Roberto Báez

Roberto Báez

Juego de Percepciones

Hace poco terminé de ver en Netflix la serie Inventing Anna, basada en la historia real de Anna Sorokin, una mujer que construyó todo un personaje de una rica heredera de una gran fortuna, que le permitió estafar a varias personas y empresas en Nueva York. 

El hilo conductor de la serie es una reportera que va juntando las piezas del rompecabezas para tratar de entender quién es Anna y los factores que la llevaron a convertirse en una presunta criminal. 

¿Por qué la historia de una estafadora nos atrae? Desde que un artículo en la revista New York sacó a la luz los detalles del paso de la verdadera Anna por los círculos más exclusivos de la Gran Manzana, el público se vio envuelto por esta historia y quiso conocer más, ahora la serie revivió el interés por la famosa socialité. 

Tres lecciones que podemos aprender de Inventing Anna

Aprovechando el boom de esta serie, analicemos tres lecciones que podemos aprender en temas de comunicación y marca personal.

1. Percepción es realidad

El hecho de que esta columna se llame “Juego de percepciones” y que hable de estrategias de comunicación y relaciones públicas no es por azar. Lo que la gente percibe es lo que al final será su realidad, por eso la manera de comunicar y las impresiones cuentan mucho.

Cada capítulo de la serie narra la historia de Anna desde la óptica de diferentes personajes con los que se cruzó en el camino, ofreciendo al espectador diferentes percepciones que permiten ir creando una opinión sobre ella y el caso jurídico que se va desarrollando durante la trama.

Conforme se nos va compartiendo la información nuestro criterio va cambiando, en ocasiones admiramos a Anna, en otras repudiamos sus acciones, a veces llega a enternecernos o simplemente creemos que sus acciones son inexplicables. 

La narrativa cuenta mucho, depende de cómo nos cuenten la historia. Esto por ejemplo es muy evidente con los abogados en los juicios orales, como los que aparecen en la serie. Las palabras, el lenguaje corporal, las acciones y el manejo de las emociones van formando las percepciones de la gente, pero ojo aquí, que hay una muy delgada línea entre formar y manipular. 

2. La creación de la marca personal

La serie se llama justamente “Inventando a Anna” porque su protagonista va poco a poco construyendo a esa persona que será capaz de llevarla a donde quiere llegar.

Los vestidos de marca, las fiestas de lujo y la actitud de caprichosa heredera multimillonaria fueron piezas clave en la construcción de Anna Delvey. La sociedad neoyorquina necesitaba percibirla como una “mujer de mundo con mucho dinero”, para poder moverse entre las personas que la ayudarían a alcanzar sus objetivos. 

Llevado al campo de las marcas personales, recordemos que estas no solo aplican para las personas que quieren ser famosas en redes. Aunque no tengas un producto o servicio que lleve tu nombre, tú mismo eres siempre una marca personal, tu nombre ya tiene un valor en las percepciones de la gente que te conoce, por eso es necesario ser consciente de cómo nos estamos comunicando.

Al final, ¿se trata de ser auténticos o de construir un personaje? Muchas veces hemos escuchado que tener una personalidad auténtica es la mejor estrategia de manejo personal en la vida, por otro lado, casos como el de Anna te invitan a pensar si creando un personaje te facilitaría alcanzar tus metas. 

La respuesta no es tan drástica, ya que se puede construir un personaje que sea fiel a los valores y formas de pensar de la persona, que use de manera consciente las herramientas y los canales necesarios para comunicarse como lo necesite. 

3. El poder del networking

Algo que me dejó muy claro la serie es que el networking es indispensable para alcanzar tus objetivos. Vivimos en una sociedad y sabemos que necesitamos de los demás.

Hay un capítulo en particular en la serie en el que Anna entiende que para poder hacer su exclusivo club, es necesario conocer a las personas adecuadas. Así empieza a extender su red de contactos, ubica a los actores clave de las industrias en las que quiere incursionar y se va hasta los tops de la lista. 

Es innegable que el encanto de Anna juega un papel fundamental en el desarrollo de su networking, su personalidad y la forma en la que se maneja hacen que las personas quieran estar con ella, ser parte de su círculo. Pero no lo es todo, conocer a las personas con quienes te quieres relacionar es vital para poder acercarte.

La pregunta es: ¿Estamos cerca de la gente correcta para alcanzar nuestros objetivos?

Lo fascinante de la historia de Anna y de otras que hemos visto basadas en hechos reales o de ficción (El estafador de Tinder o la saga de La gran estafa) es cómo los personajes planean todo para lograr sus objetivos, construyen a sus personajes y se vuelven unos másters de las percepciones. 

De ninguna manera los invito a que se conviertan en estafadores profesionales, pero sí a que tomen las lecciones positivas de marca personal, manejo de percepciones y networking para alcanzar sus objetivos tanto personales como profesionales. 

Tal vez algún día Netflix u otra plataforma de streaming cuente su historia.

Inventing Anna Netflix

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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