• En Bielorrusia se lleva a cabo la “Revolución de las pantuflas”, un movimiento que busca derrocar al presidente Alexander Lukashenko.
  • El mandatario es conocido como el “último dictador” de Europa, pues ha estado en el poder por 26 años.
  • Las protestas continúan hasta hoy, cuando se busca revertir las últimas elecciones en donde resultó ganador por sexta ocasión Lukashenko.

En Bierlorrusia, las protestan callejeras en contra del gobierno del presidente Alexander Lukashenko tomaron un tinte algo colorido. Desde aquella famosa fotografía de un hombre con una pantufla en mano, amenazando como si se tratara de la peor arma mortal jamás inventada, mientras se manifestaba en Minsk el 31 de mayo, se ha identificado al movimiento como “La Revolución de las pantuflas”.

Tras las protestas, la cadena británica Sky News internacionalizó el nombre luego de que cuestionara en un artículo si “¿Podrían las pantunflas derrocar a un presidente que ha estado en el poder durante 26 años?”.

De acuerdo con el movimiento , Lukashenko es una “cucaracha” y las pantunflas son un arma para aplastarla, señala el artículo. Pero, ¿cuándo y cómo inció el movimiento de la Revolución de las Pantuflas?

Revolución pantuflas
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El origen de la Revolución de las Pantuflas

Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia desde 1994 y candidato a la reelección, ha sido llamado el “último dictador” de Europa. Al comienzo de las protestas, llevaba en el poder 26 años, convirtiéndolo en el jefe de Estado con más tiempo en un país surgido de la Unión Soviética.

Pero al borde de su sexto mandato como líder, comenzó el verdadero peligro de enfrentar una elección verdadera, dijo The Guardian, en una nota sobre los eventos. Las campañas recogieron cientos de miles de firmas para intentar registrar a tres auténticos candidatos de la oposición.

Además, Lukashenko se ha enfrentado a una mayor oposición pública, luego de su manejo de la pandemia de coronavirus, que en un principio había negado que fuera una seria amenaza, incluso, invitó a sus gobernados a beber vodka para protegerse del Covid-19.

El país tiene actualmente 69,102 casos confirmados de Covid-19, significativamente más que los 53,000 en la vecina Polonia, que tiene cuatro veces su población.

De las cinco elecciones ganadas por Lukashenko, solo la primera fue considerada libre y justa por los observadores internacionales. Después de eso se la acusado de querer mantener el poder ilegalmente.

Además existen numerosos factores para el descontento: una economía tambaleante, la respuesta fallida al coronavirus, el creciente alcance de las críticas a través de las redes sociales, una sociedad civil cada vez más confiada y el agotamiento con un gobierno que parece haberse quedado sin ideas, informó The Guardian.

Revolución pantuflas
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Las protestas

Las manifestaciones, que forman parte del movimiento democrático bielorruso, se produjeron en el período previo y durante las elecciones presidenciales bielorrusas de 2020, en las que Lukashenko busca un sexto mandato en el cargo.

Uno de los eventos que marcó el inicio de las movilizaciones fue cuando el empresario y bloguero Siarhei Tsikhanouski, etiquetó a Lukashenko como “una cucaracha” como en el poema infantil “The Mighty Cockroach”. A partir de ahí y de la fotografía del hombre con la pantufla en la mano este calzado de volvió en un símbolo de la revolución.

Tsikhanouski fue detenido a finales de mayo de 2020 por las autoridades bielorrusas, que lo acusaron de ser un agente extranjero. Más tarde, en junio de 2020, comenzaron las protestas callejeras contra el presidente, lo que animó a varios candidatos de la oposición a registrarse para las elecciones que se celebrarían en agosto. Sin embargo, muchos fueron detenidos por las autoridades.

El 19 de junio, Lukashenko anunció que había “frustrado un intento de golpe de Estado”, lo que resultó en el arresto del principal rival de la oposición, Viktor Babaryka, un exbanquero franco, que desde entonces encarna el descontento. Tras su arresto, su esposa, Svetlana Tikhanovskaya, se registró como candidata a las elecciones presidenciales.

Además de Babaryka, se han detenido a activistas de la oposición, periodistas y blogueros como parte de la represión. En tanto, el presidente aseguraba que las protestas en su contra no eran más que parte de un complot extranjero para derrocarlo.

Desde principios de agosto, miles de bielorrusos se han manifestados en pueblos y ciudades de todo el país, exigiendo que se celebren elecciones libres y justas.

Las elecciones del 9 de agosto

Durante los comicios del 9 de agosto, medios locales e internacionales comenzaron a reportar una gran movilización de ciudadanos. Observadores independientes señalaron el exceso de personas en algunos colegios electorales, en tanto se fotografiaron largas filas durante horas antes del cierre de las votaciones.

El avance de las elecciones fue precedido de una noche de intensas protestas en Minsk y otras ciudades del país, informó El País. Los comicios fueron duramente reprimidos por las fuerzas de seguridad, de acuerdo con el medio; las autoridades informan de 3,000 detenidos únicamente el domingo.

Tras la jornada de votación, las primeras encuestas oficiales a pie de urna otorgaban, como las previas a la elección, la victoria a Lukashenko con un 79.7% de apoyo frente al 6.8% de Tikhanovskaya.

Por supuesto, la reacción interncionales era de esperarse. Este martes la Unión Europea denunció que la elección presidencial de Bielorrusia del domingo no fueron ni “libres ni justas”, y amenazó con imponer sanciones a los responsables de la violenta represión.

La declaración aprobada por los 27 estados miembros fue dada a conocer la victoria “plastante de Lukashenko.

«Violencia desproporcionada e inaceptable de las autoridades del Estado “dijeron en un comunicado, en donde además exigieron el fin de la represión y la «liberación inmediata y sin condiciones de todas las personas detenidas”.

Revolución pantuflas
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La Revolución de las Pantuflas continúa

Este miércoles, Reuters informó que manifestantes continúan haciendo cadenas humanas y marchas por las calles de Bielorrusia, llevando flores, pero visiblemente enojados por la represión del presidente Alexander Lukashenko.

Las fuerzas de seguridad se han enfrentado a los manifestantes durante tres noches consecutivas después de que Lukashenko se proclamó vencedor por una aplastante mayoría para su reelección, en unos comicios que, según sus oponentes, estuvieron amañados. La policía ha detenido hasta el momento unas 6,000 personas.

Lukashenko ha buscado mejores relaciones con Occidente en medio de las tensas relaciones con su aliado tradicional, Rusia. Bruselas levantó sanciones, impuestas por el historial de derechos humanos de Lukashenko, en 2016; considerará nuevas medidas esta semana.

Lituania, Polonia y Letonia se ofrecieron conjuntamente a mediar entre Lukashenko y los manifestantes, y amenazaron con sanciones a escala europea o nacional si la oferta era rechazada.

Por su parte, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, condenó la detención de 6,000 personas, «incluyendo a transeúntes y menores, lo que sugiere una tendencia a las detenciones masivas en clara violación de las normas internacionales de derechos humanos».

Con información de Sky News, The Guardian, The Washington Post, El País y Reuters.

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