• Los lobos suelen vivir en manadas, pero algunas veces uno de ellos se separa y según un estudio esto podría ser debido al parásito Toxoplasma Gondii.
  • Científicos creen que podría haber una correlación entre el espíritu empresarial y dicho parásito pues se ha ligado a comportamientos arriesgados. 
  • Aunque no existe una relación directa sí se encontró que tal vez su capacidad para asumir riesgos sea la causa, no el efecto.
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En el Parque Nacional de Yellowstone, un lobo solitario suele acabar muerto. Los lobos grises viven y cazan en manadas, pero a veces un miembro de ella abandona su grupo familiar, víctima de la toxoplasmosis.

Otros lobos, que protegen el territorio de su propia manada, matan al solitario. Una patada de un alce o un bisonte puede ser mortal. Y luego hay amenazas más prosaicas, como ser atropellado por un coche. Entonces, ¿por qué un lobo se arriesgaría a ir por su cuenta?

La respuesta tradicional: ambición. «No muchos lobos sobreviven al proceso», dice Kira Cassidy, bióloga de campo del Proyecto Lobo de Yellowstone, que reintrodujo esta especie al parque en 1995.

«Pero si sobreviven, las posibilidades de iniciar su propia manada son altas». Según la teoría, éstos son los mejores lobos, los que se libran de las restricciones de la «sociedad burguesa» del lobo para «hacerse un nombre».

Pero, ¿qué inspira a un lobo en particular a levantarse y dejar atrás su manada? ¿Qué les motiva? Cassidy y sus colegas tenían una hipótesis: Tal vez una infección parasitaria les incitaba. En concreto, un microorganismo llamado Toxoplasma gondii.

Toxo, como se le conoce coloquialmente, tiene un ciclo vital complejo. Se reproduce en especies felinas (como los pumas de Yellowstone), pero luego salta a otros huéspedes, desde ratas y hienas hasta personas y lobos. Una vez que se instala en un nuevo animal, la toxoplasmosis se asocia a todo tipo de comportamientos extraños, la mayoría estimulados por las ganas de correr riesgos.

El equipo de Cassidy analizó muestras de sangre tomadas a 229 lobos grises capturados y las comparó con su comportamiento en libertad. Los resultados, publicados el mes pasado en la revista Communications Biology, fueron sorprendentes.

Los lobos que abandonaban sus manadas tenían el doble de probabilidades de dar positivo en toxoplasma. Y los que dieron positivo tenían 46 veces más probabilidades que los no infectados de convertirse en líderes de manada.

«Cuando los observamos, vemos diferencias en lo que parece ser su personalidad: lo tímidos que son, lo audaces que son, lo dispuestos que están a cruzar una carretera», dice Cassidy. «Cosas que antes atribuía a la personalidad, ahora tengo que replanteármelas. Pienso que quizá parte de ello se deba a la toxoplasmosis».

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Cuando los lobos del Parque Nacional de Yellowstone se infectan con un parásito felino llamado Toxoplasma gondii, es más probable que abandonen sus manadas y formen otras nuevas. Jim Peaco/Servicio de Parques Nacionales

Si la toxoplasmosis hace que los lobos sean más arriesgados, ¿podría tener el mismo efecto en nosotros?

Se contrae principalmente al entrar en contacto con heces de gato, agua contaminada o carne poco hecha, y hasta 80% de los humanos pueden ser ceropositivos a la toxoplasmosis, la mayoría sin saberlo siquiera. Además, existen indicios vagos pero tentadores de que toxoplasma también altera nuestro comportamiento, sobre todo el empresarial.

Es decir, varios miembros de nuestra especie que muestran tendencias de «perro alfa» en el ámbito empresarial pueden ser positivos a toxoplasmosis. ¿Quieres crear tu propia empresa? Los datos del lobo de Yellowstone apuntan a que es solo el efecto secundario de un parásito que habita en nuestro cerebro en un intento fallido de fabricar más protozoarios.

Quizá ese negocio que admiras no fue fundado por el Gran y Poderoso Oz, un líder heroico de proporciones épicas, sino por el parásito que hay detrás de la cortina.

El vínculo toxoplasmosis-empresario

Antes de que los aspirantes a Elon Musks de Silicon Valley empiecen a organizar fiestas de toxoplasmosis, permítanme decirles: No lo hagan.

No solo es casi seguro que no funcione, sino que podría ponerte muy enfermo. «En el mundo académico, si perseguimos cuestiones interesantes como ésta, quizá seamos un poco diferentes, con ‘los tornillos un poco más flojos'», dice Dan Lerner, profesor de negocios de la IE University en España que estudia el vínculo de toxoplasmosis con el espíritu empresarial. «Pero leer los artículos y pensar: ‘Oh, sí, déjame ir a comer excremento de gato’ sería una idea realmente de mierda. Y no.. no es un juego de palabras».

El toxoplasma se reproduce infectando a los gatos, introduciéndose en su tracto gastrointestinal y luego en su excremento. Allí adopta otra forma que puede infectar prácticamente a cualquier animal de sangre caliente que entre en contacto con él.

Es entonces cuando las cosas se ponen feas. En seres vivos que no son gatos, la toxoplasmosis se instala en los ojos y el cerebro. Parece hacer que las ratas infectadas sean más propensas a aventurarse en lugares desconocidos y teman menos el olor a orina de gato: una «atracción fatal», como la llamó el estudio clásico del fenómeno que convertiría a las ratas infectadas en presas más fáciles.

Cuando un gato se come al roedor infectado, los trozos de toxoplasmosis saltan a su nuevo huésped como barcos que huyen de una rata que se hunde, y el ciclo vuelve a empezar.

Entonces, ¿por qué todo esto haría que un lobo infectado quisiera formar su propia manada? Nadie está realmente seguro del mecanismo por el que la toxo afecta al comportamiento. Tal vez aumenta la producción de testosterona. Tal vez los quistes cerebrales que causa en el huésped interfieren con neurotransmisores como la dopamina, alterando el sistema de recompensa del cerebro.

O tal vez se trate simplemente de una respuesta inflamatoria generalizada a la infección. Pero cualquiera que sea el mecanismo, no pienses en ello como una zombificación de parásitos alienígenas. Los microbios no «quieren» nada. Solo se reproducen. Si crean algún tipo de empuje en un huésped, es el más leve, así como la suave reorientación de una madre que guía a un niño pequeño para que no se golpee contra la pata de una mesa.

Sin embargo, en este caso, podría guiarles hacia una ronda de Serie A. Lerner y sus colegas descubrieron que los estudiantes que dan positivo en toxoplasmosis tienen más probabilidades de especializarse en negocios, con especial interés en el espíritu emprendedor.

Tomando muestras de la saliva de los asistentes a eventos empresariales, descubrieron que las personas positivas a este parásito tenían más probabilidades de haber creado su propia empresa. Y si se observan los datos nacionales sobre iniciativa empresarial, los países con más actividad de este tipo también tienen niveles más altos de toxoplasma en general.

«Nunca van a decir: ‘Oh, esta persona tiene toxoplasma y por tanto va a ser emprendedora'», afirma Stefanie Johnson, directora del Instituto Doerr para Nuevos Líderes de la Universidad Rice y colaboradora habitual de Lerner. «Está dentro de las poblaciones. Nuestros datos eran muestras enormes». Los efectos no eran tan pronunciados como con los líderes lobo. Pero estaban ahí.

Podría ser tentador pensar que esto es algo inherentemente masculino, que el impulso de desempeñar un papel dominante en el mundo es el resultado de una infección. Quizá la masculinidad tóxica sea literalmente tóxica. Pero resulta que los biólogos de lobos llevan décadas intentando que la gente deje de usar la expresión «macho alfa». Las manadas de lobos suelen estar lideradas por un macho y una hembra, y los líderes de manada no actúan en absoluto como Harvey Weinstein. Quieren liderar, pero no son imbéciles.

De hecho, el toxoplasma también afecta a las hembras. Una buena base de datos para la infección humana por este parásito son las mujeres embarazadas: se les hacen pruebas para detectarlo, porque puede infectar al feto y causar daños graves.

Por ello, en un artículo publicado el año pasado, el equipo de Lerner y Johnson emparejó datos sobre todas las nuevas empresas creadas por mujeres en Dinamarca entre 2005 y 2014 con datos sobre el estado de toxoplasma de las mujeres danesas.

Descubrieron que quienes daban positivo tenían casi 30% más de probabilidades de crear una empresa.

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Cuando las personas se infectan con T. gondii, miles de parásitos protozoarios se agrupan en quistes en el cerebro. Jitender Dubey/Servicio de Investigación Agrícola de Estados Unidos

No nos arriesguemos demasiado. Aparte de crear una empresa, la toxoplasmosis en humanos solo se ha correlacionado con algunos comportamientos: tasas elevadas de esquizofrenia y suicidio, sobre todo, y un aumento de la probabilidad de tener un accidente de coche.

No he podido encontrar estudios que lo relacionen con otros comportamientos alfa, como el liderazgo político, el servicio militar, el paracaidismo o abofetear a Chris Rock. Todos estos estudios humanos muestran correlación, no causalidad.

Sin un mecanismo claro, sin saber cómo la toxoplasmosis puede alterar nuestro comportamiento, lo más que se puede decir es que vale la pena seguir estudiando todo esto. Los humanos somos, ya se sabe, complicados.

«Por la manera en que está construida nuestra mente, su alcance es como el de los animales, pero ese alcance se sale de lo normal», dice Ajai Vyas, neurobiólogo de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, que estudia las interacciones conductuales entre toxoplasma y el huésped. «Personalmente tiendo a ser no determinista».

Es decir, que otros factores podrían explicar todos esos empresarios infectados por toxo. Quizá los empresarios infectados ya eran temerarios. De hecho, podría ser así como se infectaron en primer lugar, si eran más propensos a viajar por el mundo y exponerse al agua contaminada, o a lamer el t de un gato. Tal vez su capacidad para asumir riesgos sea la causa, no el efecto.

Sea como sea que funcione el toxoplasma, no puede hacer que alguien haga algo para lo que no tenía capacidad. Es posible que la toxoplasmosis sólo intensifique el apetito básico de riesgo de una persona, algo así como subir el volumen de una canción que ya está sonando. Así es como Ajai Vyas ve los estudios realizados en animales. «Probablemente hay un continuo del comportamiento», dice, «y el parásito lo desplaza hacia la impulsividad y la asunción de riesgos».

Johnson y Lerner no discrepan. En los sujetos que estudiaron, dice Lerner, el parásito parecía «reducir el miedo al fracaso».

«Normalmente», continúa, «la gente va a pensar en los riesgos, y aquí —no voy a decir que les empuja a hacerlo— pero les impide pensar en ello.»

De altos niveles de testosterona y su relación con la toxoplsmosis

Es habitual que los gérmenes afecten al comportamiento. Hay un hongo que hace que las hormigas suban a un punto elevado y luego saltan de él, para propagarse más ampliamente. Una especie de gusano hace que los saltamontes se lancen a las piscinas en busca de agua. Al parecer, los microbios del intestino humano pueden afectar a nuestro estado de ánimo. Y si la toxoplasmosis altera el comportamiento humano, quizá estemos llenos de otros microorganismos que hacen lo mismo.

Suma todos esos efectos y muy pronto empiezas a preguntarte: ¿Cuánto de lo que haces eres tú y cuánto de lo que haces son ellos? Si comportamientos tan complejos como el espíritu empresarial pueden ser estimulados por un diminuto parásito que no tiene ningún interés en la población neonatal, quizá todo tipo de actividades humanas sean en realidad accidentales o incidentales a las mareas reproductivas microbianas. Así lo sugería un artículo de 2006 titulado «¿Puede el parásito común del cerebro, toxoplasma gondii, influir en la cultura humana?».

La magnitud del efecto de toxo en los lobos de Yellowstone sorprendió incluso al autor de ese artículo, un ecólogo parasitólogo del Servicio Geológico de Estados Unidos llamado Kevin Lafferty. «Me fascina la idea de que este parásito, sin ningún beneficio para sí mismo, pueda determinar los resultados de las interacciones sociales», me dice Lafferty. «No se trata solo de que la toxoplasmosis determine quién es el macho alfa».

Desde 2006, Lafferty se ha interesado cada vez más por la manera en que la toxoplasmosis podría afectar a las personas a través de los niveles de testosterona. Esta idea no sorprenderá a los hombres con un alto nivel de esta hormona que la consideran algo masculinizante, como el fantasma de sus máquinas de alto rendimiento. Pero Lafferty cree que es más complicado que eso. Los niveles altos de testosterona, después de todo, no proporcionan una ventaja incontrovertible. Los niveles altos de T te hacen hacer cosas tontas y morir antes.

«Ser un macho alfa en una manada o en cualquier sistema social probablemente requiere tener la testosterona muy por encima de lo óptimo», dice Lafferty. «De hecho, se podría predecir que los hombres podrían tener menos probabilidades de tener éxito en esos campos, si el aumento de testosterona les está empujando más allá del pico de rendimiento para esos rasgos». Que la toxoplasmosis impulse a un macho alfa a crear una empresa no significa que vaya a tener éxito.

Así que sí, puede que lanzar una startup sea «sinónimo esencialmente de liderar la manada», como dice Lerner. Pero incluso él se pregunta si ese mismo rasgo puede hacer que las empresas tengan más probabilidades de fracasar. «En términos de éxito empresarial, la capacidad de llevarse bien con los demás suele ser algo bueno y típicamente necesario», señala. Su colaborador, Johnson, está ansioso por comparar la tasa de fracaso de las empresas creadas por personas toxo-positivas frente a las toxo-negativas. «No creo que hayamos sido capaces de captarlo», afirma.

Cassidy, la bióloga de Yellowstone, espera preguntar lo mismo sobre sus lobos. Su equipo se fijó en si eran líderes, pero no en si eran buenos líderes. ¿Cuánto duran en el cargo? ¿Cuál es la tasa de supervivencia de la manada cuando están al mando? «Ése será uno de los próximos pasos de este estudio», afirma Cassidy. «Mi inclinación ahora mismo es que podrían tener duraciones más cortas».

Puede que este extraño microorganismo afecte de algún modo a la «alfaidad» de Silicon Valley. Pero si lo que se quiere es una empresa sostenible y de alta calidad que genere valor y cambie el mundo… Bueno, digamos que ni los líderes alfa ni las empresas que crean deberían ser parasitarias, por dentro o por fuera.

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