Un líder siempre debe dar lo mejor de sí mismo para sacar lo mejor de los demás. Ese es el tipo de líder que buscan hoy las organizaciones y el que el mundo necesita.
Para ello es indispensable conectar con la gente, principalmente, con tus colaboradores, pero también con tus clientes y proveedores; con tus socios y accionistas, con todos.
Dice Kim Cameron que estás logrando un cambio en el mundo si tus acciones son capaces de influir positivamente en los demás.
Kim tiene más de cuatro décadas investigando sobre liderazgo positivo y ayudando a crear organizaciones positivas y es un orgullo que colabore en nuestra Maestría de Liderazgo Positivo, en el Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad.
Él promueve generar esos cambios a través de la energía relacional. Ese contacto cotidiano con esa gente positiva que nos llena de optimismo y alegría, que ayuda a que nuestro día sea mejor o, al menos, que un problema no se vuelva un desastre.
¿Cómo es el líder positivo?
Son líderes que no están a la cabeza de los organigramas de las empresas, sino horizontalmente, a todo lo ancho.
Son esas personas, esos compañeros, que están siempre listos para ayudar sin esperar nada a cambio. Brindan afecto, un consejo o incluso ponen manos a la obra a lado tuyo sin ningún otro interés que colaborar.
Todos conocemos a alguien así. Pueden estar en un puesto muy operativo sin personal a su cargo, como también pueden ser uno de los principales líderes de nuestro centro de trabajo. Se les puede encontrar en una sala de máquinas en el sótano más escondido, dando la cara a los clientes o planeando las estrategias.
Cameron ha demostrado que este tipo de personas generan una energía a su alrededor que no se agota, como sí pasa con la energía física o la mental; por el contrario, puede crecer si se logra establecer este tipo de relaciones en las organizaciones, pues generan un mejor ambiente de trabajo y crecimiento de la productividad.
¿En qué ayuda a una empresa tener un líder positivo?
A esos líderes estamos buscando. Entre más logremos captar y diseminar por nuestra organización, mejores resultados tendremos, especialmente si logramos transmitir un buen propósito, pues nadie va a trabajar con entusiasmo por algo que no es positivo para los demás.
Cuando una meta, cuando el propósito de la organización vale la pena para todos sus miembros y para el mundo, todo cambia y las voluntades se alinean.
Los líderes positivos saben identificar qué es lo importante para los demás y cómo quieren impactar en el mundo. No se trata de salarios, ni de posiciones en el organigrama, sino de lo que la gente quiere hacer en su día a día.
Si observamos, se eleva como a un nivel espiritual. Con qué nos conectamos y cómo nos podemos conectar. Un líder positivo no sólo sabe qué quiere la gente, sino que muchas veces le hace descubrir lo que más profundamente anhela y cómo desde la organización y de su posición puede contribuir a lograrlo.
Cuando un equipo identifica esos propósitos comunes, los resultados son espectaculares.
En los dos últimos años, en el Instituto hemos recibido la mayor cantidad de peticiones de ayuda, consultoría y entrenamiento derivado de los tiempos difíciles que vivimos.
Es en las adversidades cuando más se necesita a estos líderes positivos que impulsan a los demás. Tenemos varios ejemplos de éxito impulsados por nuestros alumnos.
Son logros que nos hacen muy felices porque al mismo tiempo que ayudamos a que los líderes den lo mejor de sí mismo para sacar lo mejor de los demás, estamos cambiando el mundo.
Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.