• Tras la pandemia, el estilo de liderazgo parece que dejó de ser más impersonal como lo era antes y ha dado paso a uno más emocional.
  • Las autoras, consultoras y expertas en liderazgo, Sunny Bonnell, Ashleigh Hansberger y Shadé Zahrai, exponen por qué esto es bueno.
  • Te mostramos las cualidades que prevalecerán durante la siguiente década.
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Durante la pandemia de Covid-19, muchos jefes se vieron sobrepasados sentimentalmente al hacer frente a situaciones que nunca antes se habían dado en el manejo y la gestión de una organización, lo que les impulsó a buscar el liderazgo emocional. 

Un estudio de Harvard Business Review demostró que las personas líderes que en ese momento habían compartido sus emociones, tanto negativas como positivas, salieron reforzadas. 

El manejo de la ansiedad o el estrés que produjo en algunas personas el hacer su labores desde casa de manera forzosa, hizo que algunas directivas se sintieran sobrepasadas. 

Dicho estudio reflejó que quienes decidieron compartir con su plantilla laboral cómo se sentían en ese momento, salieron mucho más reforzadas de la pandemia que aquellas que no lo hicieron.

Estas directivas, que demostraron un liderazgo emocional, fueron después mucho más efectivas a la hora de gestionar la cohesión de sus equipos.

Otra investigación, esta vez una encuesta realizada a más de 2,300 personas con altos puestos directivos, reflejó que, tras la pandemia, hace falta un nuevo estilo para encabezar empresas; debe estar basado en la comunicación y la sensibilidad emocional. 

La conclusión de dicha encuesta era que cuestiones cómo el empoderamiento de la plantilla laboral o la cercanía y la comprensión de sus necesidades particulares eran claves para saber gestionar equipos de manera remota o híbrida. 

Las consultoras, escritoras y expertas en liderazgo, Sunny Bonnell y Ashleigh Hansberger, llegaron a conclusiones similares.

En un artículo para Fast Company, Bonell y Hansberger detallaron siete motivos por los que ellas creen que el liderazgo emocional está destinado a triunfar en la próxima década.

1. Las personas trabajadoras han pasado por muchas cosas…

Las autoras de «Rare Breed: A guide to success for the defiant, dangerous, and different«(«La raza rara: una guía del éxito para rebeldes, peligrosos y diferentes», en español) aseguran que desde marzo de 2020 algunas personas trabajadoras han tenido que arreglárselas para laborar desde casa, «a veces en espacios minúsculos, con niños corriendo», entre otros factores.

Eso, sumado a que la mayoría no haya podido ver a sus seres queridos y atravesara procesos de temor causados por el virus, provocó una época «aterradora y estresante para millones de personas», según las autoras.

«Merecen líderes que entiendan y empaticen con lo que han sufrido. Si no los encuentran, aprovecharán para irse a otra parte».

2. … al igual que las personas consumidoras

La misma situación que han sufrido las personas trabajadoras la han soportado las consumidoras, que han esperado, según las autoras, que todo el mundo sea un poco más «paciente, indulgente y amable». 

Las expertas en liderazgo aseguran que las empresas que no respeten esta sensibilidad «perderán clientes y cuota de mercado», a diferencia de las que sí que lo hagan, que «ganarán niveles de lealtad sin precedentes».

3. Las reuniones por videoconferencia «demolieron» la fachada que era la cúpula directiva

Esta razón se basa en la sensación que tenían las personas trabajadoras antes de la pandemia de que CEO y gente en altos puestos directivos eran inamovibles; «generaban envidia, miedo y asombro» desde la distancia.

«A esas personas les resultaba fácil fingir que no tenían sentimientos«, señalan Bonell y Hansberger.

Sin embargo, esa careta se cayó en el momento en el que la plantilla laboral pudo ver su despacho o el dormitorio de su casa, observándoles desaliñados o incluso en shorts.

«Hemos oído a tu hijo adolescente insultar en Instagram y a tu gato ponerse delante de la pantalla. Ya no eres el Mago de Oz; ya no hay telón».

Esto, según las consultoras, permite que esa fachada se caiga y que la persona trabajadora empatice con quien le dirige, que se sienta cómoda al saber que es tan torpe o desorganizada como el resto de la plantilla.

4. El número de mujeres CEO está creciendo

Según la encuesta Women in business 2022, de la consultora Grant Thornton, «36% de la alta dirección de las empresas, al menos en España, está compuesto por mujeres». En México esa cifra es 35%; el país ocupa el séptimo lugar con más mujeres en alta dirección, de acuerdo con Grant Thornton.

Bonell y Hansberger aseguran que con esto no quieren decir que «las mujeres sean biológicamente más emocionales que los hombres», sino que tienden a mostrar más sus sentimientos en el lugar de trabajo.

«En las organizaciones dirigidas por mujeres, más empleados se sentirán seguros al expresar sus emociones».

5. El curso de la historia se decanta hacia la justicia

Las autoras argumentan que la creciente implicación política de la sociedad en cuestiones como el cambio climático, la pobreza infantil o la desigualdad de género o racial conlleva que las empresas se deban preocupar por lo mismo. 

Ese posicionamiento es difícil de conseguir, según las expertas en liderazgo, si la postura de la organización tiende a ser «el beneficio por encima de las personas». «

No se puede fingir el compromiso. Las personas consumidoras desprecian la hipocresía».

6. Tu exposición es mayor que nunca

Bonell y Hansberger indican que los tiempos han cambiado, ya que antes de las redes sociales, si alguien de la cúpula directiva decía o hacía algo «estúpido o sexista», la agencia de relaciones públicas de la organización podía darle la vuelta a la historia. 

En un mundo transparente, de noticias instantáneas y sin filtros, la única decisión inteligente para cualquier compañía es «ser de los buenos», han apuntado las autoras.

«Es mejor dejar de lado el estoicismo, ser honesto y hablar de lo que te motiva a ti y a tu equipo, encontrar la conexión humana con tu público potencial».

7. La retención de personal será clave en el resto de la década

Las autoras achacan el desencanto de los millennials y la generación Z a haber sufrido dos crisis económicas en apenas 12 años, lo que ha llevado a las personas trabajadoras de estas generaciones a confiar mucho menos en sus directivos.

En lugar de decantarse por un trabajo convencional, deciden emprender por su cuenta o apuestan por la economía colaborativa. 

Esto conlleva, según Bonell y Hansberger, que la retención de talento vaya a ser el gran reto de la próxima década. «La gente quiere y necesita sentir que la escuchas, que la entiendes y que la ves como parte de tu cultura». 

Además de las siete razones propuestas por Bonell y Hansberger en favor un liderazgo emocional, la CEO de la consultora Influenceo Global Inc. y experta en liderazgo corporativo, Shadé Zahrai, enumeró en Forbes otros 3 rasgos fundamentales para convertirse en un líder de este tipo y la razón por la que estos rasgos son imprescindibles.

8. Tener consciencia del impacto en los demás

Zahrai asegura que este tipo de liderazgo implica ser consciente de que el estado emocional influye en la toma de decisiones y el rendimiento del equipo.

Al conocer esto, un jefe puede utilizar su capacidad para generar emociones a su favor, de modo que puede «dar energía a su equipo o inspirar confianza«.

Estos líderes, según la directiva, se benefician de los efectos de lo que ella llama «contagio emocional», ya que pueden dirigir hábilmente el pulso emocional de sus equipos e impulsar resultados positivos.

9. Utilizar las emociones para alcanzar determinados resultados

Esta conciencia emocional se puede utilizar para escoger qué estrategias son las más adecuadas para gestionar el estado y las dinámicas de los equipos de trabajo que los líderes tengan en ese momento a su cargo. 

De ese modo, el liderazgo emocional permite entender qué sentimientos contienen información valiosa para utilizar esa información y facilitar la resolución de problemas en consecuencia, comenta Zahrai.

10. Darte cuenta de qué se ha dicho y qué no

El conocimiento emocional que detalla la consultora puede servir también para percibir los distintos matices que se dan en las reuniones de trabajo, como la comunicación no verbal: expresiones faciales, posturas o tonos de voz. 

«Tienen la capacidad de ‘leer entre líneas’ para sintetizar lo que saben sobre una situación o una persona», ejemplifica Zahrai.

Esto va a permitir al líder empresarial captar «irregularidades» o «sacar conclusiones precipitadas» en caso de que se produzcan discrepancias con sus empleados. 

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