia, el economista Juan Antonio Mendoza, detectó un comportamiento no esperado durante el paro de actividades que ocasionó la pandemia de Covid-19 en el país. 

Antes de la pandemia, el costo de los energéticos disminuyó la inflación subyacente, el componente que tiene más peso cuando el Inegi calcula la inflación general, y eso presionó este indicador hacia abajo. 

“Pero vino la pandemia y se pensó que al cerrar la economía, la gente consumiría menos, y al desincentivar este consumo, se disminuyen los precios (por una menor demanda)”, recordó el economista. 

Mendoza explicó que esto no ocurrió como lo explican los libros de texto, las economías han evolucionado y actualmente la demanda no se cancela de manera tan abrupta ya que tenemos aplicaciones como Rappi, Uber Eats, Amazon o Mercado Libre, que permiten el consumo en el confinamiento. 

Es decir, en una economía digitalizada existe otra dinámica de consumo, que no provocó una caída abrupta en los precios por falta de demanda entre la sociedad, señaló Mendoza. 

Por el contrario, la inflación anual de mercancías se ubicó en 5.2% en julio, y el análisis de Mendoza, muestra como se ha acelerado progresivamente a partir de febrero de 2020, acentuándose en los meses de confinamiento. 

Además, debe tomarse en cuenta que el encarecimiento del dólar aumenta el precio de los insumos de los productores, lo que también incrementa los precios, por lo que Banxico debe empezar a reducir más lentamente su tasa objetivo para no enfrentar un aumento cuando termine la parálisis en la economía.

Cuando se disipe la pandemia, volverá la demanda de los servicios que estuvieron parados durante el confinamiento. A diferencia de las mercancías, la inflación de servicios se mantuvo por debajo del promedio en 2.4% anual, y con la apertura comenzará a subir la inflación. 

Lo feo: salida de capitales

Otro riesgo a futuro que será uno de los principales retos para Banxico será si México experimenta una salida de capital extranjero por la disminución de su tasa. Así como una tasa más barata disminuye el costo del crédito, a su vez, disminuye el rendimiento que ofrece por el capital invertido en el sistema financiero mexicano. 

Mendoza coincidió en que existe un riesgo de que México entre en un “círculo vicioso” en caso de que se concrete este escenario por la reducción de tasas. Al salir el capital, existe menos demanda de pesos mexicanos y por lo tanto disminuyen su valor frente al dólar, encareciendo los productos importados, presionando aún más los precios al alza. 

Asimismo, el gobierno mexicano, al contar con menos capital extranjero en bonos que coloca para obtener financiamiento, puede aumentar el costo de su deuda al encarecerse el dólar, limitando su presupuesto. 

“Al bajar la tasa se incentiva una salida de capital extranjero, en el mercado accionario y en la renta fija que es el mercado de bonos (gubernamentales) y entonces eso se puede volver un círculo vicioso”, explicó Mendoza. 

El economista indicó que Banxico tendrá que enfrentar estos problemas con mucha cautela, para evitar caer en “estanflación”, donde un dólar caro, inhibe el crecimiento de las empresas, y a su vez existe una alta inflación que afecta a los consumidores. 

“Es probable que ya empiece a ver divergencias entre las posturas de cada miembro en la Junta de Banxico, de qué tan rápido se debe de bajar (la tasa)”, añadió.

En la Junta del Banco de México, uno de sus miembros votó por disminuir 0.25 puntos porcentuales, en lugar de 0.50. “Yo hubiera hecho lo mismo, para mandar un mensaje de que hay que ser cautelosos con el aumento en los precios.”

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